Pere Romeu, nuevo entrenador del Barcelona femenino
El club azulgrana vuelve a apostar por la continuidad con un técnico del ‘staff’ de Jonatan Giráldez y formado durante tres años como segundo en el fútbol base del Barça
Se disolvió el secreto a voces. Pere Romeu (1993, Barcelona) será el nuevo entrenador del FC Barcelona femenino a partir de la siguiente temporada y hasta 2026 tras tomar el relevo de Jonatan Giráldez, que se marcha a Estados Unidos en busca de nuevos retos, y a quien ha acompañado durante tres años como uno de sus analistas y parte de su staff junto a Rafel Navarro. Una decisión continuista, habitual desde hace unos años en la sección femenina del club azulgrana, ya que el propio Giráldez también promocionó desde el equipo técnico de Lluís Cortés, que se marchó en 2021. Romeu sale de la sombra: un obseso del fútbol —del análisis y la táctica— que, en el fondo, siempre tuvo claro que quería ser entrenador, comparten aquellos quien le conocen bien, quienes también destacan su carácter afable, sencillo y trabajador. Con buena relación con las jugadoras y el cuerpo técnico, Romeu no tiene una misión sencilla por delante: mejorar —si es posible— o igualar el legado de Giráldez, con un póquer de títulos histórico en la temporada de su despedida.
Pero el técnico conoce bien el ADN del club. Antes de formar parte del equipo del entrenador vigués, se formó durante tres años como segundo en la estructura de fútbol formativo, cuando llegó en julio de 2017. Pero aún antes, creció en el fútbol base de Barcelona. “Llegó del Europa, en cadete. Jugó también en juvenil y luego pasó al filial, jugando algunos partidos del primer equipo. De juvenil empezó a hacer de entrenador con los más pequeños, durante dos o tres temporadas”, recuerda Marc Fernández, director deportivo del CP Sarrià y, en aquel entonces, su entrenador y coordinador. Como jugador, ocupó la posición de pivote, con algunas variaciones mientras crecía, recuerda Fernández: “Era un mediocentro bastante tocador y organizador. Con los años se volvió más defensivo, rascador, conservando esa visión de juego, pero más agresivo defensivamente”.
Desde pequeño apuntó maneras como entrenador, confiesa su exentrenador en el Sarrià. “Era muy apasionado, y le gustaba mucho analizar el juego, el rival, le gustaba la táctica. Iba muy al detalle para preparar los entrenamientos y partidos”, añade. Siempre era el primero en apuntarse a los campus de fútbol o concentraciones. “Le gustaban mucho las relaciones sociales. Es muy cercano, y acostumbra a caer bien a la gente. Es simple y sincero. Para sus jugadores era un referente, y le querían mucho”, puntualiza Fernández. Y aunque no era autoritario, sí que tenía autoridad, prosigue: “Era un líder natural, a partir de predicar con el ejemplo y de hacer las cosas bien, los jugadores le seguían”. Pero Romeu quería crecer como entrenador, y el club se le quedó pequeño, por lo que salió al Hospitalet. Allí también se encargó de la base, hasta que cogió un equipo de cadetes, con el que se enfrentó un par de veces al Barcelona. “Hizo buenos planteamientos en los partidos y lo llamaron”, comenta Fernández.
Jordi Roura, exdirector del fútbol formativo en el Barcelona, se dio cuenta. También Aureli Altamira y Marc Serra. “A Pere lo teníamos controlado. Conocíamos cómo jugaba su equipo en el Hospitalet, y hacía muchas cosas parecidas a nosotros, compartíamos conceptos, este ADN que tenemos”, explica el exfutbolista. Entonces aterrizó en La Masía en 2017, y fue escalando hasta cadetes, como segundo, entonces, de Sergi Milà, con quien entrenó a la generación del 2004 —con futbolistas como Gavi o Aleix Garrido— y a quien considera su “padre futbolístico”. “Nos gustó su forma de trabajar, cómo controlaba al equipo y cómo jugaba”, destaca Roura. Y añade: “Es un hombre muy trabajador, afable con todo el mundo, muy estudioso e inteligente. Desde el primer minuto se integró muy bien, y su adaptación fue muy rápida y buena, ya que entendía el juego”.
En 2020, se marchó, y tuvo una experiencia en Rumania, con el Viitorul Constanta como segundo de Rubén de la Barerra. Pero regresó un año más tarde para formar parte del nuevo staff de la sección femenina de Giráldez. Ahora, al frente, tiene un nuevo reto: sentarse en el banquillo como primer entrenador del FC Barcelona. Equipo vigente campeón de Europa, y de España en todas sus competiciones. Para Fernández, la decisión es idónea por su nivel de “sacrificio y predisposición”. “Será un acierto. Asumirá el cargo con normalidad”, añade Roura.
De momento, el Barcelona ya ha hecho oficial el fichaje de Ellie Roebuck —portera inglesa procedente del Manchester City para hacer frente a la baja de Sandra Paños— y a Ewa Pajor —delantera polaca del Wolfsburgo que llega para suplir la necesidad de una nueve eficiente y goleadora—. El equipo empieza a configurarse, aunque alguna llegada más podría llegar este verano. “Se tiene que creer. […] Dar confianza en la decisión del club, entendiendo que siempre están encaminadas en la misma dirección, en lo mejor para la sección. El club quedará en buenas manos”, confesó Giráldez en su última rueda de prensa en el estadio Johan Cruyff. Una línea continuista, un equipo diferente, pero con la misma intención: seguir reinando, aunque ahora, con otro comandante al frente.
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