Alberto Ginés, campeón olímpico en Tokio, ya no quiere ni ver el bloque
El cacereño termina séptimo en la final de escalada tras una floja primera prueba y piensa en especializarse en la cuerda para Los Ángeles 2028
Parecen un grupo de amigos al pie de una montaña, charlando relajados una mañana de escalada durante el verano. Son jóvenes y fuertes, y entre ellos comparten opiniones sobre qué estrategia seguir para ascender la pared, si un pie aquí, la mano allá, aquel apoyo primero, ojo a ese paso... Pero son los ocho mejores escaladores en la modalidad de bloque y dificultad en los Juegos de París, están a punto de jugarse la gloria olímpica, y sí, contrariamente a otros deportes, hablan sin cortarse sobre qué les parece el muro que se eleva ante ellos, sus trampas, sus secretos. En verdad no importa tanto la teoría, igual da lo que se digan o no en tierra firme, sino qué decidirá la ejecución en el aire. Una cosa es verlo desde abajo y otra muy diferente es estar colgado de una uña y a punto de caer. Ahí arriba mandan los mejores. No está en el podio el español Alberto Ginés.
“¡Con suerte es mi última vuelta en bloque!”, resopla el escalador cacereño, 21 años, después de terminar séptimo entre ocho finalistas en la clasificación general, 116,2 puntos, muy lejos del británico Toby Roberts (oro, 155,2), el japonés Sorato Anraku (plata, 145,4) y el austriaco Jakob Schubert (bronce, 139,6). Ha sido una final de dos caras para Ginés, el último en el ejercicio de bloque (24,1 puntos) y el tercero mejor en dificultad (92,1) para combinar ese penúltimo puesto. Otra vez, como en la sesión clasificatoria del lunes, se le atraganta el bloque, el reto de enfrentarse a cuatro tramos de presas puntuadas con 5, 10 y 25 puntos (zona baja, alta y top) según su dificultad en una pared de 4,5 metros y con cinco minutos en el cronómetro. Y de nuevo brilla en la cuerda o dificultad, un muro de 15 metros que puntúa hasta 100 según lo alto que se llegue en seis minutos y que presenta un desplome de inclinación de hasta 42º.
Ginés es un mortal en el bloque, su condena, y un dios en la cuerda, su esperanza, porque el plan es que esta modalidad camine en solitario en los Juegos de Los Ángeles 2028, y desaparezca de su mente el bloque que tanta pereza le da, igual que desapareció la prueba de velocidad después de Tokio. Allí se colgó Ginés el oro, el primero de la escalada olímpica, pero hoy la competencia se ha disparado y no hay medalla flojeando en la mitad de los deberes.
“Estar en la final era el objetivo. Me voy un poco frustrado por otra vez no hacer una buena vuelta de bloque. Al menos en la cuerda he sido primero el miércoles y tercero hoy. Eso me da esperanza para el futuro”, resume Ginés, un gesto de cansancio y una cojera al terminar la competición. Hace cinco meses sufrió una lesión en el dedo gordo del pie izquierdo, y cinco meses la ha arrastrado en los entrenamientos y los torneos, infiltrado hoy otra vez antes de encarar las paredes, dolorido cuando se esfuma el efecto de la anestesia.
El primer movimiento ya anticipa que la medalla es casi un imposible. Ginés no supera el primer acertijo, el primer paso del primer bloque, el más difícil de la pared, y registra un cero (único que lo sufre) que ya le hunde. Sus puntuaciones en los tres siguientes tramos de bloque tampoco son una alegría (4,7, 9,8 y 9,6), mientras varios de sus competidores celebran uno o más tops. El terreno perdido es tanto que antes de empezar su especialidad, la cuerda, ya no tiene ninguna opción de podio. “Si hubiera hecho ese primer movimiento, el primer bloque, hubiese podido luchar mucho más. La dificultad no ha ayudado mucho porque era un poco fácil hasta el 60, era fácil sumar muchos puntos y no se podía marcar tanto la diferencia como en la clasificatoria”, razona.
Entre lesiones y dudas, y charlas con su entrenador, David Macià, para centrarse, el ciclo olímpico del cacereño no ha sido el más sencillo. Sin competir con regularidad, ató su clasificación en el preolímpico de Budapest en junio, y aterrizó en París con demasiada desventaja en el bloque. “Espero ya no volver a hacerlo, como tampoco he hecho más velocidad desde Tokio, y centrarme en la cuerda”, firma Ginés; “Los Ángeles me motiva muchísimo”.
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