Serbia SER
62
España ESP
70
1234T
SER 13 15 10 24 62
ESP 16 21 18 15 70
FINALIZADO

Una gigantesca España vence a Serbia y llega a cuartos como primera de grupo

La selección femenina de baloncesto se impone por 62-70 después de ganar sus dos primeros partidos por un punto

María Conde y Leonor Rodríguez celebran una canasta ante Serbia.Brian Snyder (REUTERS)

Abonada al sufrimiento extremo, después de ganar por un solo punto a China (90-89) y a Puerto Rico (62-63) en los dos primeros partidos de la fase de grupos, la selección femenina de baloncesto vivió un mediodía mucho más relajado contra Serbia (62-70), aunque con un pequeño susto final. España firmó un triunfo de autoridad ante la selección que entrena Marina Maljkovic, hija del mítico Bozidar, y se clasifica como primera para los cuartos de final (se jugarán el miércoles 7 y el rival se conocerá este domingo después del resto de encuentros). La victoria fue mucho más clara de los ocho puntos que cuenta el marcador. El conjunto de Miguel Méndez dio una sensación de evidente superioridad en buena parte de la cita, e incluso llegó a mandar por 23 puntos, pero cierta relajación de los minutos finales, con la faena resuelta, y la pasividad arbitral ante la dureza de las serbias permitieron a las rivales acortar distancias, amenazar con una remontada que parecía imposible y reducir la renta, un asunto que no es menor a la hora de establecer el ránking de mejores selecciones de cara a los cruces.

España no se colgó esta vez de sus mejores cartas de ataque, Megan Gustafson y Leonor Rodríguez, vigiladas por la defensa de Serbia. Marina Maljkovic no puede negar su apellido. El rostro serio, las quejas a los árbitros, una disciplina sin discusión, el partido vivido con intensidad. La seleccionadora (su padre es ahora presidente del Comité Olímpico Serbio) ordenó vigilar a las dos anotadoras españolas, pero por ahí se colaron María Conde (15 puntos) y Queralt Casas (10) para tomar el relevo sin temblores. Gustafson aportó esta vez solo cuatro puntos, en apenas 17 minutos en la pista, y Leo Rodríguez, cinco. Los cuartos esperan a la vuelta de la esquina.

España amaneció anclada a la resistencia de Laura Gil en el interior y al acierto exterior de Leo Rodríguez. Serbia erraba debajo del aro, en ocasiones lanzamientos sencillos, y Alba Torrens con su verticalidad y María Araujo a distancia comenzaron a dar las primeras rentas a la selección. Fue un primer cuarto de fallos más que de aciertos (13-16).

Un triple de la capitana Torrens, en sus mejores momentos en estos Juegos, y una penetración de Queralt, que empezaba a dar un paso al frente, estiraron a España (15-23). El grupo de Méndez se liberaba de las cadenas, todavía en tensión por aquellos dos partidos ganados en la cornisa. Serbia era un manojo de nervios y dudas, condenada por sus malos porcentajes de tiro y por los desvíos en la pintura. La conexión entre Laura Gil y María Conde acabó por dar el volante del partido a las españolas. Y sin Gustafson en la pista, de espectadora en el banquillo tras dos faltas tempranas. Intentaba despertar Serbia, pero era España quien mejor se movía, con y sin balón, y quien doblaba balones en la zona (28-37 en el descanso).

La agonía de las citas contra China y Puerto Rico se desvaneció al regreso del vestuario. Una defensa de muchas manos fue el cimiento de un parcial de 0-12 para escribir el 28-49. Las muchachas de Maljkovic estaban atascadas en ataque y desbordadas en defensa, y las españolas llenaban la hucha de las recuperaciones. Y otra vez regulando los esfuerzos de Gustafson. España tenía el encuentro en la mano (38-55) y en los minutos finales Méndez dio carrete a las menos habituales. Apretó Serbia, consciente de que la diferencia de puntos puede ser clave, como apreció la selección española masculina. Las jugadoras de Méndez habían llegado a dominar por 23 puntos, pero cedió sin pretenderlo la iniciativa y Serbia olió la sangre. Así remó y remó hasta situarse a seis puntos, favorecida por un juego duro que las árbitras no detuvieron. “Alguien decidió que al baloncesto se juega pegando y chocando”, se quejó Méndez. La renta española era altísima, suficiente para atar el encuentro, pero el recorte sirvió de aviso: cada canasta cuenta en los Juegos.

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