Busquets Ferrer, de hacerse árbitro por una broma paterna a domar el derbi más difícil
El colegiado que suspendió el Atlético de Madrid-Real Madrid, para el que le escogió el CTA pese a su juventud y las críticas por la elección, cosecha elogios de excompañeros por su temple
Mateo Busquets Ferrer, el árbitro que paró el derbi del Metropolitano, ha frecuentado durante diez años el mismo gimnasio de Palma de Mallorca, en el que pasa desapercibido. Hasta este martes. Por la mañana se le acercaron dos mujeres que confesaron que no sabían nada de fútbol, que temían incluso estar equivocándose de persona, pero que cumplían la misión de trasladarle un mensaje: “Nos han dicho nuestros maridos que te demos la enhorabuena”.
Además del bochorno mundial, el Atlétic...
Mateo Busquets Ferrer, el árbitro que paró el derbi del Metropolitano, ha frecuentado durante diez años el mismo gimnasio de Palma de Mallorca, en el que pasa desapercibido. Hasta este martes. Por la mañana se le acercaron dos mujeres que confesaron que no sabían nada de fútbol, que temían incluso estar equivocándose de persona, pero que cumplían la misión de trasladarle un mensaje: “Nos han dicho nuestros maridos que te demos la enhorabuena”.
Además del bochorno mundial, el Atlético de Madrid-Real Madrid del domingo propició un suceso rarísimo: la eclosión de un árbitro. Estas ocasiones sirven a veces de escenario de la explosión repentina de talentos futbolísticos muy jóvenes, o muy desconocidos. El entusiasmo que provocó en el gremio la actuación de un colegiado de solo 30 años resulta comparable. Por ejemplo, en el exárbitro Eduardo Iturralde Fernández: “Estaba viendo el partido, y qué orgullo. Pensaba: ‘Qué bien, colega, con todo lo que nos está cayendo...”.
Otro exárbitro, Antonio Mateu Lahoz, que había criticado su designación para un partido tan crudo, relató en Movistar una especie de conversión repentina: “Va a haber un antes y un después en el arbitraje”, dijo. “Este chico solo tiene dos años en el fútbol profesional y ha demostrado una tranquilidad, un temple, una seguridad en sí mismo...”.
La trayectoria de Busquets Ferrer ha sido meteórica. Después de cuatro temporadas entre 2ª y 1ª RFEF, el Comité Técnico de Árbitros (CTA) lo ascendió a Segunda para el curso 2022-23 y a Primera para el siguiente, el 2023-24. Cuando se anunció que, con una experiencia en la élite tan limitada, le habían adjudicado un partido tan cargado, corrieron las críticas en los mentideros arbitrales. Se trataba de un empeño casi personal del presidente del CTA, Luis Medina Cantalejo, que estaba muy convencido de las capacidades del joven árbitro. Propuso su nombre en la reunión del Comité de Designación, y el representante de LaLiga, el exárbitro Daudén Ibáñez, y el del CSD, el excolegiado Puentes Leira, estuvieron de acuerdo sin reparo alguno.
Detrás del encargo estaba también la intuición del CTA de que Busquets Ferrer puede cuajar en un gran colegiado e incluso ocupar ya a final de temporada la plaza de internacional que liberará Soto Grado, de 45 años ya. Creían que había llegado el momento de probarle en un partido de fuste, que terminó teniendo aún más miga de la que se temía por la carga extradeportiva.
Medina le tiene en el radar desde hace años, como cuenta Iturralde: “Me avisó cuando estaba en 1ª RFEF”, dice. “Ya se le veían las mismas formas con los jugadores, en los conflictos. Tiene templanza, que es algo que no se aprende. Es como el regateador, que se tiene o no se tiene. Yo era un bala perdida. Estuve 17 años, y aunque lo quise aprender...”.
Antes de llegar al punto de ebullición de los mecheros, Busquets Ferrer ya había mostrado ese rasgo, como se aprecia en varios tramos del vídeo del derbi difundido el lunes por el CTA. Al terminar el primer tiempo, se le acerca Luka Modric a protestar por la tarjeta que le había enseñado: “Dime, Luka. ¿La tarjeta”. El croata empieza su queja: “Me sacas tarjeta por nada”. El árbitro no varía el tono comedido: “Sí, para mí, sí, para mí es claro. Formas de verlo... Gracias, Luka”. Modric sigue quejándose y el colegiado, en su línea: “Gracias, Luka. Gracias, Luka”. Hasta que Luka se rinde y se va al vestuario. “OK, Jude”, le dice a Bellingham, que también amaga con quejarse.
Aunque el momento crucial fue el de decidir la suspensión temporal del partido, algo de lo que es difícil encontrar precedentes en Primera. Después de ordenar los dos avisos preceptivos por megafonía, Courtois vuelve a llamar su atención sobre el lanzamiento de objetos y se acerca al portero: “¿Tú no puedes jugar? Vale. Nos metemos dentro”. Se lo explica a los entrenadores y pide a los jugadores que se retiren. Modric no lo ve claro: “Va a ser peor, eh”, le advierte. “Bueno, ya lo veremos, ya lo veremos”, le contesta. Y no fue peor.
Según fuentes del CTA, esta calma y dominio de situaciones de presión máxima son rasgos de carácter que sus informes destacan al menos desde que tenía 26 años. “Es un tipo muy sereno, muy tranquilo; y a la vez, firme y analítico. Llama la atención para la poca edad que tiene”, dicen.
Busquets Ferrer empezó a inclinarse por el silbato a los 15 años por una medio broma de su padre, que después de que jugara un mal partido le dijo que quizá debía pensar en el arbitraje: “Al lunes siguiente fui a mirarlo y justo empezaba un curso. Me apunté con mi tío y lo fui compaginando mientras seguía jugando a fútbol”.
Antes de dejarlo de manera definitiva en juveniles, cuando cada vez pasaba más tiempo en el banquillo, se desempeñaba por la banda izquierda, y con 11 años incluso llegó a coincidir en la selección alevín de Baleares con Sergi Darder, ahora centrocampista del Mallorca.
Parra Iturralde, tomó el camino correcto: “Tiene todo para ser árbitro top top. En 24 partidos en Primera ha conseguido algo que es dificilísimo, que los futbolistas le compren el error. Confían en sus decisiones. Hay árbitros que después de 12 años, aunque acierten, están en duda para los jugadores”, explica. “También tiene aspectos que mejorar. Le cuesta sacar rojas, quizá por haber sido futbolista, aunque ojalá todos los árbitros hubieran jugado. Pero eso sí se aprende”.
Lo que lleva de serie es la calma. Al terminar el complejísimo derbi estaba “tan normal”, según fuentes del CTA. Cenó en el estadio, se tomó el tiempo necesario para redactar el acta que explicaba la suspensión y se fue al hotel poco antes de la una de la madrugada. A la mañana siguiente tenía un vuelo temprano a Palma, donde le esperaba su esposa con sus dos gemelos casi bebés.