Kubo, emperador de Japón y peón blanco
El atacante, con tres goles en los Juegos y rival de La Rojita en semifinales, tiene complicado jugar en el Madrid esta temporada
Cada partido y gol de Takefusa Kubo (Kawasaki, Japón; 20 años) en los Juegos se celebra en la intimidad de los despachos del Real Madrid, felices porque se revaloriza un jugador que están convencidos de que será capital para el equipo blanco. Ocurre, sin embargo, que no se le espera de forma inmediata sino que posiblemente sea en el siguiente curso, pues en este la plantilla tiene saturación de atacantes y extracomunitarios. Un enredo que por el momento azuza a Kubo, que en Tokio se ha convertido en el emperador japonés, ...
Cada partido y gol de Takefusa Kubo (Kawasaki, Japón; 20 años) en los Juegos se celebra en la intimidad de los despachos del Real Madrid, felices porque se revaloriza un jugador que están convencidos de que será capital para el equipo blanco. Ocurre, sin embargo, que no se le espera de forma inmediata sino que posiblemente sea en el siguiente curso, pues en este la plantilla tiene saturación de atacantes y extracomunitarios. Un enredo que por el momento azuza a Kubo, que en Tokio se ha convertido en el emperador japonés, ahora rival de España en semifinales en la lucha por las medallas (este martes, 13.00; La 1).
Con el 7 a la espalda, Kubo es el enganche en el 4-2-3-1 de Hajime Moriyasu, también el gol porque es el único en la historia en marcar en los tres primeros partidos. Lo hizo en el duelo inaugural frente a Sudáfrica (1-0), en el segundo envite ante México (2-1) y contra Francia (4-0), siempre abriendo la lata. En cuartos, con Nueva Zelanda (0-0) delante, no hizo falta su gol porque Japón resolvió antes de tiempo la ronda de penaltis. “Desde el sorteo, siempre supe que si llegábamos, nuestra semifinal iba a ser contra España”, resolvió Kubo entonces; “hasta el momento me lo he tomado con un poco de calma, pero ahora es cuando voy a dar el 100%. No, el 120%, el 150%. Llevaré a mi equipo hacia la victoria”.
Futbolista que llegó a La Masia con 10 años, pronto compartió focos en la generación de Ansu Fati y Eric García. “Era muy disciplinado y siempre tenía la predisposición de aprender. Le gustaba entender el sentido de los ejercicios. Pronto se adaptó y destacó”, le reconoce un técnico que le dirigió durante una temporada en Can Barça. Hasta que la FIFA sancionó al Barcelona en 2014 por la contratación irregular de menores y prohibió a Kubo (y otros futbolistas) su alineación en los partidos, por lo que regresó a su país para ganarse un nombre, ya que antes de cumplir los 16 años se convirtió en el segundo jugador más joven en debutar en Primera japonesa. Poco después, le llegó la internacionalidad.
Acabado el contrato con el FC Tokyo en 2019 y ya mayor de edad, Kubo se ofreció de nuevo al Barcelona, que estaba muy interesado, pero no por la labor de satisfacer sus exigencias. “Pidió un millón por año y la obligación de formar parte del primer equipo en el segundo curso”, desvelan en el club azulgrana; “y eso no se lo podíamos asegurar; teníamos cubierto el cupo de extracomunitarios con Arthur, Malcom y Arturo Vidal”. Los anhelos de Kubo casaron con el Madrid, que pagó dos millones para empezar en el Castilla y acabar en el primer equipo. Un paso, en cualquier caso, que tarda en ocurrir —no ha disputado ningún encuentro oficial— y que no parece que vaya a darse en este curso sino en el siguiente, porque tiene contrato hasta 2025 y porque al técnico, Ancelotti, le sobran extracomunitarios. Si bien la Federación Española y LaLiga acordaron que el galés Bale [y Trippier, del Atlético] no ocupará plaza de extranjero a pesar del Brexit, las plazas siguen copadas con Militão, Rodrygo y Vinicius, que está en trámites de la nacionalización. El problema, además, es la acumulación de atacantes con Odegaard, Hazard, Mariano, Jovic, Bale, Benzema, Asensio, Vinicius, Lucas Vázquez y Rodrygo, además de Kubo.
Las cesiones
Aunque en 2019 cuajó una gran pretemporada con el primer equipo, el Madrid lo cedió al Mallorca. Un paso que le hizo crecer en lo defensivo y que le señaló como un jugador a seguir. Pero la progresión se estancó en el curso anterior, cedido a un Villarreal, donde Emery le dio poco carrete, siete titularidades. Suficiente para que Kubo se marchara al Getafe en invierno. Tampoco funcionó porque Bordalás trató de inicio de agitar la alineación y el juego con Kubo y Aleñá, pero pronto volvió al fútbol a la contra. Lo que para Kubo supuso más banquillo y menos minutos. Lo contrario de lo que sucede en Tokio, donde es el emperador de Japón.
En el Madrid, sin embargo, todavía no pasa de peón, aunque sí es del gusto de la Real, Levante, Mallorca y Espanyol. Antes de que llegue eso, sin embargo, espera poder con España y luchar por el oro.
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