Ir al contenido

De Jong: “No quiero tener a gente amiga en la prensa para que hablen bien de mí. Quiero ser justo y vivir tranquilo”

Después de renovar su contrato hasta 2029, el neerlandés conversa con EL PAÍS de su situación con el Barcelona, de la relación con la prensa, del conflicto de Palestina, de Hansi Flick y de la gestión de Lamine Yamal

Aunque es ajeno al foco, Frenkie de Jong (Arkel, Países Bajos; 28 años) no se siente incómodo en las entrevistas. Al menos, lo lleva con soltura. Es franco, habla claro, y cuando quiere que no se malinterprete lo que dice se pasa al inglés. Se muestra feliz, por su doble paternidad, por su renovación con el Barcelona hasta 2029, pero también por haber dejado en el ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Aunque es ajeno al foco, Frenkie de Jong (Arkel, Países Bajos; 28 años) no se siente incómodo en las entrevistas. Al menos, lo lleva con soltura. Es franco, habla claro, y cuando quiere que no se malinterprete lo que dice se pasa al inglés. Se muestra feliz, por su doble paternidad, por su renovación con el Barcelona hasta 2029, pero también por haber dejado en el olvido una lesión en el tobillo que amagó con apagar su talento. De Jong disfruta en el Barcelona, ahora también el Barcelona disfruta de De Jong.

Pregunta. ¿Cómo era jugar con miedo?

Respuesta. No era miedo, era incertidumbre. Normalmente, cuando tienes una lesión, por ejemplo, en los isquiotibiales, tú sabes que tardas entre cuatro y seis semanas en recuperarte. Pero aquí nadie me podía decir cuánto iba a estar de baja. No sabía si iba a estar así un año o, peor, si me iba a tener que operar. Era difícil de gestionar a nivel mental. Lo verdaderamente difícil era la incertidumbre. Estaba todo el día probando si mejoraba; lo primero que hacía cuando me levantaba era ver cómo lo tenía.

P. ¿Pensaba en lo que le había pasado a Van Basten [por problemas recurrentes en el tobillo jugó su último partido a los 28 años]?

R. Mucha gente me decía que esperaba que no me convirtiera en un caso como el de Van Basten. Pero yo sabía que no iba a ser así. Tenía muchos médicos y fisios en los que tenía mucha confianza, que me dijeron: ‘Vas a necesitar tiempo, pero vas a estar bien’.

P. ¿No temió por su carrera?

R. A lo mejor, las primeras dos semanas. Pero luego ya no. Mi única preocupación era cuándo iba a poder estar al 100%.

P. ¿Y miedo de irse del Barcelona?

R. ¿Cómo lo puedo explicar? Yo siempre he tenido claro que me quería quedar en el Barcelona. Siempre he estado feliz, con el equipo, con jugar aquí. Hubo una época en la que había más presión, como también hubo otro momento en el que había gente en el club que me quería vender para sacar pasta. Creo que fue en el verano de 2023 o en el de 2022, ahora no lo recuerdo bien.

P. ¿Cómo vivió esa etapa?

R. En un punto, los podía entender. El club estaba en un momento económico difícil y yo era un jugador con mercado. Pero yo lo tenía claro: me quería quedar en el Barcelona. Y tenía confianza en que, si estaba bien, iba a jugar. Siempre ha sido así. Al final, cuando tienes contrato, si decides que te quieres quedar, te quedas. Por eso no tenía miedo.

P. No lo sé, mire el caso de Ter Stegen.

R. A veces la cosa se puede complicar. Si yo hubiese estado bien y el míster no me hubiese puesto, me hubiera ido. Yo quiero jugar al fútbol.

P. ¿No hubiese aguantado un año en la grada?

R. No sé cuánto tiempo hubiese podido aguantar. Pero yo soy futbolista y quiero jugar.

P. ¿Cómo lleva usted la superpolitización del Barcelona? ¿En el Ajax cómo era?

R. En el Ajax, a veces también es complicado. Pero si ganan, no pasa nada. La diferencia con el Barça es que aquí cada cinco años hay elecciones. Entonces, es imposible que no haya política. Hay candidatos que quieren ganar votos y necesitan a la prensa: “Si yo te doy esta información, me tienes que defender en las elecciones”.

P. ¿No ha sentido que también usted tenía que hacer política?

R. No, yo quiero ser justo y vivir tranquilo. No quiero tener a gente amiga en la prensa para que hablen bien de mí y que siempre me defiendan. Si juego mal, que lo digan; y si juego bien, también. Eso de tener gente que siempre hable bien de mí independientemente de cómo juegue no me gusta. No me sentiría cómodo.

P. No se sentiría cómodo en la mentira, porque no siempre juega bien.

R. Bueno, casi siempre juego bien [se ríe]. No, no, no, es una broma.

P. Messi y Lamine siempre dicen que el bueno es usted. Entonces, ¿por qué hay gente que dice que juega mal? ¿La gente no sabe de fútbol o usted no se sabe vender?

R. Hay un poco de todo. Lo bueno del fútbol es que cada uno puede tener su opinión. Hay gente que piensa que Leo no es el mejor… Nunca puedes convencer a todo el mundo. En mi caso, yo creo que al menos sí sé jugar al fútbol. Es verdad que muchos compañeros y entrenadores siempre han dicho que, si hay un jugador infravalorado, ese soy yo.

P. ¿A usted le constaba que Leo pensaba eso?

R. Algo sabía.

P. ¿Y qué piensa cuando viene Messi y lo elogia?

R. Pues te da orgullo. Messi era mi ídolo, para mí es el mejor de todos. Yo no he visto a Cruyff.

P. ¿Se acuerda cómo se lo dijo Leo?

R. No es que vino un día y en el desayuno me dijo: ‘Tú eres buenísimo’. Eso no pasó. Pero no quiero hablar demasiado de eso porque a Leo no le gusta cuando se hacen públicas conversaciones privadas. Pero, si vamos al punto de lo que estábamos hablando, yo creo que mi juego es difícil de valorar porque no marco muchos goles, ni tampoco doy muchas asistencias. Y la gente ahora se fija mucho en las estadísticas. Luego, también tengo mucho la pelota. A veces, la aguanto más tiempo que otros jugadores. No siempre juego a uno o dos toques. A veces sí, pero depende del momento.

P. ¿Eso lo dice como algo malo o como algo bueno?

R. Como algo bueno. Si no, no lo haría. Si yo soy el hombre libre y no tengo opción de pase, no la voy a pasar. No tiene sentido darle el balón a alguien que está marcado. Salvo, claro, que sea Lamine o Leo en su momento. Si tienes el hombre libre, tienes que ir a fijar para que haya otro compañero libre. Si estoy libre y se la paso rápido al lateral, lo estoy poniendo en un problema. La gente puede decir ‘qué rápido juega’, pero yo lo veo diferente.

P. Pensar antes que velocidad.

R. Lo importante no es jugar rápido, sino pensar rápido. Y, en mi caso, volviendo a la pregunta de por qué hay gente que piensa que juego mal o que no juego tan bien, lo que no me ha ayudado mucho es el tema del salario. La gente te empieza a ver como el jugador que más cobra de Europa y ya no se enfoca en el juego. Es más rabia: ‘Este cobra tanto…, tiene que irse’.

P. Era consciente de que el problema no era la prensa, ¿no?

R. Creo que, parcialmente, sí lo era. Me pueden decir que les llega la información desde dentro del club. Ok, pero al final son ellos los que hacen la noticia. Por ejemplo, si la BBC dice que Frenkie cobra 40 millones al año, es su responsabilidad que la información que publican sea verídica. Y cuando algo no es verdad, como fue este caso, yo me siento con el derecho a atacarlos: publicaron algo que era falso. Pero también sé cómo funciona esto.

P. ¿Cómo funciona?

R. Sé que hay alguien del club que dice: ‘Metan presión a Frenkie porque lo queremos vender este verano’. Pero tienes que verificar si la información es buena o no. Y si no tienen la información, entonces que hagan un artículo de opinión. Que digan que Frenkie tiene que irse porque no ha rendido como tiene que rendir. Eso es una opinión. Pero si publican cifras que no son ciertas, creo que se equivocan.

P. ¿Es demasiado honesto para el mundo del fútbol actual? Se lo pregunto porque hace unos días dijo que no le gustaría ir a jugar a Miami.

R. Puede ser. No digo todo lo que pienso. Sé que no siempre es bueno.

P. ¿No siempre es bueno decir la verdad?

R. Se puede entrar en conflictos con compañeros o con el club. Eso no ayuda a nadie. Para la gente puede ser divertido, pero para el vestuario no. Por ejemplo, si hay un problema dentro del vestuario, se puede decir la verdad dentro del vestuario, y eso está bien, pero si sale se convierte en un problema más grande. Entonces, en lugar de tener solo un problema en el vestuario, lo tenemos en todos lados.

P. ¿No cree que hay determinados casos en los que sí es necesario hablar? Por ejemplo, en el caso de Palestina.

R. Los futbolistas tienen la plataforma de llegar a mucha gente, pero eso no los convierte en líderes de opinión. Por supuesto que cada uno puede opinar de lo que quiera. En el caso de Palestina, del que usted me habla, yo sé la situación. Puedo hablar con mis amigos de la situación. Pero no tengo suficiente información como para hablar públicamente.

P. ¿Por qué se dice que este vestuario no tiene carácter?

R. Hay un cambio de época. Venimos de una generación con futbolistas que se habían convertido en leyendas y ahora eso está cambiando. Ahora hay muchos jóvenes, gente que todavía no ha ganado tanto. Entonces, parece que no se tiene tanto carácter. Pero también una buena pregunta es: ¿qué es el carácter, no?

P. ¿Y qué es?

R. La gente confunde que un líder es alguien que grita mucho, que está enfadado, haciendo gestos o que, si algo pasa, reprende a sus compañeros. Pero yo pienso que la gente con carácter es aquella que se mantiene firme en sus valores. Gente honesta, que ayuda a sus compañeros. No siempre hay que gritar para ser un líder. De hecho, cuando gritas mucho, la gente te deja de escuchar. Hay que saber hablar en el momento justo.

P. ¿Flick es así?

R. Sí. Flick sí que tiene carácter. Tiene las ideas muy claras, es cercano a la gente y es amable. Pero luego tienes que hacer lo que tienes que hacer. Y si no lo haces, no juegas.

P. Hay como dos corrientes: la de entrenadores gestores y la de intervencionistas. ¿En qué lugar ubica a Flick?

R. [Se ríe]. En el medio. Tácticamente, tenemos que llevar a cabo sus ideas, porque las tiene muy claras y es nuestro estilo, pero sí que tenemos libertad dentro del sistema para demostrar nuestras cualidades. Hay libertad, pero hay orden táctico. Por eso creo que hay mucha gente que dice que el Barça es muy divertido: cada jugador tiene la posibilidad de expresarse en el campo.

P. ¿Cómo ha surgido esta sociedad con Pedri?

R. Natural. Eso pasa. No es que estemos hablando muchas horas antes de un partido. Cualquiera que esté al lado de él se va a sentir cómodo porque es muy bueno. Soluciona muchas cosas y siempre te la da en las mejores condiciones. Sí creo que entendemos muy bien lo que quiere el otro.

P. ¿Es a Pedri al que busca cuando necesita el control del partido?

R. Lo intento hablar con todos, pero a Pedri es al que tengo más cerca. Podemos coger el control del partido si estamos bien. Es verdad que a veces tenemos esos momentos en los que nos miramos y decimos: “Hay que tener la pelota”.

P. Ahora es capitán, ¿cómo se gestiona un jugador como Lamine Yamal?

R. Lamine tiene que hacer en su vida lo que él crea que tiene que hacer. Yo no tengo que gestionar eso, no soy la persona adecuada para decirle a dónde tiene que ir a comer. Mi responsabilidad es ayudarlo dentro del campo. Y ahí él lo hace bien, durante los partidos y durante los entrenamientos. Si sigue haciendo eso, me da exactamente igual lo que haga fuera del campo.

P. ¿Tiene alguna explicación a la cantidad de lesiones?

R. No sé, es difícil. Los primeros meses de la temporada, cuando hay parón de selecciones, hay un poco más de lesiones de lo habitual durante una temporada. Puede ser por los cambios de rutina, de entrenamientos, o por los viajes a otros países para estar con tu selección. Todo eso puede influir, pero nadie sabe exactamente de dónde viene. Si no, ya lo habríamos solucionado.

Sobre la firma

Más información

Archivado En