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Finalizado

La presión heroica del Athletic apaga la magia de Vitinha

Los vascos aprietan con todo al PSG y logran un punto vital para seguir agarrados al torneo

Unai Simón, durante el partido ante el PSG.Foto: David Ramos (Getty Images) | Vídeo: AS

El Athletic frenó en seco al Paris Saint-Germain asaltándolo donde más poderío ha demostrado el campeón de la Champions. De principio a fin de un combate sin pausa, Valverde lanzó a sus jugadores a acosar a Vitinha, el gran maestro que pone en marcha las ruedas del equipo más ágil de la temporada pasada, el más rápido en la circulación del balón, el más sincronizado que se ha visto en muchos años. El atasco que produjeron Vivian, Jauregizar, Sancet, Guruzeta y sus copañeros de cuadrilla, fue espectacular. Con un esfuerzo descomunal, empujados por una afición fervorosa y con ayuda de Unai Simón en los malos momentos, inevitables a lo largo de 90 minutos, consiguieron empatar a cero y obtener un punto que les permite seguir aritméticamente aferrados al torneo.

ATHAthletic
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Unai Simón, Adama Boiro, Jesús Areso (Andoni Gorosabel, min. 72), Dani Vivian, Yuri Berchiche, Alex Berenguer, Nico Williams, Mikel Jauregizar (Alejandro Rego, min. 72), Oihan Sancet (Asier Hierro, min. 72), Íñigo Ruíz de Galarreta (Mikel Vesga, min. 77) y Gorka Guruzeta (Unai Gómez, min. 61)
PSGPSG
0
Matvey Safonov, Nuno Mendes, Marquinhos (Illia Zabarnyi, min. 45), Warren Zaïre-Emery, Willian Pacho, Fabián Ruiz, João Neves, Vitinha, Bradley Barcola (Gonçalo Ramos, min. 77), Senny Mayulu (Désiré Doué, min. 61) y Khvicha Kvaratskhelia
Arbitro Daniel Siebert
Tarjetas amarillas Mikel Jauregizar (min. 26), Warren Zaïre-Emery (min. 29), Berenguer (min. 47), Unai Gómez (min. 92)

Una carrera secreta impulsa a muchos de los clubes que aspiran a ganar la Champions. City, Arsenal, Chelsea, Liverpool y PSG llevan años embarcados en la búsqueda de futbolistas que sepan maniobrar bajo presión para conservar la pelota en la salida y así poder iniciar ataques que les permitan dominar al rival hasta desarmarlo. La clave del PSG que conquistó la Champions el pasado junio fue que consiguió hacerse con verdaderos tesoros en este terreno. Pocos equipos en Europa están mejor surtidos de centrocampistas expertos en recibir el balón de sus centrales, saber por dónde girarse, como si tuvieran espejos retrovisores, y conectar pases a toda velocidad para salir de los corrales más asfixiantes. Gracias a esta cualidad Vitinha el primero, Neves el segundo, y Fabián el tercero por orden de capacidad, asolaron a los mejores equipos de la Premier durante la primavera pasada. Ayer en San Mamés se vieron en grandes dificultades.

“¡Quiero ganar la Champions otra vez!”, dijo Luis Enrique la víspera. De nada sirvió que el asturiano alertara a sus jugadores sobre el carácter del equipo y la afición que se encontrarían en Bilbao. El contagio se produce por simpatía. La energía está en el aire. Desde las colinas, desde los barrios que se asoman a la ría, a lo largo de las calles que conducen al estadio, la ciudad se salpica de banderas, y en la gran migración no se habla otra cosa que del partido. Con cuatro puntos cosechados en cinco jornadas, la visita del campeón no inspiraba optimismo. “Firmo un 0-2”, decía un tabernero de la Gran Vía que sintonizaba con el sentimiento popular. Los feligreses pensaban más en el Celta que les aguarda en la Liga y el Ourense que les espera en la Copa. Pero una vez reunida en San Mamés, la multitud experimentó una mutación. Las tribunas se rebelaron contra lo que parecía un destino grabado en piedra: el PSG derrotaría al Athletic y lo dejaría aritméticamente fuera de la gran competición de clubes.

Alentado por la descarga eléctrica que bajaba de las gradas, el Athletic se puso en movimiento con una determinación arrebatada. Ante la disyuntiva de cerrarse atrás, esperar en bloque medio o asaltar la casa de Vitinha, el rey de las escapadas, y arriesgarse a descubrir a sus centrales en duelos mano a mano, Valverde optó por la última opción. La más desesperada, tal vez. Pero la que mejor expresaba la naturaleza de sus jugadores y la única que le podía brindar alguna posibilidad de éxito. El plan solo precisaba de un ingrediente añadido: la vanidad del adversario. Bastó con una pizca.

Fue así que el fantástico Sancet, jugador de condiciones brillantes, bailarín lo mismo que atacante, se convirtió en el primer mastín de la jauría. Un caso de metamorfosis radical que arrastró a sus compañeros a la tarea entusiasmada de hostigar a Vitinha, Neves y Fabián. Lo hicieron con tanta fiereza durante tanto tiempo a lo largo de la primera parte, que persuadieron a sus adversarios de que para salir de la red tendrían que echar el bofe. Muchos no estuvieron dispuestos. Cuando Vitinha recibió el balón de sus centrales y se revolvió para deshacerse de Sancet y Guruzeta, descubrió que por delante los atacantes vascos, sus volantes y sus laterales, los mismos que la temporada pasada corrían como rayos para ofrecerse, permanecían estáticos esperando la pelota al pie. Sucede cuando los equipos se agotan mentalmente. La resaca de la gloria inspira vanidad y produce inmovilismo. El Athletic lo aprovechó para ganar tiempo. El éxito de su empresa se premiaba con el punto del empate: suficiente para soñar con la clasificación si en los próximos dos partidos se suman seis. Suficiente para inflamar a la hinchada y cargar las pilas de los resistentes, liderados en su área por el fiero Vivian, único central sano de la plantilla.

Luis Enrique: “El mejor fue Unai Simón”

“Se lo dije a mis jugadores”, advirtió Luis Enrique al cabo de la noche. “Si alguno de ustedes sale despistado hoy, nos pasan por encima. Sin ninguna duda. Yo creo que mis jugadores estuvieron a su nivel. Si en la segunda parte jugamos mejor no fue por lo que les dije en el descanso: ‘Ellos van a bajar el ritmo porque es imposible jugar a esa intensidad durante 90 minutos; si conseguimos hacer el campo más grande y aprovechar esos espacios les vamos a crear peligro’. Durante 30 minutos de la segunda parte fuimos superiores y en los últimos 10 San Mamés motivó al Athletic y ellos pudieron ganar”.

El Athletic necesitó de la concentración de Vivian y sus zagueros para aguantar al PSG en la segunda parte. El equipo de Luis Enrique salió del descanso dispuesto a redimirse y entre la fatiga de los jugadores locales y la mayor resolución en los inicios de la jugada, Barcola, Kvaratskhelia y Mayulu alcanzaron el área contraria con continuidad. El gran Unai Simón apareció entonces. EL portero le paró dos tiros a bocajarro a Mayulu y uno a Zaïre Emery antes de que el juez pitara el final y San Mamés se entregara junto con sus futbolistas a la liturgia emotiva del canto del Txoria Txori.

Antes de irse a los vestuarios, Luis Enrique y Unai Simón se dieron un abrazo. “Unai Simón fue el mejor del partido”, dijo el técnico del PSG. “¿No os acordáis cuando le convoqué con España y le puse de titular? ¡De eso no se acuerda nadie! Yo sí. Estoy encantado. Se lo merece. Cuando acabó el partido le dije: ‘Vaya hombre, ¡tienes que hacer el mejor partido contra mi!’ ¡No lo convoco más!“.

Clasificación
Clasificación PT PJ PG PE PP
26
PFC
6 6 1 3 2
27
USG
6 6 2 0 4
28
ATH
5 6 1 2 3
29
OLY
5 6 1 2 3
30
EFR
4 6 1 1 4
Clasificación PT PJ PG PE PP
1
ARS
18 6 6 0 0
2
BAY
15 6 5 0 1
3
PSG
13 6 4 1 1
4
MNC
13 6 4 1 1
5
ATA
13 6 4 1 1

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