Lewandowski liquida al Getafe y el Barcelona sigue líder

A efectos de inventario para cualquier líder, también para el Barcelona, hay partidos que simplemente conviene liquidar, jornadas pesarosas de entretiempo ante rivales farragosos en los que la victoria se da por descontada, días en que alcanza con que comparezca el delantero oportunista de siempre para marcar el gol de la victoria, tipos como por ejemplo Lewandowski. El gol de rigor del polaco fue la jugada más reconocible de un Barça que perdió encanto y puntería, desquiciado por la permisividad del árbitro y el fútbol de contacto del Getafe.

No hubo goles sino que el resultado estuvo en el limbo hasta una última jugada en el área de Peña. Borja Mayoral remató al aire cuando los aficionados barcelonistas ya se tapaban los ojos para no ver el 1-1. El equipo de Bordalás, penúltimo del campeonato y que solo suma tres goles, los tres a balón parado, no paró de dar la murga y firmó una merecida derrota, como ya acostumbra cuando visita al Barcelona, un equipo muy vigoroso y en dinámica ganadora, también en la montaña de Montjuïc.

Aunque la exigencia es grande y la plantilla corta, Flick toca poco la alineación, quizá para no romper la armonía y la fluidez del juego y, por supuesto, mantener la racha desde el inicio de la Liga: siete victorias y pleno de puntos con 21. La única novedad en el partido contra el Getafe fue la suplencia de Pedri y la continuidad de Pablo Torre. La titularidad de Iñaki Peña se daba por descontada desde que sustituyó al lesionado Ter Stegen en Villarreal. No era un simple cambio de portero por la diferencia que hay entre el alemán y el alicantino, sino que ya sabe además que el club negocia con Szczesny. La presencia de Peña por tanto podía condicionar el fútbol de un equipo acostumbrado a jugar sin retrovisor, siempre orientado hacia la portería rival, nunca hacia la propia, menos en Montjuïc, donde acuden en buen número los turistas, deseosos de ver y aplaudir al equipo de Lamine.

El extremo tardó en aparecer y, ni que fuera por casualidad, el partido empezó y acabó en el área de Peña. El guardameta no solo tuvo que acompañar la jugada desde el inicio sino que blocó un balón en la misma línea de gol después de un cabezazo del exazulgrana Carles Pérez a centro de Alex Sola. Jugaba el Barça sorprendentemente muy destensado, sin ritmo ni control, descolocado en el área de Peña. Incluso pareció que no atacaría sin antes ganar seguridad defensiva a partir del asentamiento del sustituto de Ter Stegen. Lamine entró en juego pasado ya el cuarto de hora, después de una acción iniciada por Peña, y que acabó con un centro de Koundé. No atinó David Soria a blocar el balón y Lewandowski anotó fácilmente su séptimo gol en la Liga. Un remate y un gol en la cuenta del Barça. El tanto serenó a un equipo cada vez más asentado por el buen gobierno de Marc Casadó.

El Getafe pasó a defender muy cerca de su área y al Barça le costó generar oportunidades, falto de velocidad y finura, por más que se ofrecieran Eric y Casadó. Ante la dificultad para elaborar el juego, menos verticales que de costumbre, los azulgrana aceleraban en las transiciones, finalmente resueltas por las faltas tácticas de los muchachos de Bordalás. El fútbol empalagoso y brusco del Getafe impedía que el balón corriera, que el hilo del pase fuera limpio, que el juego tuviera continuidad y que los delanteros acabaran las jugadas. Hasta que compareció Lamine con un tiro de rosca y exigió una excelente parada de Soria, más torpe después en una fea entrada a Lewandowski. Aunque ya nadie miraba a Peña, el segundo gol del Barça no llegaba y Flick refrescó al equipo con Ferran en el puesto de un discontinuo Pablo Torre.

Los cambios, condicionados por la necesidad de refrescar al equipo y por la incertidumbre del partido tampoco mejoraron el punto de mira del Barça. Las llegadas y los tiros de Raphinha y Lamine se sucedieron sin que ninguno encontrara la portería de Soria. La falta de contundencia permitió que el Getafe dejara de cometer faltas y atacara a Peña. El suspense se mantuvo hasta el fallo de Mayoral, que no es precisamente Lewandowski, decisivo para suerte del Barça.