El puño mental de Tommie Smith
Un encuentro en París 2024 con el legendario atleta que levantó el puño en México 1968. ¿Cuáles son los nuevos combates? “Ganar”, dice, “es más que llegar primero”
El hombre mide metro noventa, a los 80 años parece un profeta y cita libremente la Biblia: “Y oiréis hablar de guerras y de rumores de guerras, de madres contra hijos y padres contra hijas y, sin embargo, deberemos superar la agonía y el dolor.”
Es Tommie Smith. En los Juegos Olímpicos de México ganó el oro en los 200 metros y al subirse al podio protagonizó uno de esos instantes que definen una época. Junto a él estaba otro atleta negro, John Carlos, medalla de bronce. Ambos, mientras son...
El hombre mide metro noventa, a los 80 años parece un profeta y cita libremente la Biblia: “Y oiréis hablar de guerras y de rumores de guerras, de madres contra hijos y padres contra hijas y, sin embargo, deberemos superar la agonía y el dolor.”
Es Tommie Smith. En los Juegos Olímpicos de México ganó el oro en los 200 metros y al subirse al podio protagonizó uno de esos instantes que definen una época. Junto a él estaba otro atleta negro, John Carlos, medalla de bronce. Ambos, mientras sonaba el himno de las barras y estrellas, levantaron el puño enguantado en protesta por la discriminación de los negros en su país.
Era 1968. El año en que en Estados Unidos se vio claro el desastre de Vietnam. El año de las barricadas en París y la Primavera de Praga. Martin Luther King acaba de ser asesinado, y Bobby Kennedy. Y hoy se habla de un contexto geopolítico cargado en París 2024... La matanza de Tlateloco a diez días de la inauguración de México 68 preparó el escenario. “Guerras, rumores de guerras.”
Y aquí está ahora Tommie Smith en Saint-Ouen, municipio del extrarradio de París en el que acaba de inaugurar un terreno deportivo que lleva su nombre, y el peatón le pregunta por qué valdría la pena hoy levantar el puño, y de entrada avisa: “Yo no le diré a usted que levante el puño”. En seguida corrige: “Lo que hay que hacer es levantar la mente de la que proviene este puño.”
Tommie Smith y John Carlos pagaron el gesto en México con años de ostracismo, antes de que las instancias oficiales y sus contemporáneos los reconociesen como lo que fueron: unos pioneros, unos valientes. “Eran campeones mundiales, pero no se les reconocía ninguna legitimidad”, dice al teléfono, desde California, Harry Edwards, profesor emérito en Berkeley y figura clave desde los años sesenta en el movimiento de los atletas afroamericanos. “Fue una lucha por la dignidad y el respeto.”
“En mi mente”, recuerda ahora Smith, “yo había levantado el puño en cada carrera, pero no había tenido la manera de mostrarlo. Se terminaba a la carrera y ya estaba, me volvía a un dormitorio vacío, y hambriento, porque por entonces no había dinero en el atletismo”. “Ganar”, apunta, “es más que llegar primero…”
¿Y quiénes serían los Tommie Smiths y John Carlos de París 2024? Tommie Smith declina responder.
El profesor Edwards responde citando una serie de deportistas estadounidenses que simbólicamente levantaron los puños: “No busque un Smith o un Carlos, o un Bill Russell, o un Mohammed Ali entre los atletas actuales, del mismo modo que Smith y Carlos no eran Jesse Owens y Ali no era Joe Louis, Russell no era Chuck Cooper, y Jim Brown no era Kenny Washington”.
De acuerdo, no hay figuras tan visibles hoy, dice desde California, pero “ella está llegando”. ¿Ella? Edwards considera que la próxima batalla es la del derecho al aborto tras la derogación por parte del Tribunal Supremo de la sentencia Roe contra Wade, que protegía este derecho en todos los estados de la Unión. La próxima Tommie Smith, en su opinión, será una mujer.
“La revocación de Roe contra Wade es una amenaza existencial, para las mujeres en el deporte, y para los deportes en general”, dice. “Y esto”, vaticina, “precipitará un movimiento entre las atletas para elegir a personas que reviertan la derogación de Roe contra Wade.”
¿Kamala Harris? Volvemos a Saint-Ouen. “Sí”, responde Tommie Smith. “Tengo la esperanza de que se convierta presidenta y haga el trabajo que ayude no solo a América, sino al mundo entero.” El puño es Kamala.
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