El surf firma su postal soñada en Tahití y se consolida en los Juegos
La disciplina corona a sus nuevos y jóvenes campeones olímpicos, el local Kauli Vaast y la estadounidense Caroline Marks, en un escenario que ilustra todo su potencial
El surf llegó a los Juegos Olímpicos para quedarse, y en Tahití ha desplegado sus mejores argumentos como disciplina y enterrado por fin el deslucido estreno en Tokio 2020. El escenario elegido, la célebre ola de Teahupo’o, el temido “muro de calaveras”, ha dejado la postal soñada por los organizadores a lo largo de semana y media de competición. Aguas cristalinas, olas potentes y un desempeño admirable de los atletas, los grandes protagonistas. La jornada final, la pasada madrugada, coronó a dos nuevos y jóvenes campeones olímpicos: Kauli Vaast, profeta en su tierra, y Caroline Marks, auténti...
El surf llegó a los Juegos Olímpicos para quedarse, y en Tahití ha desplegado sus mejores argumentos como disciplina y enterrado por fin el deslucido estreno en Tokio 2020. El escenario elegido, la célebre ola de Teahupo’o, el temido “muro de calaveras”, ha dejado la postal soñada por los organizadores a lo largo de semana y media de competición. Aguas cristalinas, olas potentes y un desempeño admirable de los atletas, los grandes protagonistas. La jornada final, la pasada madrugada, coronó a dos nuevos y jóvenes campeones olímpicos: Kauli Vaast, profeta en su tierra, y Caroline Marks, auténtica prodigio estadounidense. Ambos tienen 22 años y sus mejores días surcando olas por delante.
Dos magníficos tubos sellaron su destino en las aguas turquesas encima del somero coral, si bien el océano tardó en otorgar su potencia y belleza a los competidores en un último día que fue de menos a más, tanto a nivel competitivo como en calidad de las olas. Es un guion que ilustra muy bien la naturaleza intrínseca de un deporte que requiere la colaboración del mar. Vaast, nacido en la vecina Vairao, desató la locura de toda la Polinesia Francesa, una colectividad de ultramar formada por 121 islas, con su 9,5 para abrir la final masculina, la sexta mejor ola del concurso entero.
“El maná estuvo conmigo, es algo muy nuestro, el espíritu y la energía que todos los polinesios me han dado, lo podía sentir”, celebraba el vencedor. Poco más necesitó en una ronda por el oro en la que se cogieron tres olas, otra más para él y una para el medallista de plata, el australiano Jack Robinson. El brasileño Gabriel Medina, protagonista de una de las estampas icónicas de París 2024 y referente de la disciplina, se llevó el bronce que se le había escapado por los pelos en la anterior cita olímpica. “Esto ha sido diferente, ha llegado mucho más al país”, comentaba Medina tras morder el bronce. “Hemos tenido grandes olas en este campeonato. Ha sido una locura de seguidores, de mensajes. Esa foto se convirtió en icónica. Pienso que el surf ha ganado, ¿sabes? Todo el mundo ha estado viéndonos y prestando atención a nuestro deporte”, apostillaba, haciendo referencia a la instantánea que ha dado la vuelta al mundo.
Las mujeres fueron las encargadas de echar el cerrojo a la competición, dando el portazo definitivo a la polémica que se generó durante la nominación de la sede. Sí, la ola de Teahupo’o es temible y peligrosa, pero jamás estuvo fuera del alcance del excelente nivel de las surfistas femeninas, como algunos llegaron a sugerir. Marks, campeona del circuito mundial de la World Surf League (WSL) en 2023, añade el oro olímpico a su increíble palmarés. Profesional desde los 15, cuando se convirtió en la surfista más joven en entrar en la primera división mundial, ha roto todas las barreras de precocidad habidas y por haber. En la final, doblegó a la más experimentada Tatiana Weston-Webb, que se quedó a las puertas del oro con una decisión de los jueces que llegó con el tiempo agotado. El resultado fue apretadísimo, de 10,50 a 10,33. La brasileña, otra especialista de los tubos, fue verdugo de la española Nadia Erostarbe, quinta después de haber alcanzado los cuartos de final y haber firmado la quinta mejor ola de la prueba a su conclusión.
El bronce femenino fue para la francesa Johanne Defay, que redondeó la jornada para la delegación local. El suyo y el de Vaast son los primeros metales para surfistas europeos en una disciplina dominada tradicionalmente por Estados Unidos y, en los últimos tiempos, por Brasil. En la competición en Teahupo’o, la primera campeona olímpica, la también estadounidense Carissa Moore —cinco veces campeona del circuito mundial—, anunció su retirada definitiva del surf profesional. Su marcha, y la también inminente despedida de Kelly Slater, el gran mito de la disciplina y 11 veces campeón del circuito WSL, llegan en un momento inmejorable para el deporte. Nunca el surf tuvo tantos ojos puestos encima, y el espectáculo ha estado a la altura de las expectativas.
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