Ya solo queda el Bernabéu
El Girona sabe que si vence al Madrid ya no podrá disimular, sino que se le pedirá la Liga
El Girona llega al Bernabéu después de viajar por la Liga con la sensación de que cada partido es una ocasión única para hacer historia desde que el 27 de septiembre ganó en Villarreal. Aquella jornada se convirtió en el líder número 41 del torneo después de que cuatro días antes hubiera alcanzado la cabeza de forma provisional frente al Mallorca. Incluso Míchel, el entrenador, anunció: “Haremos la captura de pantalla de la clasificación en el móvil” para dar fe de un momento único en la vida de un club que ...
El Girona llega al Bernabéu después de viajar por la Liga con la sensación de que cada partido es una ocasión única para hacer historia desde que el 27 de septiembre ganó en Villarreal. Aquella jornada se convirtió en el líder número 41 del torneo después de que cuatro días antes hubiera alcanzado la cabeza de forma provisional frente al Mallorca. Incluso Míchel, el entrenador, anunció: “Haremos la captura de pantalla de la clasificación en el móvil” para dar fe de un momento único en la vida de un club que en 2007 peleaba por eludir el concurso de acreedores en Segunda B.
La posición en la tabla ha dejado de ser noticia desde hace tiempo porque, iniciada la segunda vuelta, el Girona está a solo dos puntos del Madrid, el único equipo que le ha ganado a su paso por Montilivi. La cita es hoy en el Bernabéu y en juego vuelve a estar el primer puesto de la Liga. El desafío por tanto es doble para un equipo que no tiene límite porque se supera a diario en los escenarios más exigentes a partir de su triunfo en Montjuïc. El Girona entró en la llamada “dimensión Míchel” desde que dejó sin pelota ni juego al Barcelona.
La dimensión pasaría a ser “mundial” —palabra del técnico— si los blanquirrojos ganan al Madrid. “Ahora o nunca” se repiten en el Girona por más que en 2019 ya cantara victoria en el Bernabéu. El desafío aumenta conforme avanza el campeonato: ahora toca el Madrid y después quién sabe qué pasará dentro y fuera de Montilivi. La meta es tan ilusionante como ambigua de acuerdo con el anuncio de Míchel: “Europa”. Hay diferentes maneras de llegar a un destino que suena a gloria para un equipo que disfruta sin dejar de sufrir para mantener la tensión competitiva en la Liga.
El Girona se curtió en promociones y descensos que dejan huella al tiempo que sirven de motor para el futuro si son bien digeridas, un proceso que ha encumbrado a un director deportivo como Quique Cárcel, el hilo conductor en los últimos años, junto con Stuani. El nombre del momento es Míchel. El técnico y su equipo se han ganado el reconocimiento de los adversarios y la admiración de los aficionados por un fútbol rico y armónico que alegra la Liga.
El boato aquel de equipo revelación del campeonato y amigo del Barça se acabó desde que fue eliminado de la Copa por el Mallorca. Aguirre evitó un enfrentamiento de tú a tú y que gane el mejor para asumir una falsa inferioridad e intentar penalizar los defectos del Girona. El técnico mexicano encontró el antídoto, la manera que un equipo pequeño pudiera sorprender al grande, la condición lograda por el equipo de Míchel. El Madrid también podría admitir una derrota con un rival menor y por contra no asumiría perder ante quien le disputa el título de Liga.
No se trata de un casting sobre Míchel sino de un partido crucial para el Girona de Míchel. El contexto invita al equipo a jugar sin complejos y en consonancia con la pancarta que ha colgado en Madrid uno de los patrocinadores de la institución: “Cuando el currículum no lo es todo” (Marlex). No hay tiempo para la nostalgia ni para repasar, ni siquiera para recordar que en enero de 2019 se programó un Barça-Girona de Liga en Miami, sino que se trata de culminar un calendario triunfal con la última y más preciada obra: el Bernabéu. El Girona sabe que si gana ya no podrá disimular, sino que se le pedirá la Liga.
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