Dolor, lesión, lágrimas y otro abandono de la castigada Paula Badosa
La española, que la semana pasada reapareció después de tres meses de baja, sufre un contratiempo físico cuando tan solo había disputado seis juegos ante Muchova
En ocasiones, el infortunio engancha, muerde y no suelta. Bien lo sabe Paula Badosa, una tenista que ayer y hoy sufre. Quiere, lo intenta, lo persigue. Se rebela ella. Pero no hay manera. Llega otro abandono originado por el dolor y la catalana, a la que instantes antes se le escapaba el llanto en pleno partido, más que harta ya del castigo, abandona la pista de Pekín envuelta en la toalla y maldiciendo por dentro, abatida y resignada porque la sombra de las lesiones le atrapó y no la libera. Reaparecía la semana pasada, después de otros tres meses en la reserva, pero la alegría le ha durado apenas diez días. Al sexto juego frente a la checa Karolina Muchova, frena y opta por marcharse.
Antes ha sido atendida de la zona interior del muslo, de la inserción entre la ingle y la cadera. E imposible seguir. De nada sirve la asistencia ni el vendaje en el muslo, obligada otra vez a retirarse pese al empeño y todos los esfuerzos, el deseo de remontar el vuelo a toda costa: “El tenis es mi vida”. Es el lamento de una deportista que tanto lo quiere y tanto lo ama, que en ocasiones se precipitó por el exceso de ganas y que ahora, imponiéndose uno o dos puntos más de calma, tampoco logra salir del agujero. Cada vez que enseña la cabeza, bastonazo al canto. Empezó este 2025 de campanillas, pero todo volvió a torcerse rápido y el otoño vuelve a sacudirla.
A la espera de noticas médicas y de lo que puedan aguardar estos dos meses restantes de curso, la reaparición de hace poco más de una semana en el contexto colectivo de la Billie Jean King Cup queda reducida a una ilusión. Felicidad absoluta, a la par que momentánea. “Estoy muy orgullosa”, expresaba en Shenzen, donde a pesar de la prolongada inactividad, de haber ido desde la primavera al trantrán, consiguió tutear a una competidora de pedigrí. Cedió en tres sets ante Elina Svitolina, pero en términos estrictamente individuales, cerró la cita con una sonrisa de oreja a oreja porque no competía desde Wimbledon y además de no haber sentido molestias, comprobó que su tenis sigue ahí.
Hasta ahí, buenas vibraciones que se corroboraron en el estreno pequinés, el viernes contra la croata Antonia Ruzic, la 80ª del mundo; triunfo en dos sets, exactamente 100 días después de que hubiera firmado su última victoria, frente a Emma Navarro en Berlín. Sin embargo, de inmediato llega otro frenazo forzado y más y más incógnitas, a la espera de saber si podrá continuar la gira asiática o bien tendrá que parar, si no dar por zanjada una temporada que, como la mitad de la anterior, ha terminado traduciéndose en demasiados sinsabores. Tras haber alcanzado las semifinales en Australia, desprendiendo allí destellos muy esperanzadores, su chasis sigue fallándole.
Tras el energizante paso por Melbourne, su trazado registra el abandono en Mérida (México); la renuncia a su querido Indian Wells, torneo que conquistó en 2021; otro adiós precipitado (por la lesión crónica que arrastra en la espalda) en Miami; los descartes de Charleston, Stuttgart, Madrid y Roma; problemas con la cadera en Berlín, el adiós posterior a Bad Homburg y luego a la gira veraniega en Estados Unidos, incluido el US Open; y volvió recientemente en Shenzhen, pero la fortuna continúa siéndole esquiva y tras este último episodio, se desconoce si podrá jugar más adelante en Wuhan o Nigbo. Lamenta y llora Badosa, agarrada a su máxima: “Rendirse nunca es una opción”.
ROMA 2023, EL INICIO DEL CALVARIO
El 12 de mayo de 2023, la tenista de Begur sufrió una “fractura por estrés” de la vértebra L4. La dolencia hizo que tuviera que recurrir a los pinchazos de corticoides para seguir compitiendo.
En agosto da por zanjada la temporada. Tras no poder jugar en Roland Garros y forzar en Wimbledon, decide parar hasta el siguiente curso tras el abandono en el WTA 1000 de Montreal.
Amaga con reaparecer en la Billie Jean King Cup de Sevilla, a mediados de noviembre, pero a última hora se resiente de la dolencia en la zona lumbar y se cae de la convocatoria.
La lesión le desplaza del ‘top-100’ (llega a ser la 141ª) y tras medio año de altibajos, tratamientos y descartes, retoma el impulso a partir del verano de 2014, en Washington.
Las semifinales de Australia le devuelven el vuelo en enero de 2025, encaramándose al décimo puesto, pero la espalda vuelve a comprometerle durante la gira norteamericana de marzo.
Hoy, Badosa es la 18ª del mundo, aunque la próxima semana caerá del ‘top-20’. Este año ha disputado 31 partidos, distribuidos en 14 torneos. Su balance es de 18 victorias y 13 derrotas.