El clásico llega con el Girona líder

La revelación del campeonato supera al Celta con un gol en los últimos minutos después de que el árbitro disparase la polémica al anular un tanto celeste

Yangel Herrera celebra el gol del Girona.David Borrat (EFE)

A la espera del clásico entre Barcelona y Real Madrid, el Girona es el líder de la liga española y da continuidad a su cuento de hadas. La revelación del campeonato ya gana incluso cuando su juego no está al nivel que ha mostrado en sus mejores tardes. Al Celta le castigó con crueldad con un gol postrero tras una polémica que disparará los agravios en Vigo.

Una alta delegación del Celta acudió esta semana a una reunión con Med...

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A la espera del clásico entre Barcelona y Real Madrid, el Girona es el líder de la liga española y da continuidad a su cuento de hadas. La revelación del campeonato ya gana incluso cuando su juego no está al nivel que ha mostrado en sus mejores tardes. Al Celta le castigó con crueldad con un gol postrero tras una polémica que disparará los agravios en Vigo.

Una alta delegación del Celta acudió esta semana a una reunión con Medina Cantalejo, el jefe de los árbitros. Fueron dos horas de charla, con imágenes y agravios de los que el técnico Rafa Benítez se queja amargamente. Al Celta no le sobra fútbol, pero tampoco le acompaña la fortuna con las decisiones de los trencillas. En Girona no mereció ganar un partido en el que apenas salió de su campo, pero pudo estar cerca de ese triunfo cuando en el tramo final del duelo el árbitro anuló un tanto celeste después de que el meta Gazzaniga tropezase con Dotor. El portero salió a detener un balón profundo, pero el esférico se le escurrió de las manos y tropezó con el jugador del Celta. La pelota quedó a los pies de De la Torre, que empujó la pelota al red. El árbitro anuló el gol y el VAR no dijo esta boca es mía. Poco después llegó el gol del triunfo para el Girona.

El partido transitó trabado, pródigo en interrupciones, contingencias y percance, sin conllevar apuros para los porteros. Antes del descanso el Celta apenas se estiró en dos tímidas llegadas de Tapia y Bamba. El Girona no supo encontrar espacios y Guaita apenas tuvo que intervenir. Lo hizo al comenzar el segundo tiempo para detener un testarazo de Dovbyk a la salida de un córner, el primer remate entre palos de la escuadra local. Pero nada cambió. Continuaron los tropezones, las caídas y los parones. A esa altura el plan del Celta consistía en abrocharse en torno a un 4-4-2 y juntarse para jugar en su campo sin que poco o nada sucediese. El club no se reconoce en los puestos de descenso que ocupa, con un triunfo después de once jornadas, pero al menos en Girona no mostró codicia para tratar de imponer su capacidad y dominar al rival.


Del Girona cabía aguardar más, o al menos la clasificación ayuda a generar expectativas. Le faltó precisión al cuadro que adiestra Míchel, incómodo sin espacios, pero tras tanto insulso trasteo llegó un final más frenético. Lo buscó Míchel con una llamada a Portu y Stuani para mover el ataque. Encontró nuevas soluciones porque la torre uruguaya empezó a bajar los balones que llegaban al área. En uno de ellos estuvo Miguel Gutiérrez cerca del gol con un chut desde la frontal.

El Girona se avivó aún más cuando Tsygankov entró por Arnau. Couto tomó el lateral en un movimiento que evidenció la escasa confianza de Míchel en Pablo Torre, que calentó en la banda sin salir al campo. Llegó entonces el desenlace, la polémica del gol anulado al Celta y el triunfo local con un disparo de Herrera desde fuera del área. “¡Madre mía!”, exclamó Benítez.

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