Osasuna perdona a un Sevilla paralizado
Tras un primer tiempo aceptable, los andaluces se derrumbaron en el segundo acto y siguen a un punto del descenso
El Sevilla pudo darse por satisfecho con el punto logrado ante Osasuna. Al conjunto navarro le faltó la ambición para noquear a un rival que, después de un aceptable primer tiempo, cayó al abismo en una segunda mitad incomprensible. El Sevilla, tocado, sin vitalidad, sufrió una extraña parálisis. Osasuna empató después del gol en el primer tiempo de Isaac en un balón parado y por mediación de Budimir. Desperdició toda la segunda parte ante este Sevilla sin respuestas, que ...
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El Sevilla pudo darse por satisfecho con el punto logrado ante Osasuna. Al conjunto navarro le faltó la ambición para noquear a un rival que, después de un aceptable primer tiempo, cayó al abismo en una segunda mitad incomprensible. El Sevilla, tocado, sin vitalidad, sufrió una extraña parálisis. Osasuna empató después del gol en el primer tiempo de Isaac en un balón parado y por mediación de Budimir. Desperdició toda la segunda parte ante este Sevilla sin respuestas, que no tiró entre los tres palos de la meta navarra hasta el minuto 95. Sergio Herrera desvió el disparo de Sergio Ramos y luego estuvo rápido para desviar el balón. Con tan pocos argumentos, la victoria es una entelequia para el Sevilla.
Osasuna tuvo el protagonismo en el segundo acto ante la inacción andaluza. Soumaré se secó y todo el fútbol local fue un despropósito. Aimar Oroz y Moncayola gozaron de dos acciones claras para lograr el segundo tanto. El dominio de Osasuna era ya completo después de la roja directa a Suso por una dura entrada a Oroz en el minuto 85. Así las cosas, el Sevilla sumó su partido número 10 sin ganar en casa. Todo lo aceptable que dibujó en la primera mitad, con un buen Isaac, se diluyó en la segunda. Un punto le separa del abismo mientras Osasuna respira mucho más tranquilo. Los de Jagoba Arrasate no quisieron hacer más daño ante este Sevilla tan vulnerable. A los de Quique, que no levantan cabeza, les está salvado la escasa producción en puntos del Almería, el Granada y el Cádiz.
Atrás habían quedado los aplausos de la afición a su equipo al descanso. El homenaje a los tres sevillistas fallecidos el pasado jueves en un accidente camino de Madrid provocó un emotivo minuto de silencio. Dio paso, también, a un estallido de la afición del Sevilla en apoyo de su equipo. Hubo química. Un grupo, el de Quique Sánchez Flores, en el que debutaba Agoumé en el centro del campo, con Rakitic en la grada mientras se consuma su traspaso al fútbol saudí. Un Sevilla, al menos, bien organizado, que vivió del olfato de Isaac (ha marcado los últimos cuatro goles de su equipo en solo cinco partidos disputados). Apenas hubo noticias de Osasuna, al que le faltó algo de intensidad y de juego entre líneas. Soumaré dominó la parcela central y el conjunto navarro, bastante desahogado en la tabla, solo ofreció peligro en un disparo de Moi que detuvo bien Nyland. Puede que el Sevilla esté mal, pero incluso así, ganar en su campo exige mucho más.
Pasada la emoción del primer acto, el Sevilla se descompuso. El tembleque se instaló en los jugadores locales después del empate de Budimir. Una igualada que llegó a balón parado, uno de los grandes problemas de este Sevilla al que le cuesta tanto competir. Cada balón al área de Nyland era un problema. Lo aprovechó Osasuna, que empató, con casi todo el segundo tiempo por delante. Pero solo le dio para empatar. Le faltó creérselo e ir a por un rival que esperaba la sentencia. Y todo en un Sánchez Pizjuán que masticaba la enésima derrota de esta temporada tan aciaga. Osasuna fue a lo suyo. Un punto que le sirve para navegar con tranquilidad por la zona media de la clasificación.
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