David Alonso hace historia para Colombia con el título de Moto3
El piloto del Aspar se proclama campeón del mundo con cuatro pruebas por disputarse y expande las fronteras del Mundial de motociclismo al continente sudamericano
David Alonso Gómez (Madrid, 18 años) corre bajo los colores de la bandera de Colombia en honor a su madre, Marcela, y con ella hace historia en el Mundial de motociclismo. En el GP de Japón, el piloto del equipo Aspar confirmó su corona en Moto3 a lo grande, con otra victoria muy peleada después de arrasar en su segunda campaña completa en el certamen, donde va camino de romper el récord de victorias de Valentino Rossi. Acumula 10 y tiene cuatro carreras más, la presión por el título superada, para asaltar las 11 que el mito italiano logró en 1997.
“Anoche me miré al espejo y empecé a llorar. Mañana serás campeón del mundo, me dije”, comentaba Alonso, sorprendentemente entero, desde el parque cerrado. “Sabía que hoy lo daría todo, y ha sido una carrera muy difícil. He llegado a pensar en dejarlo estar y esperar a Australia, pero lo di todo en pista para ganar, porque quería ganar ganando, no me imaginaba este sueño de ninguna otra manera”, añadía. El chaval, que para calmarse escribió una carta con sus sensaciones antes de irse a la cama, le agradeció a su equipo, familia, amigos y centros formativos el apoyo incondicional a lo largo de los años.
Alonso es el primer colombiano que triunfa en el campeonato de velocidad, el tercer sudamericano tras los venezolanos Carlos Lavado y Johnny Cecotto el siglo pasado. Con una superioridad insultante sobre la pista y una sonrisa contagiosa fuera de la misma, es la siguiente gran promesa de MotoGP. “Hasta los que te quieren mucho todavía te quieren más”, le recuerda, siempre, Nico Terol, excampeón de 125cc y director deportivo del equipo que promocionará al talento a Moto2 el próximo año. Incluso en esta victoria histórica, el piloto hispano-colombiano mantuvo los pies en el suelo, como siempre le enseñaron sus padres.
“Hay que vivir soñando, pero con los pies en el suelo. Hay que disfrutar del presente e ir quemando etapas”, asegura Terol en conversación con EL PAÍS. “Lo que está haciendo lo han hecho muy pocos, y no es fácil de gestionar. Cuando ganas tantas carreras, todo lo que no sea una victoria puede saber a fracaso”, recuerda el expiloto alicantino, que en 2011 ganó el título en la categoría pequeña sumando ocho victorias. Nunca pudo replicar aquel éxito y sabe bien de lo que habla, aunque reconoce que los cimientos de su actual pupilo son de auténtico fuera de serie.
“Es inconformista, muy luchador, y siempre sabe salir reforzado de los momentos malos. En cambio, cuando las cosas van bien, y consigue victorias, es muy autoexigente. Tiene una capacidad de aprendizaje que no había visto nunca. Sabe sacar las cosas buenas de todo y aplicarlas con éxito en las carreras y en la vida”, resume quien ejerce como mano derecha del chaval en los circuitos.
Agustín, el padre de la criatura, le regaló su primera moto a los cinco años. El niño siempre había mostrado curiosidad por aquella máquina aparcada en el garaje, que no era más que la herramienta para desplazarse al trabajo. Siempre pedía cosas con dos ruedas para las Navidades. Pronto quedó claro su talento y el pequeño David entendió el precio de poder competir en los circuitos. El billete para seguir corriendo lo dictaban sus notas en el colegio, siempre de excelente. Formado en el colegio privado plurilingüe Santo Tomás de Aquino, en Madrid, Alonso habla cinco idiomas y se anima incluso con el chino.
Insistente con sus objetivos, en el Aspar le descubrieron en 2017 cuando él merodeaba por su garaje en las sesiones de tecnificación. “Le dije a Jorge que había un chaval que merecía una oportunidad, y la primera carrera con nosotros la ganó. Fue en agua, y demostró todo su potencial, pero de ahí a lo que está logrando hay un mundo”, rememora Terol. La proyección de Alonso le llevó a ganar la European Talent Cup en 2020 y luego la Red Bull Rookies Cup en 2021, principal puerta de entrada al Mundial, todo ello bajo el paraguas del equipo valenciano. Ese triunfo en la principal categoría formativa del certamen no fue nada comparado con la felicitación que recibió de su ídolo, Marc Márquez. Aquel gesto le hizo muchísima más ilusión que el propio título. Ahora, el colombiano incluso se entrena con él. “Es una esponja. Le dices algo y al final del día lo hace mejor que tú. Lo da todo en los entrenamientos, y su espíritu me ayuda a mantener la frescura y juventud”, le elogia el ocho veces campeón del mundo.
A pesar de haber crecido en España, Alonso está orgulloso de poder dar un espaldarazo al motociclismo latinoamericano. “Cuantas más banderas haya, mejor. Me gusta hacer que esto crezca y poder crear más afición a las motos”, cuenta el flamante campeón. Desde Dorna, la promotora española del Mundial, están encantados de poder contar con un ídolo en Sudamérica, uno de sus mercados prioritarios de cara al futuro. En el pasado, solo un colombiano, Yonny Hernández, alcanzó sin grandes resultados MotoGP.
Alonso visitará Colombia, el país de sus abuelos maternos, por cuarta vez. Esta vez lo hará para celebrar un título histórico y abrazarse con el resto de su familia, que reside en Medellín. Con ellos mantiene el contacto por videollamada después de las carreras, y su perfil familiar es lo que más destacan también sus allegados. “Ser piloto es una etapa, pero luego siempre debes ser persona”, cuentan. “David es un 10 como persona, y su entorno es magnífico y le transmite muy buenos valores. Es un chico detallista, cálido y sentimental, y cualquiera puede ver que tiene un gran corazón”.
El número 80, que eligió a conciencia para tener un dígito único que refleja el infinito, tiene ahora cuatro carreras para intentar firmar la mejor temporada de la historia en la categoría pequeña. “Si bate el récord de Valentino ya será la leche, pero ha hecho una temporada espléndida y lo importante es este título y su futuro”, celebraba Jorge Martínez Aspar, que acumula ya siete títulos como jefe de equipo. Por las manos del expiloto de 62 años han pasado un tercio de los pilotos que nutren hoy en día las tres categorías principales del Mundial.