España devuelve el tortazo a Chequia
Los de Ferrer allanan el camino hacia las Finales al resolver la apertura con los triunfos de Bautista, Alcaraz y el dobles, rubricado por el murciano y Granollers
Admite Carlos Alcaraz a pie de pista, ciertamente aliviado, nada más sellar el cruce con Tomas Machac: “Lo necesitaba. Después de los últimos partidos, las sensaciones no eran positivas y la Copa Davis siempre es especial, así que siempre sientes ese extra de presión”. Y sonríe contento el murciano, habiéndose quitado un peso de encima porque en ese instante ya se ha cerrado el cruce de apertura con la República Checa, merced a su triunfo (6-7(3), 6-1 y abandono del rival por problemas físicos, tras 1h 38m) y al firmado previamente por Roberto Bautista contra Jiri Lehecka (7-6(1) y 6-4, en 1h 48m). Ya de noche, él y Marcel Granollers sacan brillo al casillero con una remontada en el dobles (6-7(2), 6-3 y 7-6(2) a Adam Pavlasek y Jakub Mensik). De este modo, el equipo español inicia con magnífico pie la andadura en esta fase de grupos que el año pasado comenzó de forma radicalmente distinta, en falso, recibiendo precisamente un soberano manotazo en el rostro de los checos. Esta vez, el escenario de entrada se invierte (del 0-3 al 3-0) y lo venidero pinta mejor. Nada corriente a favor —como primero de grupo— y adquiere buen rumbo de cara a lograr la deseada clasificación para las Finales de noviembre (del 19 al 24) en el Martín Carpena de Málaga. Deberá confirmarlo entre el viernes y el domingo, contra Francia (16.00) y Australia (14.00).
Volvía Alcaraz a la pista después del derrapaje en Nueva York, donde cedió en la segunda ronda, con ganas de quitarse ese regusto amargo. Y en realidad, la historia se quedó a medias en el terreno individual: acompañó el marcador, pero el juego volvió a ser deficiente durante el primer parcial. Enredados él y el también joven Machac (23 años y 35º del mundo), esa manga se dirimió entre imprecisiones de uno y otro, pero a continuación, el murciano se levantó gracias a un arrebato providencial. Con 2-1 a su favor, un chispazo revitalizó su tenis y la reacción furibunda consumió al contrario, que se acalambró y terminó entregándose porque apenas podía servir ni desplazarse. El punto de giro se produjo con un par de carreras de las suyas, deslizándose como si estuviera sobre arena —impresionante lo de ese físico, lo de esas piernas y esos tobillos de goma— y matando la pelota en una volea de manual, tal que si fuera un portero en la estirada.
“No me he sentido del todo positivo y cómodo en el primer set, pero luego he estado fuerte mentalmente y el habérselo puesto duro en el segundo quizá haya podido generarle esos problemas físicos. Estoy muy contento de no haberme venido abajo en ningún momento”, indicó el de El Palmar, quien posteriormente volvió a saltar a la pista para abordar el dobles junto con el especialista Marcel Granollers. De la mano del timonel catalán, su juego y sus sensaciones se incrementaron. “Sin haber jugado antes han dado un nivel altísimo. Quería que jugara Carlos, porque todos los puntos cuentan y el 3-0 era importante”, razonó el seleccionador. Funcionó el dúo, novedoso, y La Fonteta festejó un pleno de mérito que encarriló a primera hora de la tarde un miembro de la vieja guardia. “La clave es que los jugadores han creído en ellos mismos”, prolongó Ferrer.
Para abrir boca, Bautista ejerció de Bautista; esto es, un tenista sumamente fiable y consistente que después de un año complicado —fractura de peroné de por medio, montando a caballo— ha empezado a reencontrarse consigo mismo. Puro hormigón. Y no era fácil, ni mucho menos. Siempre están ahí, alrededor del jugador, los nervios traicioneros y la responsabilidad inherentes a la apertura de toda serie; enfrente, además, Lehecka y su pegada: cabeza fría, brazo ardiente. Cierto es que el checo (37º del mundo) viene también de un periodo difícil, dado que en mayo sufrió una fractura vertebral por estrés —la misma lesión que le diagnosticaron a Paula Badosa— y que, en consecuencia, apenas ha podido competir últimamente; en concreto, solo ha podido jugar siete partidos desde entonces. En cualquier caso, su electricidad y golpes desbordantes siempre intimidan y el castellonense supo desarticularlos con oficio.
No comenzó bien el duelo para él, pero se repuso rápido y una vez por encima —del 0-2 inicial al 3-2 arriba, adjudicándose 12 de los 13 puntos dirimidos en ese intervalo— lo pilotó con sangre fría. Y al fin y al cabo, de esto va la vieja Copa Davis, sea cual sea el formato: de saber disparar el nivel en los instantes delicados, cuando la situación aprieta. Ante todo, mucha determinación. Morder en la devolución, en este caso. “He ido a por ello, tenía que ser agresivo y, sobre todo, intuir sus segundos saques y atacarle por ahí. Sabía que iba a ser fundamental restar bien y lo he preparado durante estos días”, explicó el español, una roca sobre la línea y dañino desde ambos perfiles, abriendo la pista y destemplando poco a poco a su rival, diluido por los errores (27 frente a 10). Le avalaban los precedentes, el 2-0 a su favor, sobre todo el disputado el curso pasado en París-Bercy bajo el mismo contexto técnico (dura y a cubierto).
Incontestable en el desempate de la primera manga, dio un acelerón en la segunda y decantó el pulso con tres breaks, merced al control; se quedó en siete golpes ganadores (por los 19 de su adversario), pero dilató los peloteos con inteligencia hasta que fueron cayendo hacia su lado. Lehecka, fatigado de tanto intentar abrir el boquete, terminó chocando con el muro. La paciencia se impuso al tiro. “No es fácil abrir, los nervios están ahí, pero estoy contento porque me ha salido el plan. Soy un jugador con experiencia. He hecho un partido serio”, calificó el de Castellón, hoy día el 62º del ranking —llegó a salir del top-100— y que se ha adjudicado ocho de sus últimos nueve encuentros en la Copa Davis. Profesional modélico, extremadamente disciplinado, el veterano Bautista respondió con garantías y marcó el camino de la serie.
“Vive como un monje, por y para el tenis; en eso es un ejemplo”, describía su preparador, Guillermo García-López, en palabras recogidas por Movistar+. Y ahí sigue el tibetano, devolviendo más y más bolas, e iluminando el trazado hacia Málaga.
LA CAMPEONA ITALIA SUFRE, PERO VENCE
Italia, defensora del título obtenido hace un año, logró imponerse a Brasil, pero no sin sufrimiento (2-1). Lo hizo ya de noche en Bolonia, pese a ceder en el dobles, gracias al triunfo de Matteo Arnaldi ante Thiago Monteiro; un ajustado 7-5, 6-7(4) y 7-6(5) que se certificó después de más de tres horas y media. Antes, Matteo Berretini había rendido a João Fonseca por 6-1 y 7-6(5) en la serie correspondiente al Grupo A.
En el C, Estados Unidos consiguió un pleno ante Chile, derrotada por 3-0 en la sede de Zhuhai. El equipo norteamericano fue superior tanto en los compromisos individuales —Reilly Opelka y Brandon Nakashima, sobre Cristian Garin y Alejandro Tabilo, respectivamente— como en el dobles. Y en el D, Gran Bretaña se apropió en Mánchester de la eliminatoria contra Finlandia (2-1) gracias a las victorias de Daniel Evans y Billy Harris frente a Eero Vasa y Otto Virtanen.
Este jueves, el programa de la competición ofrece los siguientes encuentros: Alemania-Chile (disputado de madrugada), Canadá-Finlandia (14.00), Países Bajos-Brasil (15.00) y Australia-República Checa (16.00). Entretanto, España dipondrá de una jornada de rodaje para preparar el siguiente compromiso.