Francia tiene la pelota más que nunca y juega peor que siempre

La selección de Deschamps eleva su posesión de balón, pero apenas le ha servido para marcar tres goles en los últimos cuatro partidos, dos de ellos en propia puerta del rival

El delantero de Francia Kylian Mbappé se lamenta durante el duelo ante Bélgica.FRIEDEMANN VOGEL (EFE)

Didier Deschamps pertenece a la clase de entrenadores que nunca le dieron importancia a dominar los partidos mediante la tenencia de la pelota. La Francia con la que conquistó el Mundial de 2018 registró un 48% de posesión, un porcentaje muy alejado del 65% de España en 2010 y del 60% de Alemania en 2014. Aquella Francia era un...

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Didier Deschamps pertenece a la clase de entrenadores que nunca le dieron importancia a dominar los partidos mediante la tenencia de la pelota. La Francia con la que conquistó el Mundial de 2018 registró un 48% de posesión, un porcentaje muy alejado del 65% de España en 2010 y del 60% de Alemania en 2014. Aquella Francia era una selección de contragolpe que entregaba agradecida el control de los partidos a sus rivales. Seis años después, por la intimidación que genera en los contrarios su excelsa nómina de atacantes, a Deschamps no le ha quedado más remedio que aceptar que los bleus deben ser los que ejerzan de dominadores. “Nos enfrentamos a equipos que se cierran y tenemos más posesión. Los belgas han defendido mucho, a pesar de que sobre el papel Bélgica era un equipo ofensivo”, se jactó Deschamps, que se acomodó henchido en la sala de prensa del Spritz Arena de Düsseldorf.

Denotaba el técnico galo haber salido triunfador de su duelo de pizarras con Domenico Tedesco. Ambos ordenaron minimizar riesgos. Que Deschamps solo realizara un cambio, el de Kolo Muani por un desdibujado Marcus Thuram, delató que no quiso alterar demasiado su estructura. “Hemos hecho todo para marcar y hemos estado atentos para no dejarles los espacios que querían. Sobre todo, a la hora de defender sus contras. Estamos mejor con la pelota, obligando al rival a defender”, se felicitaba Deschamps.

El resultado de ese mayor control del balón al que los rivales han obligado a Francia en esta Eurocopa es que tiene la pelota más que nunca (56%) y juega peor que siempre. La previsibilidad y la lentitud de sus ataques es manifiesta en el escaso brillo mostrado por sus principales atacantes. Mbappé, Griezmann, Dembélé y Thuram no han roto ni a jugar ni a golear. El porcentaje de tantos por partido, tres en cuatro encuentros (0, 75), es el peor de los tres Mundiales y las tres Eurocopas con Deschamps al frente. Si se descontaran los dos goles en propia puerta del austriaco Wöber y el del belga Vertonghen, el porcentaje bajaría hasta el 0,25. Un registro pírrico para tanta luminaria ofensiva en nómina.

Lo mejor de Francia en lo que va de torneo es su rocosidad defensiva. Maignan solo ha encajado un gol y, en los seis grandes torneos bajo la dirección de Deschamps, es en esta Eurocopa en la que menos remates totales (7,25) y a puerta (3) recibe. El trío hormigonero que forman Kanté, Tchouameni y Rabiot en el centro del campo es un dique y el meta Maignan se ha consolidado en las pocas veces que ha sido exigido como un sustituto de garantías de Hugo Lloris, retirado de la selección después de Qatar 2022.

Pese a estar clasificada para los cuartos de final, el mal juego del equipo sobrevuela sobre las cabezas de Deschamps y de sus futbolistas. En la zona mixta, Griezmann se incomodó cuando le cuestionaron por la escasez de goles a favor de Francia y la sensación que transmite de que empieza a consolidarse como una selección que gana partidos con resultados cortos. “No jodas con un resultado corto porque estamos en cuartos de final. El equipo hizo un gran partido defensivamente. No se puede llegar lejos sin una gran defensa”, espetó Griezmann como pretoriano que es de Didier Deschamps.

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