El Manchester City remonta al Everton y se sube al tren de la Premier
El campeón inglés se sobrepone a las ausencias y a un gol inicial de su rival para romper su mala racha en el campeonato y acortar distancias con el liderato
Se alivia el Manchester City, que mientras reina a nivel planetario remonta el vuelo en la Premier tras picar piedra para lograr un triunfo (1-3) en casa del Everton, destino al que llegó después de haber ganado un partido de los últimos seis que había disputado. Un tropiezo habría dañado al campeón inglés, que se abocó a una remontada tras una mala primera parte. No le sobró claridad, pero le acompañó la fe y el coraje para sobreponerse a un rival coriáceo y a ausencias como la ya habitual de Kevin de Bruyne, de baja desde el primer partido de la temporada, o la más reciente de Erling Haaland...
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Se alivia el Manchester City, que mientras reina a nivel planetario remonta el vuelo en la Premier tras picar piedra para lograr un triunfo (1-3) en casa del Everton, destino al que llegó después de haber ganado un partido de los últimos seis que había disputado. Un tropiezo habría dañado al campeón inglés, que se abocó a una remontada tras una mala primera parte. No le sobró claridad, pero le acompañó la fe y el coraje para sobreponerse a un rival coriáceo y a ausencias como la ya habitual de Kevin de Bruyne, de baja desde el primer partido de la temporada, o la más reciente de Erling Haaland. No es poca cosa.
Pero el City tiene un libreto y lo interpreta con una fidelidad vibrante. Domina al rival, junta pases y lo encierra en su campo, achata los espacios y en ese empuje encuentra también una penitencia porque se obliga a ser preciso, a una concreción que llama a la excelencia. No siempre la tiene el City, que por momentos parece espeso y presa factible para rivales como el Everton, que se apostan en un estilo opuesto. El equipo que adiestra Sean Dyche no necesita la pelota para sentirse fuerte, percute sin ella, encima al oponente y convierte los partidos en una agonía. Golpeó así, a la tremenda, en unos minutos frenéticos en los que Jack Harrison marcó cuando su equipo ni siquiera llegaba al 30% de posesión. ¿Para qué necesita la pelota el Everton si le acompaña el empuje y la codicia para buscarla?
Harrison marcó en el minuto 29 después que le limpiasen la pelota al City en su propia área y pudo volver a hacerlo poco después de que se volviese a sacar de centro. Antes y después el City esperó su momento a base de mover al rival, pero sólo obtenía malas noticias. Stones, que trabajaba en la medular cerca de Rodri, se lesionó y Guardiola perdió esa mezcla de músculo y finura que le ofrece el reconvertido central inglés. Sufrió el City, pero supo levantarse en un escenario que midió su grandeza. Todo son estrecheces en Goodison cuando el resultado no acompaña, todo demanda carácter para imponerse. Y ahí surgió la figura de Phil Foden, uno de los talentos más infravalorados del fútbol inglés que a medida que avanzó el partido fue centrando su posición para tomar la batuta del equipo. Descarado como es, en el inicio de la segunda parte fue tan atrevido que se destapó con algo inesperado: un disparo desde fuera del área. Lo colocó abajo, donde duele, imposible para Pickford, el portero de la selección inglesa.
El empate fue un reconstituyente para el City, que atisbó el camino de la victoria, redobló su presión en campo contrario y encontró premio en un penalti de Onana tras disparo del zaguero Aké, incorporado al ataque y símbolo de la ambición de su equipo. Julián Álvarez no falló desde los once metros y el Everton quiso virar el partido. No lo logró. El City tomó la pelota, esta vez para defenderse con ella. Aguantó el empuje del rival y lo desactivó hasta que Bernardo Silva puso el sello final del triunfo con una vaselina que superó a Pickford tras interceptar un despeje del meta. La acción dejó un mensaje: a veces la mejor defensa consiste en dar varios pasos hacia delante. Y en esas anda el City, al que nadie puede dar por superado. Ahora es cuarto en la tabla, a cinco puntos del Liverpool y con un partido aplazado por jugar.
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