La paciencia de Rodri guía a la Roja hasta los cuartos de final
La calma del centrocampista fue la llave de la victoria de España ante Georgia
Bajo una intensa pitada, mientras España dominaba el balón pero no encontraba la portería de Mamardashvili, Rodri se detuvo frente al cuero durante unos segundos. Movió los brazos. Pidió calma a sus compañeros. La sorpresa se había adueñado del partido en Colonia y el sueño de la hinchada de Georgia —tenían una bandera que rezaba “Believe” (Creer)en medio de la grada— amenazaba con convertirse en realidad. Pero no para Rodri. El líder futbolístico de Luis de la Fuente tenía otros planes para la Roja y no eran los mismos que los de la afición georgiana. Ganó Rodri, es decir, ganó la paciencia.
Después de la victoria ante Albania, ya con Georgia en el calendario, Luis de la Fuente repetía una frase en el campo base de España en Donaueschingen: “No quiero un partido largo”. El seleccionador buscaba mentalizar a sus jugadores de que había que arrollar a Georgia. Y había que hacerlo desde el minuto cero, sin piedad y mucho menos memoria: no había ni que pensar en el global de 10-2 que le había estampado al equipo de Willy Sagnol en la fase de clasificación a la Eurocopa de Alemania (1-7 en Tbilisi y 3-1 en Valladolid). “Hay que presionar y presionar. El gol tiene que llegar rápido”, insistía el técnico de España a sus jugadores en la previa del duelo de los octavos de final. Pero no fue así. Y la llave la tenía Rodri, el MVP del partido.
La Roja se encontró con la primera línea de cinco en defensa en la Eurocopa. Pero, además, con un equipo que no tardó ni un minuto en acorralarse ante la puerta de Mamardashvili, uno de los porteros más fiables de la Euro. Tráfico en el interior, también por las bandas, los georgianos se doblaban para frenar a Nico Williams y a Lamine Yamal. En el minuto 18, cuando España dominaba el balón en un 85% del tiempo y ya había intentado ocho remates, un contraataque de Georgia terminó con el balón en la red de la portería de Unai Simón. Ni siquiera había alcanzado a tocar la pelota Kvaratskhelia. El trabajo a Georgia se lo había aclarado la buena suerte, mala para Le Normand, que marcó en propia puerta. El partido, por supuesto, no cambió después del gol de Georgia. Ni siquiera el cuadro de Sagnol agudizó la defensa. Era casi imposible recular más. España, entonces, tenía que recurrir a otra arma. Una vieja receta que había utilizado en el pasado: la paciencia. Y para esa fórmula, pocos jugadores más inteligentes que Rodri.
El oficio del 16
Rodri aprendió el oficio de defender con Diego Simeone y el de atacar con Pep Guardiola, pocos aprendizajes que combinados puedan ser mejores en el fútbol moderno. Pero el salto del intenso Metropolitano al lírico Etihad Stadium no fue sencillo para el pivote madrileño. No fue hasta la segunda temporada en el equipo de Mánchester cuando Rodri encontró su lugar en el once. Tuvo que aprender básicamente a tener lo mismo que le pedía a sus compañeros frente a Georgia: paciencia. “Pep te da una caja de herramientas para que puedas utilizar en el campo”, recuerda Rodri. Además, el centrocampista formado en la cantera rojiblanca acostumbra a destacar que uno de los aprendizajes más reveladores bajo el mando de Guardiola es mantener la calma en los partidos.
La pasada temporada, cuando el City no encontraba los puentes para sortear a la dura defensa del Nottingham Forest, uno de los equipos que le peleó por no descender en la Premier, Rodri gritó a sus compañeros que no había que perder la calma. El City se impuso por 0-2. Unos meses más tarde, en Colonia, el pivote pidió lo mismo a sus compañeros. No quería que la ansiedad, sobre todo la de lo más jóvenes, las dos perlas de la Roja en las bandas (Lamine y Nico), desesperara a España. Y fue justamente Rodri el que regó de paz a España. Marcó el empate que terminó en la goleada y el billete a cuartos. Espera Alemania, pero Rodri no se desespera.
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