Alegría helada de España: la selección derrota a Georgia pero Gavi cae lesionado grave

La selección será cabeza de serie en el sorteo de la Eurocopa a la que tiene muy difícil llegar el jugador del Barcelona

Ferran Torres dedica su gol a Gavi, lesionado durante el encuentro.CESAR MANSO (AFP)

La noche en la que España certificó su estatus de primera espada europea le dejó también un sobresalto helador. La selección solventó su último compromiso camino a la Eurocopa de Alemania con autoridad contenida, pero con la dolorosa factura de la grave lesión de Gavi. El equipo de Luis de la Fuente será cabeza de serie en el sorteo del 2 de diciembre, mientras se estremece por la desdicha del futbolista del Barcelona, que tiene pocas opciones de participar en el torneo.
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La noche en la que España certificó su estatus de primera espada europea le dejó también un sobresalto helador. La selección solventó su último compromiso camino a la Eurocopa de Alemania con autoridad contenida, pero con la dolorosa factura de la grave lesión de Gavi. El equipo de Luis de la Fuente será cabeza de serie en el sorteo del 2 de diciembre, mientras se estremece por la desdicha del futbolista del Barcelona, que tiene pocas opciones de participar en el torneo.

Antes de eso, España desplegó un comienzo arrollador. El arrojo para apretar a la defensa georgiana y el gol tempranero de Le Normand parecían anticipar otra noche de apisonadora como la del 1-7 en Tbilisi. Pero no. La arremetida se congeló pronto. El orden defensivo de Georgia, su acierto en la contra y la lesión de Gavi destemplaron a la selección.

La selección se había adelantado a partir de un lanzamiento de falta de Ferran Torres, que depositó la pelota en el segundo palo como un regalo. Lo aprovechó Le Normand para cabecear a la red su primer gol con la camiseta de España. Pero el subidón inicial lo disolvió Georgia con su único plan de ataque: recuperación y ataque fulminante, con un formidable pase filtrado que no alcanzó el central que acababa de marcar, pero que sirvió a Kvaratskhelia para aplacar con un gol la arremetida inicial de España.

Georgia no era aquel cuadro vulnerable de hace unas semanas. Ya se había dado cuenta el jueves Escocia, que ha peleado la primera plaza del grupo hasta el final, y a quien llevaron al límite. No pudieron empatarles hasta los últimos instantes del tiempo añadido. En Valladolid lucieron otra solidez defensiva, instalados en tres líneas muy juntas, todo el 5-3-2 acostado sobre la frontal de su área. La selección escarbaba por las bandas, con Ferran Torres por la derecha y Nico Williams insistiendo contra Kakabadze por la izquierda con la compañía de Gayà. Solo por los bordes asomaba el peligro alrededor del amontonamiento del equipo de Willy Sagnol.

Pero a España no le corría demasiado la pelota hasta llevarla a esas zonas. Llevando el juego de un lado a otro, la cuerda iba perdiendo tensión, y Georgia robaba y asustaba a la carrera, aunque Le Normand ya se había recompuesto. Era un ejercicio de resistencia colectiva muy solidario, en el que se empleaba hasta el brillante delantero del Nápoles, recuperando como nadie. La protección de España era la distancia de la portería de Unai Simón a la que sucedía eso, desesperante para el rival. Después de uno de sus robos, Kvaratskhelia avanzó con un caño y acabó tirando a puerta desde su campo. Un canto a la nada.

El partido parecía dormido. Georgia no quería exponerse y España se había quedado helada por la lesión de Gavi. El centrocampista del Barça cayó mal de un salto sobre la pierna derecha y se quedó allí clavado, llorando.

Gavi se lleva la mano a la rodilla tras lesionarse. CESAR MANSO (AFP)

Pese al escalofrío, España probó varias veces a Mamardashvili, y el portero del Valencia mantuvo en el encuentro a su selección, con una estirada hacia un tiro de falta de Fabián y muchos reflejos tras un remate a bocajarro de Morata.

El equipo de Luis de la Fuente recobró algo de pulso después de pasar por el vestuario en el descanso y comprobar allí cómo se encontraba Gavi, del que se llevaron una camiseta al banquillo. Cuando Ferran Torres embocó de cabeza un buen centro de Gayà —de nuevo la vía de la banda izquierda—, se acercó a buscar la prenda de su compañero de club y la mostró a la grada. Entonces ya conocían todos la gravedad del estropicio en la rodilla. Devastador.

Bajo la sombra de la lesión, aún quedó espacio para la alegría. Después de dar una asistencia y marcar un gol, Ferran dejó su sitio a Lamine Yamal, que entraba a su cuarto partido con España y así acababa con cualquier opción de ir con Marruecos. Provoca el efecto de los elegidos: con cada toque de balón levanta un murmullo de expectación. Y con uno de ellos provocó el gol en propia puerta de Lochoshvili, donde terminó de morir la noche.

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