Javi Guerra hace crecer al Valencia

El Valencia sumó su cuarta victoria en LaLiga, esta vez ante el Celta, después de una tarde de gloria de Javi Guerra, imperial en Mestalla. Carlos Corberán ha devuelto la fe a la hinchada valencianista gracias a que el equipo se ha hecho fuerte en Mestalla, donde ha sumado dos victorias consecutivas. Guerra fue el líder indiscutible en este segundo éxito. El centrocampista, redivivo, dio una asistencia y marcó el gol del triunfo. El Valencia, al fin, encuentra a alguien capaz de guiarle hacia la salvación.

Javi Guerra llevaba una temporada muy pocha. Después de su exuberante última Liga, el centrocampista, sin explicación, se había convertido en un futbolista irrelevante. Rubén Baraja, mismo número y parecida función hace lustros, se vio obligado a relegarle al banquillo. Pero llegó Carlos Corberán y ha relanzado su carrera. El futbolista de Gilet, favorecido por Enzo Barrenechea como guardaespaldas, ha recuperado la jerarquía y su influencia en el juego. Y la hinchada, angustiada desde hace meses, sonríe y vibra cuando le ve de nuevo correr con esa zancada poderosa que hace que tiemble Mestalla entero.

El Valencia, pese a todo, sufría en la primera parte ante un Celta que parecía estar blindado atrás. Frente a la posesión blanquinegra, orden y paciencia. Después, cuando recuperaba la pelota, salía con muy mala idea hacia el área de Mamardashvili. Ahí César Tárrega tragaba saliva cada vez que aparecían los delanteros. Swedberg lo detectó desde el principio y se encargó de encararle cada vez que lo tenía enfrente. Al equipo de Carlos Corberán le costaba pisar las últimas franjas de césped y empezaba a sufrir.

Pero entonces emergió, gigantesco, Javi Guerra. Un soberbio centro suyo al área llegó franco a Hugo Duro y el delantero, habitualmente infalible en este tipo de acciones, cabeceó alto con la portería para él. Un minuto más tarde, Guerra, irredento, recogió la pelota en la frontal de su área, se la cedió a Diego López y arrancó una nueva carrera, esta vez de costa a costa. Cuando llegó al área contraria, recibió el balón y el centrocampista de Gilet, redondeando una primera parte esplendorosa, se sacó del bolsillo una segunda asistencia que Luis Rioja no desaprovechó. Mestalla volvía a creer.

Corberán quería convertir ese gol en un tesoro a custodiar. Luis Rioja pasó al lateral derecho y Foulquier se convirtió en un tercer central. El ritmo en la zona trasera de la clasificación se ha avivado, con resultados como el triunfo del Espanyol ante el Madrid, y el Valencia necesita sumar de tres en tres para no quedarse descolgado. La ventaja templó a los chés, que agradecen el regreso de Gayá, sobrado de oficio y sabiduría, aunque su equipo era más eléctrico por la otra banda, donde Luis Rioja siempre busca soluciones.

Este Valencia tan precavido era difícil de sorprender. El Celta intentaba buscarle la espalda a los defensas de Corberán, pero Mosquera y sus largas piernas empezaron a arruinar cada jugada celtiña. Cuando más sólido parecía el Valencia llegó una sutileza de Carreira que Pablo Durán convirtió en el empate del Celta.

El susto volvió a Mestalla. Son demasiados partidos echados a perder. Pero daba igual. Era la tarde de Javi Guerra. El líder de este Valencia de Corberán conectó con Luis Rioja y soltó un derechazo imparable para Guaita. El Valencia volvió a mandar en Mestalla, donde el nuevo técnico ha cavado una trinchera desde la que espera mantener a su equipo en Primera. Hubo tiempo, incluso, para celebrar el regreso en casa, once meses después, de Diakhaby. Estas dos victorias seguidas, con el lapsus de Montjuïc en medio, permiten a su afición recuperar la fe. Otro paso hacia la salvación.