Cristiano Ronaldo marca su gol 900: “Los récords me persiguen”

“Solo yo sé lo difícil que fue llegar hasta aquí”, deslizó al final del partido Cristiano Ronaldo. Un gol suyo sirvió para que Portugal dejase atrás a Croacia (2-1) en el inicio del camino en la Nations League y para marcar un hito, el de llegar a los 900 goles anotados en partidos oficiales en una andadura profesional legendaria y de la que no se atisba un final porque el astro luso, que cumplirá 40 años en febrero, ya mira hacia la siguiente estación. “El desafío es llegar a los 1000. Creo que lo lograré, si no tengo lesiones, a los 41 años”. Su plan es jugar todavía dos o tres años más.

Cristiano desafía todas las convenciones. Y dispara también con el verbo. Cuando antes de incorporarse a la selección dejó pasar la opción de llegar a los 900 tantos en un partido de la liga saudí se presentó ante los medios y espetó: “Todos los goles que anoté tienen vídeo. Pueden probarse. En mi caso, todos pueden verse y están certificados”. En su punto de mira está el orgullo por validar una plusmarca. En noviembre de 1969, Pelé le marcó un gol de penalti con el Santos a Vasco da Gama en Maracaná y se festejó como el gol 1.000 del inolvidable diez brasileño. El partido se detuvo y Pelé fue alzado a hombros para dar una vuelta de honor al monumental estadio carioca. Tras aquella epifanía aún tuvo tiempo de ganar un Mundial en México y prolongar su leyenda ocho años más. Se retiró con 36 y le contabilizaron 1.292 dianas. Pero la FIFA las recalculó, separó el grano de la paja y concluyó que más de 500 se festejaron en partidos amistosos o de exhibición en un tiempo en el que eran habituales giras de equipos o combinados que incluso mezclaban jugadores de varios equipos.

Pelé, dice la FIFA, marcó 767 goles, aunque algunos estadísticos le dan diez menos. Años después su compatriota Romario se quedó en 755 oficiales, por más que defienda que hizo 1002. “Yo respeto a todos. Si quieren más goles puedo sumar los de los entrenamientos”, lanza desafiante Cristiano. Pocos como él le dan tanto valor a los récords individuales en un deporte colectivo. “Llegar a 900 representa mucho. Era un número que hace tiempo que quería alcanzar”. Marcó el gol tras rematar un centro de Nuno Mendes y se fue a un córner del estadio lisboeta de La Luz a emocionarse en solitario antes de que llegasen sus compañeros. “Parece un hito cualquiera, pero solo yo y la gente que me rodea sabemos lo difícil que es trabajar cada día, estar bien física y psicológicamente, marcar el gol número 900. Es un hito único en mi carrera”, concluyó. Su compañero Bruno Fernandes resumió lo sucedido. “Los demás ya paramos de contar, pero él no. Es un récord más para Portugal. Todo lo que consigue habla por sí solo. No hay palabras para describir lo que consigue”.

La FIFA también hace sus cuentas y se apoya en la Rec Sport Soccer Stadistics Foundation (RSSSF), que sitúa a Cristiano por delante de Lionel Messi (838) y el austriaco Josef Pepi Bican, al que se atribuyen 805 goles en una trayectoria singular que le llevó en los años treinta y cuarenta del siglo pasado a establecerse en el Slavia de Praga. Era otro fútbol y otras condiciones: la carrera de Bican, al que se atribuyen 1.468 tantos en partidos de todo pelaje se vio cercenada por la Segunda Guerra Mundial. El escalafón de rematadores se completaría con Romario (745), Gerd Müller (735), Ferenc Puskas (704). Tras ellos estaría otro jugador en activo, el barcelonista Robert Lewandowski, que ante Escocia elevó su marca hasta los 656.

Con la lupa solo en el portugués, se observan 900 goles en 1238 partidos oficiales, una media de 0,73 por encuentro. 5 goles en el Sporting, 145 entre sus dos etapas en el Manchester United, 450 con el Real Madrid, 101 con la Juventus y 67 con el Al-Nassr, su actual equipo. Para Portugal ha logrado 131. Pero en medio de toda la ensalada de números, Cristiano pone su aliño: “Los récords surgen de forma natural. No rompo récords. Los récords son los que me persiguen”.

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