20 tiros del Real Madrid: ningún equipo le había disparado tanto al Manchester City de Pep Guardiola en su casa

Carlo Ancelotti admite que no pensaba que el Madrid tuviera “este sacrificio en este momento”

Carlo Ancelotti y Pep Guardiola durante el partido entre Manchester City y Real Madrid este martes.Jason Cairnduff (Action Images via Reuters)

M. City MNC
2
Erling Braut Haaland 18', 79' (p)
Real Madrid RMA
3
Kylian Mbappe 59', Brahim Diaz 85', Jude Bellingham 91'
Finalizado

Si a Vinicius se le había olvidado que el Balón de Oro viajó a Mánchester, en el Etihad le lanzaron un pequeño recordatorio con sorna. “Stop crying your heart out” (Deja de llorar con todo tu corazón) se pudo leer en la lona que se descolgó en un fondo al salir ambos equipos. Una frase de un título de una canción de Oasis, la banda de referencia de la casa citizen, acompañada con la imagen de Rodri y el galardón. El brasileño, que vio el mensaje y aseguró que le dio “más fuerza”, sumó otro estadio a la colección donde no concita todas las simpatías. En cuanto tocó el primer balón, abucheos.

Los pitidos, sin embargo, inauguraron la gran carga ofensiva del Madrid. Una catarata de oportunidades erradas que causaba el pasmo y la incredulidad, hasta que, cuando nadie lo esperaba, los blancos salieron del cuarto oscuro. Veinte tiros a favor de los blancos por los 11 del City. Nadie le había disparado tanto a los citizen en casa en la era de Pep Guardiola (desde 2016) en cualquiera de las competiciones. El tope se encontraba en los 17 del West Ham en la Premier hace cinco semanas, en una tarde que, curiosamente, acabó con el triunfo local por 4-1.

En las anteriores visitas, el Madrid se quedó en ocho el año pasado; en siete en 2023; y en 11 en 2022. Este martes, Kylian Mbappé lideró el tiroteo (cinco), seguido por Valverde, Vinicius y Bellingham, con tres cada uno.

¿Ha dejado pasar una oportunidad de sentenciar la eliminatoria?, le preguntaron de entrada a Carlo Ancelotti. El italiano movió la cabeza, esbozó una ligera sonrisa, dio por buena la victoria y lanzó un aviso a los suyos. “Por mucho tiempo hemos tenido la duda de si se podía tener equilibrio con este equipo. Se puede, si hay una buena dosis de sacrificio. Hoy se han sacrificado todos. Este es el camino, lo estábamos hablando hace tiempo. Hemos sido capaces de sacar algo bueno de la emergencia”, aseguró el italiano, que, a punto de levantarse de la sala de prensa, dejó otro mensaje: “Fue un partido bastante sorprendente. No pensaba que en este momento el equipo fuese capaz de tener un sacrificio así”, apuntó sobre la gran cuestión existencial de un Madrid que, después de medio año de curvas, ofreció al fin una imagen redonda.

Le sirvió para, en su séptima visita, lograr su primera victoria en el Etihad, un escenario en el que acostumbraba a malvivir más que a vivir, donde sufrió la mayor goleada europea en décadas (el 4-0 de 2023), donde necesitó el año pasado de un ejercicio de resistencia como no se le recuerda, y donde esta vez atrapó un triunfo con el que ya nadie contaba después de 85 minutos de sorprendente desatino del ataque más distinguido del fútbol mundial.

Se llevaba hablando tanto de la urgencia de que los cuatro atacantes blancos echaran carbón a la estufa defensiva que se daba por hecho que iban a cumplir porque sí con su misión principal: afinar ante la portería rival. La secuencia de aproximaciones del Madrid fue continua. De los 20 tiros, ocho fueron a puerta. Las tuvo el City, sí, pero la catarata de ocasiones a favor de los madridistas fue enorme. Las miradas y los temores se dirigían a la defensa remendada, a una zaga con dos medios (Valverde y Tchouameni), como no quería Carlo Ancelotti, a un Asencio en prácticas y a un Mendy que se había quedado a medias esta campaña. “Los cuatro de atrás nunca habían jugado juntos. Y digo más: nunca habían entrenado juntos. El muy criticado Tchouameni ha estado espectacular”, reivindicó Carletto sobre una de sus apuestas más cuestionadas, además de elogiar a Asencio. Curiosamente, el problema que más tardó en resolver el Madrid este martes no estuvo en la zaga, sino en el enfoque extraviado de los atacantes.

Mbappé ante el portero, Mendy, Vinicius, más Vinicius, Rodrygo, Valverde, otra de Mbappé... Faltaba por fallar Bellingham, pero eso no tardó en ocurrir. Llegados a este punto, con la grada agarrada a “Come on City”, ya solo quedaba que el Madrid metiera en una pifia. Y así ocurrió, con la espinillera de Mbappé. El galo, Vinicius y Bellingham se reían a carcajadas. “Aquí todo vale”, resolvió Brahim.

Y después de los festejos, vuelta a la normalidad: más ocasiones al limbo y penalti en contra que se cobró Haaland. Ancelotti pedía calma y en el último aliento de la noche congelada de Mánchester, Brahim y Bellingham cazaron el triunfo después de no aprovechar una goleada. “Es un resultado trampa porque piensas que puedes bajar los brazos”, advirtió Ancelotti después de la mejor noche de los suyos. “Sí, me esperaba este Madrid”, se resignó Guardiola.

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