Inglaterra-Irán, el partido de todas las causas justas
Harry Kane, el capitán de los ingleses, que sopesan arrodillarse contra el racismo, llevará un brazalete contra la homofobia, y los iraniés estudian no cantar el himno en protesta por la represión
Inglaterra e Irán preparan su estreno del lunes en el Mundial (14.00, Movistar) y, por momentos, más que dos equipos de fútbol parecen las dos últimas escisiones de un partido político discutiendo gestos públicos. Los ingleses se encuentran inmersos en un debate interno sobre si arrodillarse contra el racismo antes de sus encuentros. Los iraníes discuten si abstenerse de cantar el himno como rechazo a la represión del régimen de las protestas que comenzaron con la muerte de Mahsa Amnini, a la que la policía moral había detenido por llevar mal puesto el hiyab. Y mientras, su capitán, Alireza Ja...
Inglaterra e Irán preparan su estreno del lunes en el Mundial (14.00, Movistar) y, por momentos, más que dos equipos de fútbol parecen las dos últimas escisiones de un partido político discutiendo gestos públicos. Los ingleses se encuentran inmersos en un debate interno sobre si arrodillarse contra el racismo antes de sus encuentros. Los iraníes discuten si abstenerse de cantar el himno como rechazo a la represión del régimen de las protestas que comenzaron con la muerte de Mahsa Amnini, a la que la policía moral había detenido por llevar mal puesto el hiyab. Y mientras, su capitán, Alireza Jahanbakhsh, acusó el jueves a los medios ingleses de actuar como agentes del caos enviados por la federación inglesa por preguntar por las revueltas.
Van a jugar un partido de fútbol, sí, pero también preparan sus representaciones para un escenario político de primer orden. Las advertencias del presidente de la FIFA, Gianni Infantino, no les han inquietado.
Inglaterra aterrizó el martes en Doha en un Airbus A350 llamado Rain Bow (arcoíris), decorado con un dibujo de Oscar, el personaje que Virgin Atlantic tiene como icono LGTBI, calzado con unas zapatillas con los colores de la bandera del colectivo. La federación inglesa explicó que no habían pedido ese aparato en particular, pero que no les había disgustado el vuelo.
Una de las causas que quieren mostrar en Qatar es la de los derechos de los homosexuales, perseguidos por las leyes del país organizador. Su capitán, Harry Kane, lucirá un brazalete de la Fundación OneLove, con un corazón y barras de colores ligeramente diferentes de las de la bandera LGTBI, un gesto apoyado por otros ocho países entre los que no está España. Inglaterra lo hará pese a la amenaza de multa de la FIFA. El consejero delegado de la federación, Mark Bullingham, dice que lo sabe y que no le importa: “Creo que hay una posibilidad de que nos multen. Y si lo hacen, pagaremos la multa. Creemos que es importante mostrar nuestros valores. Y eso es lo que haremos”.
Una vez fijada la posición sobre los derechos de los homosexuales, los futbolistas estudian ahora si manifestarse también contra el racismo arrodillándose antes de los partidos. Lo hicieron durante la última Eurocopa, pese a que muchos de sus propios aficionados abuchearon el gesto en los encuentros disputados en Wembley. Para el seleccionador, Gareth Southgate, ese rechazo parcial no fue sino una invitación a mantener el gesto, que sus futbolistas hicieron en 35 partidos consecutivos, hasta los últimos de la Liga de Naciones contra Italia y Alemania. También en la Premier se ha dejado de hacer en todos los partidos: han decidido reservar el gesto para ocasiones especiales, como el Boxing Day o las finales de copa.
Con el primer partido del Mundial ya a pocos días, los jugadores y el seleccionador han vuelto a discutir el asunto, sobre el que todavía no han tomado una decisión.
El lunes en el estadio Khalifa se podría ver a Kane arrodillado contra el racismo con el brazalete de apoyo a la comunidad LGTBI. Y enfrente, un equipo agitado por la dura represión de las protestas contra el régimen de su país, donde la Guardia Revolucionaria ha detenido a miles de personas que protestaron en las calles y ha matado a unas doscientas.
La encrucijada de los futbolistas iraníes se antoja más comprometida, con su Gobierno actuando con crueldad contra los disidentes. Sardar Azmoun, que juega en el Bayer Leverkusen, ha publicado en sus redes varios mensajes de apoyo a las mujeres de su país. Dice que lo seguirá haciendo aunque le echen de la selección.
Saman Ghoddos, nacido en Suecia de padres iraníes, ha elogiado a los “valientes hombres y mujeres” que protestan. “Nadie está contento con esto, todo el mundo quiere ver un cambio”, ha dicho. “Es difícil pensar en el fútbol cuando está pasando todo esto con la gente. No quiero mezclar la política con el fútbol, pero ahora le toca al fútbol, porque la gente está perdiendo la vida luchando por la libertad”.
La tensión de Irán la reflejó su capitán, Jahanbakhsh, que acusó a la prensa inglesa de practicar con ellos “juegos mentales” por encargo para desestabilizarlos. Aunque bastante tienen ya, estos días deliberan si negarse a cantar el himno, como han empezado a hacer algunos futbolistas en la liga iraní: “Es algo que tiene que decidirse en el equipo, de lo que ya hemos hablado y sobre lo que obviamente todo el mundo ha hablado”. Mientras Inglaterra debate si arrodillarse y Kane prepara el brazalete prohibido para el lunes, Irán piensa también en no celebrar los goles, aunque el capitán dice que eso es algo “muy personal”.
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