García Romo, Mechaal y Fontes estrenarán el sábado la repesca olímpica de los 1.500m
Los tres atletas españoles no lograron el pase directo a las semifinales del domingo y deberán pasar una criba más
Parece Londres, franceses como ingleses gritando a las 10 de la mañana allez les bleus cuando un decatleta francés lanza peso y rompe casi la bola, con tanta fuerza hace explosión su musculatura, dinamita. O eso parece por el júbilo de un público entregado y extático, hasta arriba el enorme Stade France, (capacidad, 77.000 espectadores), que amenaza con derrotar en la batalla del entusiasmo atlético al Olímpico de Londres, referencia absoluta. Desde antes de las nueve de la mañana, una marea humana desde las estaciones del cercanías digna de una final futbolera anticipa el fiestón.
Y la reina Letizia en la tribuna, entre Seb Coe, patrón de World Athletics y majestad del medio fondo, y su vicepresidente, Raúl Chapado. Todos contemplaron el estreno olímpico del último producto de las meninges de Coe: las series de 1.500m con carrera de repesca para aquellos que no terminaran entre los seis primeros de su manga. Para acabar con la injusticia de las minúsculas qu –los calificados para la siguiente ronda por tiempos, no por puestos, Q–, se ha decidido que al día siguiente, 32 horas después, los 27 eliminados disputen un nuevo 1.500m: dos series, tres clasificados por serie. Los que sobrevivan a la criba llegarán con un esfuerzo más a las semifinales del sábado, lo que generará, quizás, mayor sensación de injusticia.
Mario García Romo, Adel Mechaal e Ignacio Fontes, los tres españoles en la distancia en la que España siempre ha tenido atletas en la final en los últimos 10 Juegos, un logro que solo Kenia iguala, pelearán en la complicada repesca para llegar a semifinales. Su peripecia demuestra tanto que su estado de forma no es exuberante como la tremenda igualdad y calidad del gran pelotón del medio fondo mundial. Las carreras no se deciden por piernas, muy igualadas, sino por cabeza, sentido táctico, capacidad de colocarse bien, economía de carrera. Todos corren mucho, y solo tres parece que corren más que los demás, el tranquilo Jakob Ingebrigtsen –mientras los rivales que buscan emplazarse, no perder la posición, estar en su sitio, gastan cuatro o cinco cambios en los poco más de tres minutos y medio de la carrera, el noruego, sale retrasado, sin que nadie le moleste, y solo necesita un cambio largo para adelantar a 14 en 100 metros y pasar–, el imperioso Josh Kerr, el escocés que derrotó a Ingebrigtsen en Budapest, y el norteamericano Cole Hocker. Olvidando que nos diferenciamos de los animales porque sudamos y también porque no nos cansamos de repetir errores, todos prometieron optimistamente que habían aprendido mucho y que en la repesca no se equivocarán. Lejos de las mejores en sus series de 800m, Lorea Ibarzabal (2m 0,71s) y Lorena Martín (2m 2,52s), también pasaron a la repesca del sábado (11.20).
El experimento de la repesca, anunciado hace dos años a imitación de otros deportes, como ciclismo en pista, remo o piragüismo, no solo se limitará a los 1.500m, sino que afectará a todas las pruebas entre 200m y 1.500m, los 110m vallas y los 400m vallas incluidos.
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir la newsletter diaria de los Juegos Olímpicos de París.