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Raúl García: “He ganado en tranquilidad y mi vida ya no depende de un resultado”

El navarro repasa su adiós al fútbol profesional tras dos décadas en la élite y reflexiona sobre la exigencia, el aprendizaje y la libertad que ha encontrado fuera de los terrenos de juego

Después de 20 años en Primera División y más de 600 partidos, Raúl García ha dejado atrás la presión constante y la autocrítica feroz. El exjugador de Osasuna, Atlético de Madrid y Athletic disfruta del tiempo, de la familia y de pasiones que antes quedaban relegadas, como los caballos, mientras analiza con...

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Después de 20 años en Primera División y más de 600 partidos, Raúl García ha dejado atrás la presión constante y la autocrítica feroz. El exjugador de Osasuna, Atlético de Madrid y Athletic disfruta del tiempo, de la familia y de pasiones que antes quedaban relegadas, como los caballos, mientras analiza con honestidad su carrera. Hoy estará en San Mamés y disfrutará como un aficionado más.

Pregunta: ¿Cómo es la nueva vida de Raúl García?

Respuesta: Ha cambiado mucho, sobre todo a nivel de tranquilidad. Cuando estás en activo al final llevas una mochila de responsabilidad y sabes que también todo lo que haces después del partido depende un poco del resultado que obtienes y ahora mismo es todo lo contrario. Ahora disfruto mucho del tiempo libre, de la familia y de proyectos que tengo.

P: ¿Ha sido muy difícil adaptarse a esta nueva vida?

R: No me costó. Siempre tienes esa duda. Ha sido una carrera muy larga en la que llevas unas rutinas y una forma de vida muy marcada y cambia totalmente. Pero creo que la decisión la tenía muy bien pensada y con tiempo. No fue una decisión de último mes, sino que ya el último año tenía bastante claro que era la última temporada. A nivel mental me preparé bastante para, como digo, ahora llevarlo como lo estoy llevando, que es muy bien.

P: Cuando alguien, de pequeño, sueña con hacerse futbolista, tener ese final que tuvo, fue como el sueño perfecto, ¿no?

R: Yo la decisión la tenía tomada de antes. No iba a depender de si era un buen año o un mal año o depender de los resultados, pero, obviamente, a nivel individual y a nivel personal, quedarte tranquilo contigo mismo, también ayuda.

P: ¿Qué supuso, personalmente hablando, ese título de Copa con el Athletic?

R: Veníamos también de muchas finales que no habíamos conseguido ganar. Entonces, como digo siempre, al final representas a muchas personas, no es solo lo individual, no es solo lo que a ti te perjudica, sino que sabes que la alegría o la tristeza de muchos aficionados también depende de lo que tú hagas. Por ese motivo me alegré mucho por la gente cercana que sufre conmigo cuando las cosas no han salido y cuando, sobre todo, en esas finales no conseguimos los títulos.

P: 609 partidos en 20 años en Primera División. ¿Qué siente cuando echa la vista atrás?

R: Siempre he dicho que yo no soñaba con ser futbolista. Simplemente, iba quemando etapas y cuando ya me acerqué un poco a esas categorías de juvenil, sobre todo en el filial de Osasuna, es cuando de verdad me planteé que podía llegar. He sido una persona que, entre comillas, desconfiaba mucho de lo que hacía por el hecho de esforzarme más todavía, no porque no confiara en mí. Todo lo contrario, soy una persona que confiaba mucho en lo que podía dar, pero siempre tenía ese punto de desconfianza para seguir mejorando y, obviamente, ahora cuando ya ha pasado toda mi carrera, soy consciente de la dificultad que tiene jugar tantos partidos. Cuando estás en activo, lo que quieres es seguir mejorando, no te paras a pensar en lo hecho, sino que quieres seguir cumpliendo cosas. No me gusta decir que he tenido la suerte, sino que me lo he currado porque es cierto que he invertido mucho.

P: ¿Cuánto ha invertido?

R: Cada día. Quizá no he disfrutado tanto el fútbol. No es una afirmación, es más una frase hecha. Cuando digo eso lo digo porque he sido tan exigente conmigo, he sido tan de querer ir a mejorar a cada detalle, que muchas veces hacía partidos buenos para el resto y para mí siempre había un pero, ¿no? Nunca me conformaba con lo que hacía, sino que siempre quería más y eso es lo que me ha hecho llegar a las cifras que he llegado.

P: ¿Era difícil convivir con ese grado de exigencia?

R: No, porque soy muy así. En mi día a día, también. Soy una persona que me gusta ser perfeccionista sabiendo que la perfección no existe y que el error y el déficit es una parte no del fútbol, sino de la vida. Pero sí, soy exigente y creo que eso hace conseguir que el techo esté más arriba de lo que hubiese conseguido si no hubiese sido así.

P: Se refiere a ese carácter guerrero que le ha caracterizado siempre, ¿no?

R: Sí, pero creo que es un complemento. Es verdad que muchas veces, por un lado, parece injusto, que la gente parece que solo se queda con que era un jugador de mucho trabajo, agresivo, de meter el pie. Pero creo que solo con eso no llegas a las cifras que he llegado.

P: En este sentido, encontrarse con el Cholo Simeone, ¿cuánto le ayudó?

R: Al Cholo le estoy muy agradecido porque yo venía de una etapa en la que en Madrid tampoco me salieron las cosas como yo quería. Había dudas alrededor de mí como jugador y él, desde el primer momento, me apoyó mucho y eso también hizo que yo pudiera poder dar ese paso adelante. Creo que yo lo entendí enseguida, su manera de ser y su forma de competir.

P: ¿Qué te parece lo que está consiguiendo en el Atlético de Madrid?

R: Hoy en día en el fútbol no hay paciencia, no se espera para que la gente tenga esos proyectos, que normalmente necesitan sus periodos, su tiempo. Vivimos en una sociedad que es todo ya, que no se espera a nadie. En el fútbol el resultado te marca mucho el tener esa continuidad o no tenerla y en este caso, el mérito que tiene el Cholo no es solo a nivel de resultado. No sé si vamos a ver algún entrador que haga lo mismo.

P: Querido por sus aficiones y odiado por el resto. ¿Cómo lo llevaba?

R: Yo entiendo esa parte. También yo la he utilizado para motivarme. Cuando iba a un campo y sientes esa crítica, esa presión, la tienes que utilizar de la otra manera. Decir, bueno, obviamente ellos quieren que yo no gane, que no me salga bien y si lo hago bien, les va a molestar más. Entonces, centrarse en sacar ese rendimiento y buscar ese punto de motivación también.

P: ¿Uno llega a cansarse de esa imagen?

R: Esto es muy sencillo. En el fútbol, a la gente le da igual la persona. El resumen es muy claro. Nos ponemos la bufanda y ya enseguida hablamos sin conocer. Obviamente, el que habla así es porque me ha visto en los terrenos de juego. Siempre he dicho lo mismo. Cuando yo estaba, por ejemplo, en el Atlético y no ganábamos y el Madrid llevaba muchos años ganando, nadie hablaba mal de mí, todo el contrario, todo el mundo pasaba. Pero luego, cuando empezamos a rendir, ya molestaba un poquito más. Le daba la importancia justa. Obviamente creo que no es justo porque son cosas que van de la mano, la persona y el jugador, pero la llego a entender porque el fútbol, como digo, la conversación de bar es muy típica y siempre vamos a las etiquetas.

P: ¿Tiene pensado, como lo ha hecho su amigo Gabi, pasarse a los banquillos?

R: Si algo tenía claro cuando dejé el fútbol era que necesitaba estar en casa los fines de semana, darle ese tiempo a mi familia que me ha dado la posibilidad de cumplir todo lo que he ido cumpliendo. Entonces, de momento, lo descarto. Es peor incluso que ser jugador. Es más inestable, es más de cambios. Pero, como digo, soy de fútbol, me gusta el fútbol y nunca sabes. Igual el día de mañana puedo estar ahí, pero de momento, a corto plazo, no.

P: Tiempo para disfrutar de la familia y de los caballos. Otra de sus pasiones, ¿no?

R: Mi mujer era la que quería empezar a montar. Cuando llegamos a Bilbao ella buscó un lugar para aprender. Poco a poco me fue enganchando a mí también porque lo veía como una vía de escape para mi carrera y, sobre todo, a nivel mental. Obviamente no para montar porque todavía, estando en activo, no podía. Compramos un caballo para que un profesor lo llevara a competir y lo íbamos a ver. Al principio era una vía de escape de esa rutina del fútbol, porque, fuera donde fuera, todo el mundo te hablaba de lo mismo. Ahora he empezado a montar.

P: ¿Puede explicar con palabras lo que siente cuando sube a un caballo?

R: Es difícil. Es esa libertad, pero, a veces, es esa adrenalina de saber que tienes debajo un animal tan grande, que es muy, sobre todo, muy sano, muy leal, pero que, obviamente, tiene la fuerza que tiene. Es una combinación entre adrenalina y libertad.

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