Griezmann lidera al Atlético, que se da un festín a costa del Celtic
El francés, junto a Riquelme y Morata, comanda la goleada al equipo de Glasgow, que encajó media docena de tantos tras derrumbarse con la primera diana y la expulsión de Maeda
En una noche exigente por las apreturas de la clasificación y la sobrepresión que genera la eliminación del curso pasado en la fase de grupos, el Atlético fundió al Celtic de Glasgow. No le duró ni 10 minutos el campeón escocés a los rojiblancos, que le endosaron media docena de goles y pudieron llegar a la decena sin dificultad ante un rival que se derrumbó con un gol en contra a los seis minutos y con un jugador menos pasados los 20 por la expulsión de Maeda.
El duelo medía las hechuras del Atlético y ...
En una noche exigente por las apreturas de la clasificación y la sobrepresión que genera la eliminación del curso pasado en la fase de grupos, el Atlético fundió al Celtic de Glasgow. No le duró ni 10 minutos el campeón escocés a los rojiblancos, que le endosaron media docena de goles y pudieron llegar a la decena sin dificultad ante un rival que se derrumbó con un gol en contra a los seis minutos y con un jugador menos pasados los 20 por la expulsión de Maeda.
El duelo medía las hechuras del Atlético y Griezmann, Riquelme y Morata se encargaron de enviar un mensaje autoritario. Cada uno en lo suyo. El primero como todocampista que corre, juega y marca, el segundo como talentoso agitador y el tercero como goleador en plenitud. La derrota del Feyenoord en Roma ha situado como líderes de su grupo a los rojiblancos con ocho puntos, uno más que los italianos y dos más sobre los neerlandeses. La goleada concordó con la ambiciosa apuesta de Simeone. El dilema está en si la mantendrá.
Ante la necesidad de ganar, Simeone se descolgó con uno de los onces más ofensivos que puede formar. Con Correa y Morata en la punta y Griezmann como tercer centrocampista para darle carrete y continuidad a lo que construyeran Koke y Barrios. Simeone le tiene tanta fe a este último como a Riquelme. Anoche pasó por la derecha a Saúl y Llorente en la elección del técnico. Desde que volvió al equipo hace dos semanas, su entrenador no ha dejado de darle vuelo sin importarle la trascendencia de los envites. Salpicó el Cholo la alineación de talento y verticalidad para enfrentarse a un rival que le hizo pupa en Glasgow con su presión y su agitación en los costados. Pero en los flancos también fue el Atlético un equipo de marcado perfil atacante con Nahuel Molina y Riquelme. Sobre todo con éste, que lideró la puesta en escena de su equipo. Intenso en la presión y explosivo de cintura, el talento de Riquelme ha logrado inclinar el juego de su equipo a la izquierda. Y rara es la vez que no hace daño. No es solo un encarador nato por la gracia de su arrancada en seco, sino que maneja el arte del engaño. Tiene inventiva e imaginación para sorprender lo menos esperado. De sus botas nació el tempranero gol que acompasó la salida ambiciosa de su equipo. Fue pícaro primero para sacar rápido de banda y hacer una pared corta con Hermoso y preciso para ponerla en la media luna, donde esperaba Griezmann libre de marca. El disparo fue raso y cruzado, pero la potencia media destapó que los años pasan para porteros pesados como Joe Hart. El meta se reventó el costillar contra la hierba demasiado tarde.
Revisión del VAR
La imperiosa obligación de ganar también demandó que Griezmann se exprimiera en defensa y protagonizara esos cruces y arrastres por la hierba para recuperar la pelota que encienden a su entrenador y a la hinchada por igual. Era noche para ejercer su liderazgo con pelota y sin ella y no defraudó.
El tanto de Griezmann silenció a los 3.5000 escoceses que bramaban como un clan en guerra y también apagó al Celtic, que había empezado bullicioso con Maeda, el extremo nipón que tanto lastimó a Javi Galán en Glasgow. Maeda era la carta ganadora de Brendan Rodgers frente a la supuesta debilidad defensiva de Riquelme. Su entrenador le hizo jugar más por dentro que por fuera para buscarle la superioridad numérica al canterano rojiblanco cuando le doblaba el lateral Johnston.
Las escaramuzas de Maeda terminaron cuando se le fue la plancha por encima del tobillo de Hermoso en una disputa. El colegiado le mostró primero la cartulina amarilla, pero tras ser reclamado por el VAR para revisar la tarascada le mostró la roja. La decisión finiquitó el partido para convertirlo en un monólogo del Atlético. La expulsión dio para que Griezmann diera otra clase de la diferencia entre saber jugar a la pelota y saber jugar bien al fútbol. Se orilló a la izquierda para arrasar ese costado mezclando con Riquelme. Éste le entregó en el área un pase con un globo de espaldas que levantó al Metropolitano y lo hubiera reventado si la volea del francés hubiera entrado. Fue también Griezmann, ya en plan multifuncional, el que cruzó un centro pasado al segundo palo que Giménez orientó con la testa para que Morata lo remachara sobre la línea de gol. Un tanto de instinto y rapidez para adelantarse a los zagueros del Celtic.
Ya con dos tantos en contra y un futbolista menos, el Celtic quedó reducido a la contemplación de la tunda que le esperaba en el segundo tiempo. Griezmann rebañó con una media tijera el tercero, Lino regresó con una rosca perfecta para decirle a Riquelme que tendrá competencia y Morata reventó a Hart con un derechazo violento desde la frontal. Saúl cerró el vapuleo que premió la ofensiva propuesta de Simeone.
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