La escabechina olímpica también se cobra al “peor” Djokovic, eliminado del US Open
Popyrin apea al defensor del título, consumido por el desgaste en los Juegos y en blanco este año en los grandes. Desde 2002, él, Nadal y Federer alzaban alguno
El diagnóstico, tan crudo como directo, lo hace el propio damnificado. Se expresa Novak Djokovic ya con los dos pies fuera de este US Open que se abre más y más. Lo hace sin tapujos, yendo al grano, autocrítico, habiendo sido antes desbordado en la pista por al australiano Alexei Popyrin: 6-4, 6-4, 2-6 y 6-4, en 3h 19m. “Honestamente, por cómo he jugado y por cómo me he sentido, haber alcanzado la tercera ronda es un éxito. He jugado mi peor tenis, nunca había sacado tan mal, y si juegas en una superficie tan rápida como esta sin saque, sin ganar puntos gratis y con un porcentaje de primeros así de bajo [58%] y con tantos errores [49 no forzados], cometiendo tantas dobles faltas [14, récord negativo en su carrera], entonces no puedes ganar. Sí, ha sido un partido horrible”, admite el de Belgrado, también consumido. A tenor de los hechos, este torneo comenzó a jugarse en paralelo al de los Juegos de París.
Si la medianoche anterior era Carlos Alcaraz el que reconocía sentirse fundido y vacío, ahora es Djokovic, defensor del título, el que capitula y transmite una sensación similar. En su caso, la erosión física es superior, dada la edad (37) y las circunstancias, de modo que tampoco logra escapar a la escabechina olímpica. Cedió el murciano (plata), cayó Lorenzo Musetti (bronce), a la primera se despidió Felix Auger-Aliassime (cuarto) y en última instancia dice adiós el balcánico, que aterrizó en Nueva York con jet-lag, agotado, con molestias estomacales y las reservas bajo mínimos. Es la crónica de una eliminación anunciada, por más que siempre pueda esperarse la enésima resurrección del chacal o que siempre le quede una última bala en la recámara. En esta ocasión, no encontró la escapatoria.
“Gasté mucha energía para ganar el oro, así que llegué aquí sin sentirme fresco física ni mentalmente. Pero al ser el US Open lo intenté. No he tenido ningún problema físico”, matiza. “Pero me faltaba gasolina, se ha podido comprobar por cómo he jugado… Lo he intentado, pero si pierdes los cimientos, el movimiento, el tempo, el ritmo, todo… No eres capaz de encontrar tu juego, eso es todo. Se cae a pedazos”, argumenta tras la caída ante el espigado Popyrin, de 25 años y 28º del mundo, un adversario que ya le había inquietado esta temporada en el Open de Australia y en Wimbledon, y que a principios de agosto se proclamó campeón del Masters 1.000 de Canadá. Firma ahora la victoria de su vida y confirma el atasco del serbio, que cerrará el ejercicio sin ganar ningún gran torneo.
No se daba esta circunstancia desde 2017 y desde que festejase su primera gran conquista (Australia 2008) solo se había producido en 2009 y 2010. Nunca ha terminado de estar Djokovic en el presente torneo, o al menos no su esencia. Aunque sacó adelante los duelos frente a Radu Albot y su compatriota Laslo Djere, ya renqueó en ambas citas con el servicio e iba poniéndose vendas en la dialéctica. En la tercera escala, no supera la criba y sobre el asfalto de Nueva York se despliega ahora un atractivo ramillete de incógnitas, en tanto que han sido apeados los dos jugadores más fuertes y queda por ver cómo reaccionará el número uno, Jannik Sinner, o qué respuesta ofrecen las alternativas aparentemente más sólidas como las de Daniil Medvedev o Alexander Zverev, por ejemplo; en segunda línea se postulan los Rublev o Ruud, y por detrás de ellos asoman candidaturas remotas como las de Dimitrov, Tiafoe o Tommy Paul.
Muy interesante, en cualquier caso, este insospechado paisaje que a su vez subraya lo que venía contándose. Por primera vez en 22 años, desde 2002, ni Djokovic, ni Rafael Nadal ni Roger Federer, ya retirado, se hacen con al menos uno de los cuatro grandes. Definitivamente, todo ha cambiado y los gigantes van perdiendo su espacio. Nole, sin embargo, engarzó el título que más ansiaba en París y el sobreesfuerzo efectuado le ha borrado de un plumazo del mapa neoyorquino. No podrá, por tanto, lograr su 25º major y desmarcarse de la australiana Margaret Court, así como tampoco igualar los cinco cetros conseguidos por el caballero de Basilea en Flushing Meadows. Recibe, además, un fuerte golpe en términos clasificatorios; la derrota le cuesta la friolera de 1.900 puntos en el ranking y cae a la cuarta plaza, pudiendo descender otro peldaño más.
“Alcaraz está fuera y yo estoy fuera. Sinner es el principal favorito, pero están ahí Tiafoe, Fritz, Zverev, Rublev o Dimitrov. Cualquier puede llevárselo”, apunta antes de regresar a Europa, deseoso de tomarse unos días libres para oxigenar la mente. Se despide Nole de Nueva York, de sacudida en sacudida el torneo: “Obviamente, ahora estoy enfadado y molesto, sobre todo por cómo he jugado, pero mañana será un nuevo día y pensaré en que voy a hacer a continuación”.
LAS HUELLAS DE LOS GIGANTES
2002: (-)
2003: Federer (1 grande).
2004: Federer (3).
2005: Federer (2) y Nadal (1).
2006: Federer (3) y Nadal (1).
2007: Federer (3) y Nadal (1).
2008: Nadal (2), Federer (1) y Djokovic (1).
2009: Federer (2) y Nadal (1).
2010: Nadal (3) y Federer (1).
2011: Djokovic (3) y Nadal (1).
2012: Federer (1), Nadal (1) y Djokovic (1).
2013: Nadal (2) y Djokovic (1).
2014: Nadal (1) y Djokovic (1).
2015: Djokovic (3).
2016: Djokovic (2).
2017: Federer (2) y Nadal (2).
2018: Djokovic (2), Federer (1) y Nadal (1).
2019: Nadal (2) y Djokovic (2).
2020: Nadal (1) y Djokovic (1).
2021: Djokovic (3).
2022: Nadal (2) y Djokovic (1).
2023: Djokovic (3).
2024: (-)
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