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El Espanyol vuela al tercer puesto tras vencer con diez al Mallorca

Los de Manolo González pasaron de dominar a sufrir con un jugador menos hasta que un penalti transformado por Kike García selló el triunfo en Cornellà

Un gol de Pere Milla, que vive su propia redención, y otro de Roberto Fernández parecían encaminar al Espanyol hacia una noche plácida en Cornellà. El equipo volaba, dominaba al Mallorca, encontraba profundidad por las bandas y se sentía arropado por 26.082 aficionados un lunes en el RCDE Stadium. Pero el duelo dio un vuelco en cuestión de minutos: penalti para el Mallorca, expulsión de Milla y arreón de Muriqi para igualar el marcador en el tramo final del partido. Lo que era un vuelo tranquilo se convirtió en un ejercicio de resistencia, y entre el vértigo apareció Kike García para transformar un penalti y sellar un triunfo que mantiene al Espanyol en una nube esta temporada (3-2). El triunfo perico catapulta al equipo tercero en la Liga, en puestos de Champions y empatado con el Barça por detrás del Real Madrid, al que se enfrentará el próximo fin de semana. Y también sostiene la comunidad con su afición, que responde al buen momento de su equipo.

El arranque tuvo color bermellón. El Mallorca quiso mandar, pero apenas resistió unos minutos la intensidad del Espanyol. Pronto apareció Javi Puado, incisivo en la izquierda, generando peligro con sus centros al área cargada de jugadores pericos. El capitán arrastraba defensas para que Carlos Romero, veloz y determinante, doblara por fuera y generara el primer gol: centro preciso de Romero y toque sutil de Milla, suficiente para superar a Leo Román. El tanto confirmaba la transformación del delantero, de la suplencia crónica, a firmar tres goles en cuatro partidos.

El Mallorca no tuvo la misma capacidad ofensiva, y no encontraba huecos entre la zaga defensiva perica, muy atenta. Tras el gol, los visitantes se encogieron y encerraron en su línea defensiva de cinco, y el Espanyol olió sangre. Esta vez, por la banda derecha. Roberto Fernández, titular por delante de Kike García, había avisado con un disparo al larguero a los cinco minutos del inicio del encuentro, y no perdonó en su siguiente oportunidad. Un saque largo de Dmitrović acabó en los pies de Dolan, cuyo centro mal calculado por Leo Román permitió al nueve empujar con el muslo para el 2-0. El estadio rugía, y el equipo se sentía cómodo.

El Espanyol, un recién ascendido, volaba a por el tercer gol. Pero la atmósfera cambió de repente en apenas cinco minutos. Pol Lozano agarró a Jospeh en una jugada a balón parado y el colegiado señaló penalti. Muriqi, sereno, lo transformó y recortó distancia. Y tras el gol, Milla protestó una acción en la que había caído al suelo y Alejandro Hernández le mostró la roja directa.

El vuelo de los locales amenazaba con estrellarse. Con un hombre más, el Mallorca se volcó sobre el área de un Espanyol replegado y encontró en Muriqi su faro. El delantero kosovar, tras un centro bombeado, ganó el duelo aéreo y batió a

Dmitrović, su gran rival durante toda la segunda parte. El empate parecía castigar a los pericos, pero el Espanyol se negó a rendirse. En una última sacudida, Kike García transformó un penalti y devolvió la ventaja en un tramo final completamente loco. El RCDE Stadium estalló: de la alegría al alivio, el equipo dirigido por Manolo González logró cerrar un triunfo que refuerza su vuelo y que los deja en tercera posición, durmiendo en puestos de Champions.

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