La llegada de Gallagher lanza al Atlético

Dominador y solvente, con las ideas claras para saber cómo hincarle el colmillo al Valencia, el Atlético despachó una victoria merecida. Gallagher, como ejemplar llegador, y Griezmann y Julián Alvarez como espabilados oportunistas, concretaron la distancia que separa a un equipo de otro. Donde antes había un duelo de gallos, ahora hay un enfrentamiento muy desigual que los aficionados valencianistas desplazados quisieron reflejar con sus cánticos contra Peter Lim y su directiva.

El Valencia también tenía claro su plan. Ahora mismo no parece que le dé para más. Plantó Baraja dos líneas de cuatro en campo propio y a ejecutar una defensa de los espacios solidaria. Un ejercicio de resistencia que medía la capacidad del Atlético para manejar este tipo de partidos en los que el rival le entrega campo y pelota. Tuvo registros interesantes el equipo de Simeone para superar esa clase de encastillamiento. Giró el juego rápido y preciso desde la patada larga y cruzada de Giménez. Sin Hermoso y a la espera de si cuaja Lenglet, el uruguayo es ahora el primer constructor del juego desde atrás. Azpilicueta apoya algo con algunas conducciones y Le Normand participa poco. También hubo empatía entre Sorloth y Griezmann, uno como referencia y el otro como satélite por detrás para recibir los balones que el noruego le deje de cara. Este tiene mucha zapa en movimientos y en batalla con los centrales en los balones largos. Se siente cómodo y liberado para moverse por todo el frente de ataque el francés con ese tipo de parejas. Con la Francia campeona del mundo en 2018 lo hacía con Giroud.

Se trataba de ver por dónde el Atlético podía desmadejar el cartesiano sistema defensivo del Valencia, que a la hora de estirarse transmitía síntomas de ser un equipo un tanto deshilachado y con poca fe para tratar de hacer daño. En esas condiciones, el duelo era un monólogo rojiblanco. Sorloth fue el que pudo abrir el partido con una doble oportunidad. Primero ganó un cuerpeo en un mal pase atrás de Javi Guerra que complicó la vida a Tárrega. El noruego forcejeó y logró citarse con Mamardashvili, que le achicó los huecos y pudo repeler el primer disparo. El segundo, nacido del centro lateral que provocó la parada del meta georgiano, lo empalmó con pata de palo. En términos de confianza, le hubiera venido bien a Sorloth embocar alguno de los dos remates. Tiene muchas cosas buenas, pero también le persiguen rachas malas en ese tipo de ocasiones tan francas.

Apenas se estiraba el Valencia, con Javi Guerra y Dani Gómez como estiletes a la espera de que un despiste les diera vidilla. Comenzó a resolver el Atlético el partido con una buena transición iniciada por Sorloth y acompañada por Griezmann en el costado izquierdo. El francés picó hacia adentro y se inventó un túnel para hacerle llegar el balón en la media luna a De Paul. El argentino se inventó otro socavón entre las piernas de Mosquera cuando vio que Gallagher cortaba por el medio del área. El inglés ejecutó bien a Mamardashvili con un primer toque que le permitió perfilarse para marcar. Ese es Gallagher en su máxima expresión. Un centrocampista de mucho trabajo que se agranda cuando merodea el área por disparo e intuición para pisarla y hacer daño. No es un diez exquisito, pero es un ocho en muchas facetas del juego. Y no hay nada que entusiasme más a Simeone en los centrocampistas que tengan gol y el inglés lo tiene. Gallagher ha caído de pie. Como Trippier, tiene esa pasión por el juego tan británica que engancha a la grada. El tanto, cerca ya del intermedio, hacía justicia y obligaba al Valencia a cambiar de registro.

Lo intentó el equipo de Baraja en los primeros minutos del segundo acto. Tuvo un par de faltas laterales y hasta un disparo de Javi Guerra inquietante. Había más de ataque de orgullo que de consistencia en esa ofensiva del Valencia, que no tardó mucho en deshacerse. Encajó el segundo tanto en una jugada nacida en un saque de banda y en un centro al área de Llorente que Lino dejó muerto para que Griezmann lo remachara. Si el primer tanto, por los dos túneles en la frontal del área no dejó muy bien a la defensa del Valencia, tampoco la dejó mejor ese segundo gol encajado.

Con dos tantos de ventaja y el estreno europeo del jueves ante el Leipzig, el Cholo dio vuelo a Correa, Julián Alvarez, Reinildo y Gio Simeone, recibido con entusiasmo por la hinchada. También Baraja agitó el árbol, pero había ya un trasfondo de que el partido estaba finiquitado. Y lo terminó de certificar Alvarez, que pudo firmar su primer arañazo al culminar el centro de Riquelme tras una buena cabalgada de este.