El ‘Tigrinho’ de Schrödinger
“Puede ser el hombre que resuelva los problemas de gol del Barça, aunque nunca ha sido un goleador”, reza la leyenda sobre Vitor Roque
De Vitor Roque hay una selección de vídeos en YouTube que no terminan de definir qué tipo de futbolista es este joven brasileño fichado por el Barça y que hoy mismo podría debutar en Gran Canaria. Sabemos con toda seguridad que es brasileño (con Deco al frente de la dirección técnica habrá que acostumbrarse) y también conocemos el nombre de su agente, el no menos brasileño André Cury, personaje ligado a la órbita del club catalán desde que e...
De Vitor Roque hay una selección de vídeos en YouTube que no terminan de definir qué tipo de futbolista es este joven brasileño fichado por el Barça y que hoy mismo podría debutar en Gran Canaria. Sabemos con toda seguridad que es brasileño (con Deco al frente de la dirección técnica habrá que acostumbrarse) y también conocemos el nombre de su agente, el no menos brasileño André Cury, personaje ligado a la órbita del club catalán desde que en el año 2008 apadrinase los fichajes de Henrique y Keirrison. Más tarde resultaría capital en la contratación de Neymar Jr., así como en su posterior marcha. Y algunos no olvidan, o no olvidamos, su curiosa capacidad para nutrir al Barça B con una interminable colección del talento brasileño menos talentoso desde que Renaldo se plantó en A Coruña y aseguró ser un híbrido de Ronaldo y Rivaldo.
Quizás no sea la mejor carta de presentación para un chico con la mayoría de edad recién cumplida al que muchos se empeñan ya en comparar con otro futbolista en construcción como Endrick. Del futuro delantero del Real Madrid, o del Espanyol, o del Castilla, también se pueden encontrar vídeos para todos los gustos en internet. En unos parece Romario y en otros Pelé, depende del tiro de cámara y hasta del rival. Y a eso mismo nos agarramos quienes confiamos en Tigrinho (así es como apodan a Vítor Roque en Brasil) para revitalizar el ataque de un Barça entregado, ahora mismo, a los abdominales instagrameables de Lewandowski y su preocupante falta de piernas, quién sabe si de interés, o de ganas. No es culpa de Roque que su representante fuese identificado, en su día, como uno de los elementos más sospechosos en la estructura deportiva del club durante el mandato de Josep Maria Bartomeu. Ni tampoco que una parte importante de la prensa esté cargando sobre sus espaldas un grado de presión que todavía no le corresponde por edad, rol ni contrato.
Quienes han seguido su evolución en Brasil -insisto en que tiene 18 años, tampoco les ha dado tiempo a mucho-, nos hablan de un futbolista de físico privilegiado y hambre voraz, atacante de voluntad demoledora en campo abierto y cierta resolución imaginativa en espacios reducidos. Al menos sobre el papel. Al menos en esos vídeos de un minuto en los que un oso puede llegar a parecer un perfecto animal de compañía. No aparenta un delantero centro clásico. Ni tampoco un extremo al uso. No es un loco del estilo libre, como Neymar Jr. Ni siquiera un picahielos, como Richarlison. Y mucho menos un dibujo animado, como Romario. Nadie parece saber a ciencia cierta qué tipo de futbolista es Vitor Roque, pero circula por ahí una explicación sobre su juego que se repite de manera recurrente y me tiene profundamente enamorado.
“Puede ser el hombre que resuelva los problemas de gol del Barça, aunque nunca ha sido un goleador”, reza la leyenda. Y me parece fantástico ese matiz porque al fútbol moderno le sobran certezas y adolece de misterios, que es lo que mantiene en vilo al espectador. Me gusta ese análisis perfecto, la magia del 50%, el infalible puede que sí o puede que no. Podría ser Jairzinho o podría no serlo. Podría marcar una época en el Barça o no marcarla. Como en la paradoja de Schrödinger, nadie puede saber si el hipotético gato está vivo o muerto hasta que se abra la caja. O el hipotético felino, ya que, de nuevo sobre el papel, hablamos del fiero Tigrinho.
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