Antología de un disparate: El Barcelona concede una goleada al Villarreal
El equipo de Marcelino gana en Montjuïc ante un conjunto azulgrana que no encuentra remedio y que provocó el anuncio de que Xavi abandonará el club en junio
El Barça es hoy un equipo desquiciado y disparatado que vaga por los campos de fútbol sin ningún plan ni razón social desde la caída del viejo Camp Nou. No hay nada ni nadie reconocible en el universo barcelonista, y mucho menos la figura de Xavi, aquel jugador calmo que gobernaba los partidos con la pelota convertido ahora en un entrenador irascible, impotente ante el desplome de su Barcelona. El propio Xavi anunció al final de la jornada que se iría el 30 de junio para liberar al Barcelona. Juega hoy el Barça contra el...
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El Barça es hoy un equipo desquiciado y disparatado que vaga por los campos de fútbol sin ningún plan ni razón social desde la caída del viejo Camp Nou. No hay nada ni nadie reconocible en el universo barcelonista, y mucho menos la figura de Xavi, aquel jugador calmo que gobernaba los partidos con la pelota convertido ahora en un entrenador irascible, impotente ante el desplome de su Barcelona. El propio Xavi anunció al final de la jornada que se iría el 30 de junio para liberar al Barcelona. Juega hoy el Barça contra el Barça. Los suyos son partidos histéricos, un carrusel de emociones que no admiten pausa ni reflexión, fielmente reflejados en el movimiento del marcador ante el Villarreal; 0-2, 3-2 y 3-5.
El equipo de Marcelino se montó satisfecho en la ola de locura del Barcelona. Los nervios han deparado un catálogo de derrotas que ha dejado a los azulgrana fuera de la Copa, derrotado en la Supercopa y a 10 puntos del Madrid en la Liga. Ya no se habla de título sino de alcanzar la clasificación para la Champions. Nunca se supo qué pretendían los azulgrana ante el Villarreal, ni al inicio ni al final, en una cita librada por dos equipos sin defensa, siempre dispuestos al intercambio de goles en Montjuïc. No hubo propiamente partido sino un ir y venir sin ton ni son que se acabó con un último tanto ridículo, digno de la ópera bufa del Barça.
Xavi quitó de entrada a Pedri y puso a Oriol Romeu. El técnico recuperó la figura del medio centro defensivo y sacrificó a su interior más creativo para intentar equilibrar a un equipo que se parte fácilmente y concede más goles que nunca —de cuatro en cuatro y ahora cinco— al tiempo que mantenía a Héctor Fort porque Balde será operado en Finlandia. No funcionó la corrección y tampoco despabiló João Félix como sustituto de Ferran. El Barça, destemplado, simplemente retrasó la concesión de gol habitual hasta el minuto 41 en un frío Montjuïc.
Únicamente Yamal se ofrecía hasta que fue reducido con una doble marca para aliviar al lateral Moreno. El Villarreal, tan diezmado como apesadumbrado, se entregó a un ejercicio defensivo y de contragolpe, propio de Marcelino. Aunque la pelota era suya, solo João Félix fue capaz de chutar y exigir al meta Jõrgensen. Al Villarreal, en cambio, ya le habían anulado dos goles, el segundo a Gerard Moreno en una acción invalidada por Sorloth, antes de que le validaran el 0-1.
La asociación de los delanteros acabó por funcionar a la salida de un fuera de banda, cuando el noruego protegió la pelota antes de habilitar a Moreno, simplemente flotado por Christensen. Los centrales quedaron retratados por los puntas del Villarreal. Los barcelonistas defendían mal y atacaban todavía peor, incapaces de encontrar la línea de pase, lentos en la salida del balón e imprecisos en el toque, cada vez más apocados y confundidos ante un rival acomodado, sin presión en la cancha ni en la grada por el mutismo del Olímpico.
Únicamente algunos pitos sonaron antes de alcanzar el descanso para reprobar a un Barça bloqueado y, por tanto inanimado e inofensivo, desenchufado después de su paso por San Mamés. Xavi recurrió entonces de golpe a Pedri, Cubarsí y Cancelo para ganar talento individual a falta de juego colectivo y autoridad, sometido por el Villarreal. El fútbol se había apagado en la medular azulgrana mientras que los delanteros no arriesgaban y los defensas eran reiterativos en el fallo, siempre desincronizados y expuestos al error, como se vio en el 0-2.
Cancelo pifió un rechazo y habilitó la carrera de Ilias para que marcara después de sortear a Peña. El saque de portería de Jörgensen denunció el sistema de contención del Barça. No reaccionó el equipo de Xavi hasta que salió Ferran Torres por João Felix y Gündogan se asomó al balcón del área de Jõrgensen. El encuentro dio un vuelco con Ferran y los goles fueron cayendo de forma continua y atropellada ante el jolgorio de la afición hasta el 3-2.
La agresividad de Ferran, excelente en el ataque de espacios, fue contagiosa y decisiva para el remonte del Barcelona. Gündogan marcó el 1-2 después que la pelota diera en la espuela de Lewandowski. También desde el atropello marcó Pedri en una acción abanderada por Yamel y Baily, encimado por Araujo, cabeceó en propia puerta una falta lateral botada por Gündogan. El balón no salía del área del Villarreal.
A la que dejó de atacar, ya sin balón, sin embargo, el Barça volvió a sufrir un ataque de pánico defensivo, hasta el punto de recibir tres goles más, el último especialmente disparatado, colofón al desastre vivido en Montjuïc. El empate tumbó definitivamente al equipo de Xavi, al que ya no le quedó más recurso que poner el grito en el cielo por un penalti que le quitó el Var por una mano de Comesaña. El encuentro ya no tuvo remedio para el frágil Barça y se convirtió en un festival atacante del Villarreal. El final dejó al barcelonismo tan aturdido que Xavi anunció que se irá el 30 de junio.
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