Sergio Ramos fue el ariete del Barça
Un gol en propia puerta del central sevillista da la victoria a los azulgrana, muy superiores en la segunda parte a partir del liderazgo de Gavi y del saber hacer de Fermín
Los goles en propia puerta también sirven para ganar aquellos partidos en que los delanteros no encuentran la portería por más empeño que pongan centrocampistas tan lúcidos y completos como Fermín. A rescate del Barça acudió nada más y nada menos que Sergio Ramos, que embocó en el arco de su compañero Nyland un cabezazo de Lamine Yamal que más pareció una dejada que un remate despu...
Los goles en propia puerta también sirven para ganar aquellos partidos en que los delanteros no encuentran la portería por más empeño que pongan centrocampistas tan lúcidos y completos como Fermín. A rescate del Barça acudió nada más y nada menos que Sergio Ramos, que embocó en el arco de su compañero Nyland un cabezazo de Lamine Yamal que más pareció una dejada que un remate después de un muy buen centro de Ferran. La falta de contundencia retrasó la victoria azulgrana en su fuerte de Montjuïc. El Estadio Olímpico resulta de momento terapéutico para el Barcelona después de salidas tan fatigosas como las de Getafe y Mallorca. Los azulgrana se reencontraron con la victoria y también con el 1-0, aquel resultado hasta 11 veces repetido en la pasada Liga, anoche un marcador mezquino si se tiene en cuenta la apuesta y el fútbol atrevido del equipo de Xavi. El Barcelona, además, también se defendió mejor y al Sevilla le faltó tiempo y un ariete como En-Nesyri.
Quizá porque el equipo está condicionado por la necesidad de atacar y agradar, el Barça empezó el partido con cuatro delanteros —no cuatro centrocampistas— y dos laterales tan ofensivos como Cancelo y Balde. Lamine Yamal se vistió por fin de titular, Raphinha calzó como interior y Koundé y Christensen recuperaron sus puestos en el centro de la defensa en perjuicio de Araujo. Tampoco jugaba el medio centro Oriol Romeu. No pareció que Xavi rotara jugadores, sino que agitaba al equipo después de encallar en Mallorca. La alineación parecía anunciar más el final de un encuentro que los azulgrana necesitaban remontar que un partido por jugar ante un rival experto y puñetero como el Sevilla. El plan se activó desde la misma salida cuando Yamal no llegó por poco a un centro de Balde después de un aseado despliegue del Barça. La jugada, sin embargo, tuvo poca continuidad por más que los azulgrana no pararan de moverse alrededor de Gündogan.
Al fútbol del Barça le faltaba velocidad de pelota y pase interior para abrir a la zaga del Sevilla. Y cuando Cancelo filtró la pelota a João Félix el disparo del delantero rebotó en el larguero de Nyland. El partido dependía para bien y para mal del Barça. El Sevilla aguardaba las pérdidas azulgrana para armar el contragolpe y enfilar a Ter Stegen como constató un remate de Rakitic.
Ya no queda equipo que no sepa de las concesiones defensivas del Barça. Justo cuando se animó el Sevilla, sin embargo, se sucedieron dos transiciones barcelonistas que no acabaron en gol por poco, encimados como quedaron antes de rematar tanto Raphinha como Lewandowski. El encuentro se convirtió en un intercambio de golpes del que a punto estuvo de sacar provecho el Sevilla cuando Gavi sacó con el pecho bajo la raya de gol un chut de Ocampos. El fuerte ritmo rompió a Raphinha. Tampoco estaba fino Yamal. Los azulgrana vivían sobre todo de la profundidad de Cancelo frente a Ramos y Badé. La entrada de Fermín aumentó el picante del choque e inclinó el partido a favor del Barça.
El marcador, sin embargo, seguía quieto, insensible a las mejores ocasiones de los azulgrana, cada vez más diezmados por las lesiones de Raphinha, Pedri y De Jong. El juego del Barça se ha verticalizado por la falta de centrocampistas y por decisión de Xavi. Tiene menos control, es menos posicional, corre más kilómetros y está más expuesto como quedó demostrado con las oportunidades del Sevilla. El descanso, por lo demás, le sentó como un tiro porque salió destemplado, muy ido del partido, hasta que volvió a coger el hilo a partir de jugadores como Fermín, Cancelo y Gavi, cada vez más jerárquico y líder del Barça. Hasta Yamal se puso a regatear a pocos metros Nyland.
Aunque no era difícil conectar con Lewandowski, el ariete estaba demasiado lento en el área del Sevilla. No había quien acabara las jugadas mayoritariamente armadas a partir de un centrocampista total como Fermín, excelente en el pase y en la conducción, un buen intérprete de las necesidades de un partido en el que el Sevilla era cada vez más espectador, pendiente de los cambios de Mendilibar. João Félix, en cambio, volvió a ser sustituido por Ferran. El valenciano resultó decisivo porque un centro suyo al segundo palo fue tocado por Yamal y remachado por Ramos.
Un gol que llenó de felicidad a la hinchada azulgrana por el pasado madridista de Ramos y el pleito del Sevilla con el Barça por el Caso Negreira. Aunque al final tomaron la pelota y cercaron al Barça, los andaluces no encontraron acomodo ni en el palco ni en la cancha ante un valiente Barça.
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.