Salma Paralluelo: “Esto es talento y trabajo; si no te lo curras, ahí te quedas”
La extremo es una futbolista con piernas kilométricas, una atleta con botas, y también el aguijón de España: “Siento que soy muy veloz, pero en el fútbol no todo es correr”
Se sienta en una silla a pie de césped en el Leichhardt Oval de Sídney, donde la selección acaba de finalizar el penúltimo entrenamiento antes de la final del Mundial, y Salma Paralluelo (Zaragoza, 19 años) descorcha una sonrisa que desmonta a cualquiera. Tiene una personalidad arrolladora. Un discurso que ni de lejos trasluce su corta edad. Carácter y alegría, escudos ante las dificultades que le ha presentado la vida. Es una futbolista con...
Se sienta en una silla a pie de césped en el Leichhardt Oval de Sídney, donde la selección acaba de finalizar el penúltimo entrenamiento antes de la final del Mundial, y Salma Paralluelo (Zaragoza, 19 años) descorcha una sonrisa que desmonta a cualquiera. Tiene una personalidad arrolladora. Un discurso que ni de lejos trasluce su corta edad. Carácter y alegría, escudos ante las dificultades que le ha presentado la vida. Es una futbolista con piernas kilométricas, una atleta con botas, y también el aguijón de España, como relató ante Holanda y Suecia en los dos últimos envites. MVP, a pesar de empezar como suplente. “Da igual si salgo de inicio en la final o si me llevo otro trofeo. Lo que queremos es levantar la copa y vamos a lograrlo”, resuelve con confianza. Es Salma.
Pregunta. Ahora triunfa en el Mundial, pero hace un año le dijeron a pocos días de la Eurocopa que se quedaba fuera por lesión...
Respuesta. ¡Buf! Lloré muchísimo. Estábamos en Las Rozas y los entrenadores y el doctor me comunicaron que no podría ser. Rompí a llorar al instante. Les decía: “No, no, que sí que voy a llegar, que podré jugar, que me recupero rápido…”. Aceptarlo fue muy difícil. Encima, cuando llegué a casa y vi a mis padres tan fastidiados, pues, hala, otra vez a llorar.
P. ¿Qué le dijo entonces el seleccionador Jorge Vilda?
R. Que era muy joven, que tenía mucho tiempo, que quería que estuviera con el equipo, pero que no podía ser en ese momento. Que volvería seguro. Por suerte, ahora estoy aquí y estoy orgullosa de lo que estoy haciendo.
P. Y eso que hace poco más de un año no sabía si se dedicaría al fútbol o al atletismo, donde tiene varios récords de España en velocidad.
R. Hubiera seguido con los dos deportes porque me encantan. Pero tenía que decidir, por más que me doliera. Y me decanté porque en ese momento todo apuntaba al fútbol; me llegó la oportunidad del Barça y con mi entrenador de atletismo veíamos complicado seguir creciendo en los dos deportes a la vez. Ya eran niveles muy altos y no se podía compaginar.
P. ¿Es verdad que la llamaban Bolt en las categorías inferiores?
R. Sí, pero ahora ya no. Solo Salma.
P. Cuando empieza a correr, ¿piensa que nadie la pillará?
R. En una pista de atletismo no me pillarían seguro. Eso lo tengo claro. El atleta corre en línea recta, con las rodillas altas, como diría mi entrenador. Pero en el fútbol es diferente porque es centro de gravedad bajo, son sprints, cambios de ritmo, giros… Aunque sí siento que soy muy veloz y que en los balones largos tengo la confianza de que llegaré primero. Pero en el fútbol no todo es correr.
P. ¿Ha mejorado su juego de posición con el Barcelona?
R. Cuando llegué fue complicado porque es un fútbol increíble, muy preciso. Pero... ¡uf!, al principio veía que todas lo tenían muy bien pillado; los movimientos, dónde colocarse, si una viene la otra tiene que irse… Estaba perdida y entendí que tenía que esforzarme y adaptarme. Y aunque sigo aprendiendo, siento que gracias a los entrenadores y las compañeras he aprendido mucho.
P. ¿Es bueno tener a alguien que rompa al espacio y en profundidad en un equipo de juego corto, de mucho pase?
R. Es la mezcla perfecta, sí. En el campo tener esa variabilidad, de juntar y acercar a las rivales con el juego de posición para después, en un momento, poner el balón al espacio puede ser un punto fuerte para el equipo.
P. A Holanda la sorprendió a la carrera y dijo que, antes de recibir el balón, en su cabeza pedía y pedía a Jenni que se la diera rápido. Ante Suecia fue con un remate en el área. ¿Qué pensó entonces?
R. Poca cosa. En el campo intento no pensar demasiado, más allá de dónde colocarme y cómo hacer la presión. Pero cuando me llega el balón soy intuitiva. Es mi juego. Ante Suecia, cuando sale el centro de Jenni, hay un rechazo, estoy viva, veo el balón muerto y me digo que tengo que terminarlo como sea. Y le pego con la derecha, ¡mi superderecha! Me estoy esforzando, ¿eh? Sé que me daría ventaja manejar ambas piernas. Pero es que soy muy zurda y a veces me cuesta con la derecha. Pero ante Suecia pensé que podía entrar. Bueno, pensé que iba a entrar. Y entró.
P. ¿Mentalidad ganadora?
R. Sí. Siempre he sido muy competitiva y siempre me ha gustado ganar. Y una vez conoces lo que es ganar, no te quieres ir de ahí. Pero para eso hay que currar, trabajar, creer, insistir. Si lo intentas con todas tus fuerzas puede que no te salga, pero si no lo dejas todo en el intento, difícilmente lo conseguirás. Esto se trata de talento y trabajo. Pero si no te lo curras, ten claro que ahí te quedas. Crecí con ese ambiente de luchar, de pelear por lo que quieres. Tampoco es que siempre me fuera todo fácil.
P. ¿Lo dice porque su familia pasó por problemas económicos cuando era niña?
R. En mi familia ha habido momentos duros. Pero mis padres hicieron un esfuerzo increíble y los superamos. Ahora, estamos en uno bueno y disfrutándolo. Esto es la vida. Estás abajo, te levantas, te lo curras… Pero tampoco quiero hablar de eso. Solo que ese aprendizaje de casa, las experiencias que vives y lo que haces, te acaban moldeando.
P. En el gol a Suecia señaló al cielo. ¿Para quién era?
R. Fue para mi hermano, que falleció. Para él y para toda la gente que está ahí arriba. Aunque también hago siempre el 4-1 [con una mano pone cuatro dedos hacia abajo y con la otra los señala con el índice], que son mis padres y mis dos hermanos, y yo. Bueno, ya, ahora ya vamos a reír, ¿no?
P. ¡Dicen que siempre lo hace!
R. Me encanta reírme. La vida se afronta con alegría y los momentos malos con una sonrisa.
P. ¿Nunca ha acudido a un psicólogo?
R. No, siempre he contado con el apoyo de mi familia en los momentos duros, los pasamos juntos, hablamos lo que tenemos que hablar, y así me ha ido bien.
P. ¿Esa alegría también es miedo a no perder? ¿Eso han aportado las jóvenes a España?
R. Las jóvenes añadimos ilusión y también algo de carácter ganador porque venimos de vencer todo con las inferiores, cosa que por mala fortuna no se había visto con la absoluta. Así que soñemos en grande. Creemos en ello aunque Inglaterra es un rival complicado. Tenemos que imponernos con nuestro juego y todo será más fácil.
P. Y en el campo, ¿le es más fácil de punta como ante Suecia o de extremo como habitúa?
R. Como he estado más en banda este año, estoy más cómoda ahí. Tengo regate, uno contra uno y siempre se me ha pedido que encare. Pero de punta me gusta muchísimo jugar. Es una posición que de movimientos me falta, me tendría que hacer, pero me encantaría aprender a jugar ahí.
P. Pero si sale de titular y no de revulsivo mejor, ¿no?
R. A estas alturas, nada de eso importa. El entrenador tiene sus cartas, que somos las jugadoras, y decide cómo y cuándo usarlas en beneficio del equipo. Todas queremos jugar lo máximo posible, es obvio. Pero sea cuando sea, saldré igual al campo, enchufada, muy metida y con la mentalidad fuerte para dejar mi huella.