Los Hispanos resisten y golpean a Eslovenia a primera hora del día (25-22)

La selección de balonmano, lanzada por un gran Pérez de Vargas bajo palos, remonta en la segunda mitad

Gonzalo Pérez de Vargas, en una acción ante Zarabec.MIGUEL GUTIERREZ (EFE)

Los Juegos son extraordinarios también porque se disputan partidos en horario de after, o de gente con vidas muy ordenadas: a las nueve de la mañana. “Algunos ya somos padres y estamos acostumbrados a madrugar”, bromeaba hace tres días Gonzalo Pérez de Vargas. Los jugadores fueron citados este sábado a las 6.00 a desayunar y a las 6.35 salieron en bus desde la Villa Olímpica. Para tratar de acostumbrar al cuerpo, antes de viajar a París el lunes al mediodía, Jordi Ribera preparó varios entrenamientos a primera hora de la mañana para ponerse en situación, y en las últimas horas adelantó los horarios de las comidas en la Villa Olímpica (no el menú del bufé). Este jueves, por ejemplo, comieron a las 13.30 y cenaron a las 20.00 mientras casi toda la delegación desfilaba en el Sena. Horarios de hospital para evitar, en la medida de lo posible, que a los Hispanos se le pegaran las legañas en el pabellón. Les costó cogerle el aire a la mañana, pero lo lograron a tiempo, de menos a más, para atrapar contra Eslovenia la primera victoria (25-22).

Fue un ejercicio de resistir y golpear. El pulso competitivo de los Hispanos empezó firme en París. Una buena noticia para el balonmano español tras el pésimo arranque de las Guerreras. Después de un primer tiempo incómodo, sin soluciones en ataque (8-11), Gonzalo Pérez de Vargas, otra vez él, abrió todos los caminos bajo palos para firmar una gran segunda mitad colectiva gracias a un parcial de 17-11. El lunes (16.00) llegará el coco de su grupo, Suecia, una cita peliaguda que se afronta mejor con un estreno feliz.

“Al principio, la gente estaba un poco ansiosa y nerviosa, en parte porque para muchos eran sus primeros Juegos, y al final eso se nota. Luego nos hemos liberado un poco y hemos seguido recuperado nuestra seña de identidad, que es jugar muy colectivo, darle mucha continuidad y, sobre todo, defender muy bien”, analizó Álex Dujshebaev.

La puesta en escena cayó del lado esloveno. Era un encuentro cerrado, sin pista para correr, donde mandaba la rigurosa defensa balcánica. Los ocho tantos de España al descanso revelaron las dificultades en ataque, sin encontrar al pivote ni a los extremos. Tampoco las bocadas de aire de las contras. Pérez de Vargas, fino toda la sesión matutina, ya aplacó a los eslovenos en su primer intento (4-6 en el minuto 16), pero una doble exclusión de Jorge Maqueda y Javi Rodríguez antes de la pausa empujó a Eslovenia hasta el 8-11 del intermedio. Bombac no se dejaba nada desde los siete metros y Klemen Ferlin estaba en forma bajo palos. Pese a las dificultades de los Hispanos para sumar, la ventaja era más de marcador que de juego. “Sin ansiedad”, reclamaba Álex Dujshevbaev.

Los muchachos de Jordi Ribera no le dieron más cuerda a su rival. Regresados de la pausa, la mañana tomó la dirección definitiva. Más firmes, bien cerrados atrás y con mejores soluciones en ataque, los españoles impusieron su ritmo y la superioridad que en los últimos años han demostrado ante los eslovenos (cuarta victoria seguida). El 19-16 mediado el segundo acto, con dos goles de Maqueda y otro de Casado, fue la señal de que el partido había tomado un camino inexorable. Y de nuevo, con Pérez de Vargas al mando de las operaciones desde la trinchera.

Igual que en el preolímpico, cuando firmó una actuación soberbia también ante los eslovenos, el meta del Barcelona se mantuvo firme hasta el descanso y ejerció de palanca para lanzar al equipo a la primera victoria. De las maniobras ofensivas se encargó el mayor de los Dujshebaev, un tipo experto en manejarse en espacios angostos y opresivos, muy bien apoyado por Agustín Casado y Maqueda. En el otro lado, la sequía anotadora de Bombac representó la quiebra balcánica. El último clavo al reconstituyente triunfo de primera hora del día lo puso el peso pluma de los Hispanos, Dani Fernández, con robo y gol.

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