PSG PSG
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Liverpool LIV
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Harvey Elliot 86'
Finalizado

El Liverpool gana con un solo tiro en París

El equipo inglés se impone con un remate después de vivir 87 minutos acorralado por un PSG que le disparó 28 veces

Donnarumma mira cómo entra en la portería el remate de Elliott para el Liverpool.Sarah Meyssonnier (REUTERS)

Harvey Elliott, probablemente el jugador menos importante de la plantilla del Liverpool, alegre mediapunta a la vieja usanza, devoto del último pase y desinteresado convicto de las labores de mantenimiento, ejecutó el único remate de su equipo en el incendio de París. El PSG lo freía. Le había arrebatado la pelota, lo había anulado en ataque y le había rematado 28 veces, según la UEFA, cuando Elliott rompió el cerco y corrió en una galopada aleatoria para aprovecharse del improbable saque de portería de Alisson y del poco previsible rebote tras la pelea de Marquinhos con Darwin. Pues bien, ahí fue el rebote favorable a Darwin, ahí fue el pase y ahí fue Elliott, autor de un 0-1 que cayó como el premio de la lotería. El próximo martes en Anfield el líder de la Premier se jugará el pase a cuartos de la Champions con la serenidad de comenzar el último duelo con la ventaja que proporciona el marcador y un sentimiento inefable de que los dioses del fútbol lo amparan por misteriosas razones que no se sostienen ni en la estadística ni en la evidencia abrumadora del juego mostrado.

PSGPSG
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Gianluigi Donnarumma, Achraf Hakimi, Willian Pacho, Nuno Mendes, Marquinhos, Vitinha, Fabián Ruiz (Warren Zaïre-Emery, min. 77), João Neves, Khvicha Kvaratskhelia (Gonçalo Ramos, min. 77), Bradley Barcola (Désiré Doué, min. 65) y Ousmane Dembélé
LIVLiverpool
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Alisson Becker, Virgil van Dijk, Andy Robertson, Trent Alexander-Arnold, Ibrahima Konaté, Ryan Gravenberch (Wataru Endo, min. 78), Mohamed Salah (Harvey Elliott, min. 85), Alexis Mac Allister, Luis Díaz (Curtis Jones, min. 66), Dominik Szoboszlai y Diogo Jota (Darwin Núñez, min. 66)
Goles 0-1 min. 86: Harvey Elliot
Arbitro Davide Massa
Tarjetas amarillas Marquinhos (min. 37), Virgil Van Dijk (min. 69)

“Si hubiéramos salido con un empate habríamos tenido suerte”, dijo Arne Slot, el técnico del Liverpool. “Hoy no fuimos el mejor equipo, y desde luego con la pelota fuimos mucho peores que el PSG. Fue un milagro que llegáramos al descanso con 0-0 después de sufrir cuatro ocasiones clamorosas. El desafío que tenemos ante nosotros es increíble. Cada detalle que analizamos, cada registro, indica que el PSG ha sido hasta ahora el mejor equipo de lo que va de Champions”.

La eliminatoria emite un aroma de final anticipada. Se enfrentan el equipo que exhibe mayor madurez y regularidad con el que crece con más fuerza en Europa. El primer acto confirmó los presupuestos. El PSG es un torbellino. Una orquesta del vértigo capaz de componer las polifonías más coloridas sin fallar una sola nota, gentileza de los tres maestros de su mediocampo. No hay un centro del campo más vibrante y preciso que el que conforman Vitinha, Fabián y Neves, la cadena de suministros más ingeniosa y activa del continente, capaz de activar a defensas y delanteros hasta transportar a todo el equipo ahí donde los rivales no dan abasto. La efervescencia del mediocampo parisino acabó por desgastar a los visitantes en su eslabón más débil: Szoboszlai y Gravenberch no aguantaron la presión. Mac Allister se quedó solo resolviendo problemas que superaban su competencia. A los 20 minutos de contraste, el sueño de los fanáticos de la curva Auteuil cobraba forma: el Liverpool se encogía.

La primera parte concluyó con 14 tiros del PSG por ninguno de su oponente. Las famosas transiciones de Salah, Luis Díaz y Jota se quedaron en fuegos artificiales. Cada vez que el Liverpool recuperaba la pelota, por casualidad o por oficio, se encontraba con la reacción instantánea, agresiva, del pequeño Vitinha moviendo las líneas en anticipación y a los defensas que le seguían por detrás. Marquinhos, Pacho y Mendes se lucieron como unidad de cobertura. Salah jugó con un zincho. Mendes, tantas veces lateral de largo recorrido, se transformó en su carcelero mientras en el otro flanco Díaz no podía irse del puntual Marquinhos, sobrio director de los cierres en compañía del joven Willian Pacho. El gigante de Quinindé no vaciló ni una sola vez. Acertó siempre. Solo le falló el agarre de la bota en una acción que habría dejado mano a mano a Jota con Donnarumma de no ser por la reacción veloz de Vitinha y Marquinhos.

El PSG controló hasta los accidentes porque sus jugadores no dejaron de maquinar, infaliblemente alertas, siempre dispuestos a hacer el trabajo del compañero que no podía. Desde la generosidad defensiva que ha implantado Luis Enrique construyeron un estado de excitación general que desembocó en los dos extremos. Dembélé y Kvaratskhelia se convirtieron en un tormento para el Liverpool. Primero se destapó Dembélé, que con uno de sus arrebatos impredecibles dejó solo a Neves en el punto de penalti. Solo se le interponía Alisson, pero el portugués lanzó alto. Luego Kvaratskhelia apareció poco a poco hasta entrar en una especie de trance. Hizo un gol anulado por fuera de juego tras un córner y a partir de ahí comenzó a encarar por los dos perfiles, por las dos bandas, por el medio, con la izquierda, con la derecha. No lo podían parar. Alisson le sacó dos tiros con la punta de los dedos. Bien orientado por Van Dijk y Konaté que evacuaron balones y achicaron espacios, el portero no falló. Le sacó un tiro avieso a Barcola con la punta el pie y despejó un remate de Doué en la cepa del poste cuando medio estadio gritaba gol.

Luis Enrique: “Ha sido el mejor partido del PSG en los últimos años”

Alisson Becker monopolizó el centro de la escena. Faltaban tres minutos para el final cuando lanzó en largo para que Darwin peleara por la pelota con Marquinhos. Hubo un rebote que el uruguayo punteó al espacio que se abría a la derecha y por ahí entró Elliott. El más diletante de los rojos entró en la segunda mitad y todo lo que hizo fue golpear esa pelota con su pie izquierdo. Donnarumma la rozó pero sin suficiente fuerza para evitar que se colara en la red.

La victoria penaliza de manera desproporcionada a los valientes del PSG, castigados sin haber cometido un solo error después de someter a su rival en todos los apartados durante 87 minutos. Luis Enrique ha hecho una gran labor psicológica. Sostener la convicción después de un golpe que cuestiona la validez del modelo será su reto más grande en los próximos días.

“Sin ninguna duda espero la clasificación”, declaró el técnico español, tras salir del vestuario. “No tenemos nada que perder. Nada en absoluto. Así es que iremos a Anfield a repetir el partido que hemos hecho aquí. Sin especular. Porque hoy el mejor jugador del Liverpool ha sido el portero. Alisson ha hecho cinco paradas increíbles. Eso indica todo. Para mí ha sido el mejor partido de este PSG desde 2023. Yo creo que esta temporada el Liverpool nunca se ha ido al descanso con cero goles esperados”.

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