El Athletic salva el escollo del AZ con solvencia y la Real cae ante el Anderlecht
Nico Williams, fundamental en los dos goles rojiblancos, uno de su hermano Iñaki y el otro de Oihan Sancet
San Mamés volvió a vivir una de sus noches mágicas en Europa, con la victoria del Athletic, muy trabajada y conseguida en el último tercio del partido, con la aparición estelar de Nico Williams, autor de la asistencia a su hermano para abrir el marcador, y de la jugada individual, con disparo incluido, que acabón en el tanto de Sancet para tranquilidad de la parroquia rojiblanca, de nuevo fiel a sus colores.
El Athletic intentó ser arrollador en el inicio del partido, quiso apabullar al AZ en su reestreno europeo en San Mamés después de seis años, un periodo tan largo que sirvió para que prescribiera una sanción de la UEFA, y consiguió encajonar al equipo holandés en su campo. Presumía su técnico de que ellos se defenderían con el balón, pero no lo tuvieron más que a ratos en la primera parte. Lo que sí hicieron a la perfección fue achicar agua cada vez que los Williams profundizaban por las bandas o Yuri intentaba engatillar.
Después del cabezazo de Guruzeta, para abrir boca en el primer minuto, se sucedieron las llegadas del Athletic, aunque los hombres de Valverde fueron perdiendo profundidad, según discurría el partido y el AZ ajustaba mejor sus líneas. El descanso no atemperó los ardores bilbaínos, que siguieron igual, aunque el equipo holandés no dejaba resquicios para las alegrías del Athletic. Ya planeaba Valverde algunos cambios para revitalizar las opciones de su equipo, cuando, sobrepasado el minuto 70, Nico Williams le ganó la carrera a su par, centró paralelo y por el centro apareció, quien no, su hermano Iñaki para fusilar al guardameta visitante. Al AZ no le quedó otra opción que cambiar el registro y buscar a Agirrezabala, pero otra vez Nico Williams desbordó a la defensa, encontró espacio para disparar y el rechace del guardameta lo recogió Sancet para encontrar el hueco para marcar el segundo y cerrar el partido.
En San Sebastián, la Real Sociedad volvió a las andadas en Anoeta. Después del empate que consiguió en Niza en la primera jornada, el equipo de Imanol Alguacil cayó en casa frente al Anderlecht, que no es un equipo de otra galaxia, pero que aprovechó sus ocasiones de la primera parte en un choque que el árbitro tuvo que pasar cuando los seguidores ultras del equipo belgas rompieron a patadas la protección de metacrilato que les separa del campo y arrojaron objetos a la grada realista. La Ertzaintza intervino en el descanso para detener a dos de los autores de los daños, identificados a través de las cámaras de seguridad.
El técnico donostiarra decidió utilizar a su segunda unidad para afrontar el choque. En la alineación faltaban nombres como Zubimendi, Oyarzabal o Kubo, y, en principio, la apuesta le salió bien, porque a los 5 minutos ya iba ganando la Real, después de un error belga en la salida del balón, que robó Sadiq para ponerle un centro perfecto al riojano Marín, que fusiló a Coosemans. Pero, a pesar del inicio brillante de los donostiarras, el Anderlecht no perdió el sitio, y siguió a lo suyo, cada vez más cerca del área de Remiro.
Empató Vázquez después de una asistencia de Dreyer con la Real cada vez más desorganizada, y ya en la recta final de la primera parte, una genialidad de Leoni en forma de disparo a la escuadra puso unas cifras que serían definitivas en el marcador, porque, aunque en la segunda mitad puso Imanol en el campo a sus pesos pesados para intentar equilibrar, e incluso ganar el partido, se encontró a un equipo belga cada vez más protegido atrás, tejiendo una tela de araña en torno a su portero e impidiendo cualquier amago de remate por parte de los donostiarras, impotentes y sin ideas, que pudieron encajar algún gol más al contragolpe.