Los 45 minutos con los que Vinicius disparó la remontada: seis tiros, diez regates y tres goles

El brasileño, que al descanso solo había buscado la puerta una vez y no se había escapado nunca de su defensor, se encendió en la segunda parte y rindió a Henry: “El equipo es suyo”

Vinicius celebra su segundo gol al Borussia Dortmund.Associated Press/LaPresse Manu F (APS)

El Real Madrid entró el martes al vestuario del Bernabéu en el descanso medio sonado, 0-2 por detrás del Borussia Dortmund, y salió de allí transformado en algo que supuso una revelación para Carlo Ancelotti: “La segunda parte nos ha enseñado mucho de lo que tenemos que hacer y de cómo tenemos que hacerlo. Puede ser un momento clave de nuestra temporada”. Y en el centro de aquella transformación, Vinicius, que se tomó el revolcón del primer tiempo como algo personal: “Tenemos que mejorar y jugar así desde...

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El Real Madrid entró el martes al vestuario del Bernabéu en el descanso medio sonado, 0-2 por detrás del Borussia Dortmund, y salió de allí transformado en algo que supuso una revelación para Carlo Ancelotti: “La segunda parte nos ha enseñado mucho de lo que tenemos que hacer y de cómo tenemos que hacerlo. Puede ser un momento clave de nuestra temporada”. Y en el centro de aquella transformación, Vinicius, que se tomó el revolcón del primer tiempo como algo personal: “Tenemos que mejorar y jugar así desde el principio. Si no, el míster no aguanta”, dijo, medio en serio, medio en broma.

Al salir del vestuario, el brasileño entró en una ebullición que terminó arrastrando al equipo y a todo el estadio. “Es raro ver a un jugador que hace una segunda parte como la que ha hecho él”, dijo Ancelotti. “Aparte de los goles, ha hecho una segunda parte con una energía, una intensidad y un carácter extraordinarios”. El 1-2 de Rüdiger llegó precedido de la agitación del brasileño: un tiro después de un eslalom, un pase al área tras una carrera, otro tiro lejano. La transformación del brasileño quedó capturada en los registros de Hudl Statsbomb. Se disparó en todo.

Tocó el balón casi el doble: de las 27 veces del primer acto, a 46. Y usó la pelota con mucho más riesgo e intención; también con más acierto y más daño para el rival. En el primer tiempo solo había intentado tres regates, todos fallidos, en parte por la buena vigilancia de Ryerson. Los siguientes 45 minutos fueron muy distintos: se lanzó a regatear más del triple, diez veces, seis con éxito.

El equipo ganaba terreno a su ritmo y le buscaba cada vez más al espacio. En el segundo tiempo avanzó 329 metros conduciendo el balón, cinco veces más que los 60 del primero. Solo en la jugada imposible del 4-2, de área a área, recorrió 80,3 metros con el balón sin que lograran detenerle.

También asumió más peso en la finalización, después de dar tres pases clave sin fruto en el primer acto. No dio ninguno en el segundo. Pasó de tirar una vez (el 10% del equipo) a hacerlo seis (el 35%). Y en ese empeño cazó sus tres goles. Fue un vendaval que arrastró consigo al Madrid y al Bernabéu.

No era la primera vez que Vinicius provocaba una transformación de ese calado en un partido, pero sucedió rodeado de circunstancias que amplificaron el impacto. Por ejemplo, en el exfutbolista Jamie Carragher, que siempre contempló al brasileño con cierta reserva: “El Real Madrid pensó que había fichado al mejor jugador del mundo, cuando ya tenían al mejor jugador del mundo. Disfruta tu Balón de Oro, Vini”, dijo en la CBS en referencia a la llegada este verano de Kylian Mbappé.

El brasileño agarró contra el Dortmund la bandera de la rebelión mientras el francés, que no termina de despegar, se mantenía en un segundo plano, desde el que fue capaz de asistir a Rüdiger para el 1-2. Este contexto resaltó el brillo del partido de Vinicius, que ya había producido algo semejante, quizá de mayor peso todavía en 2023 en Anfield. Aquella noche, en la ida de los octavos de final de la Champions, el Liverpool se puso 2-0 ya en el minuto 14. El Madrid se había evaporado. Entonces Vinicius se inventó dos goles y alcanzaron el descanso empatados. La faena la remató Benzema con el 2-4 y el 2-5, y aquello desvió algo el foco del brasileño, que contra el Dortmund sí cerró la función con el 4-2 y el 5-2.

El de Anfield y el del Bernabéu son los dos únicos partidos de la historia de la Copa de Europa en los que un equipo empieza perdiendo por dos goles y acaba ganando por tres de diferencia. Y la llama de las remontadas la prendió Vinicius, que también agitó la del curso pasado en la vuelta de las semifinales contra el Bayern. Fue el que más tiró (5) y el que más regateó (8), pero en las fotos de los goles apareció Joselu.

El brasileño ha ganado peso resolutivo en el campo cuando el equipo se ve bajo el chaparrón y también ha mostrado su intención de hacerlo fuera en las peores noches. Como en 2023 en Mánchester después de perder 4-0 contra el City. Fue uno de los pocos jugadores del Madrid que se paró a dar explicaciones camino del autobús al que ya se había escabullido Benzema, el capitán.

Después de la remontada que comandó ante el Dortmund resumió sus intenciones: “Todavía tengo 24 años y quiero seguir aquí para siempre y hacer muchas cosas para este equipo”. El exjugador Thierry Henry detectó hace tiempo el peso capital de Vinicius en el Madrid: “Lo decía hasta cuando Bellingham estaba marcando. Es su equipo. Desde que se fue el gran hombre, Benzema, el equipo es suyo”, dijo el martes.

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