El sello de Italia se llama Verratti
El centrocampista del PSG, que nunca llegó a jugar en la Serie A, simboliza la metamorfosis del equipo de Mancini
Hay una jugada que de alguna manera explica la metamorfosis futbolística de Italia. Ocurrió en el partido de cuartos de final contra Bélgica cuando Marco Verratti (Pescara, 28 años) presionó sobre la salida del balón conducido por Jan Vertonghen y propició el 0-1 de Nicolò Barella. No fue un gol de contraataque armado por un volante que habilita la carrera del delantero, una práctica muy convencional en el calcio, ni tampoco una acción de estrategia, común en el fútbol, sino que el control y remate del volante del...
Hay una jugada que de alguna manera explica la metamorfosis futbolística de Italia. Ocurrió en el partido de cuartos de final contra Bélgica cuando Marco Verratti (Pescara, 28 años) presionó sobre la salida del balón conducido por Jan Vertonghen y propició el 0-1 de Nicolò Barella. No fue un gol de contraataque armado por un volante que habilita la carrera del delantero, una práctica muy convencional en el calcio, ni tampoco una acción de estrategia, común en el fútbol, sino que el control y remate del volante del Inter fue propiciado por la competitividad por el centrocampista del PSG. Verratti es un jugador diferente, el medio más europeo de la Azzurra y puede que también el jugador menos italiano de la Nazionale, ni que fuera porque nunca jugó en la Serie A.
Verratti nació en Pescara y formó parte del aclamado equipo de Zdnedek Zeman, conocido popularmente como Los delfines, que protagonizó un ascenso fulgurante en la temporada 2011-2012 después de contar 90 goles y 83 puntos en la serie B. El famoso técnico de Praga, reconocido por su vocación pedagógica y buen gusto por el fútbol de ataque, reunió entonces a tres jóvenes diablos que ahora se han reencontrado en la selección de Roberto Mancini: Ciro Immobile, Lorenzo Insigne y Marco Verratti. Los goles de Immobile (28) pesaron tanto para el ascenso como las jugadas de fantasía de Insigne y el cerebro de Verratti, traspasado al final de temporada por 12 millones de euros al Paris Saint Germain (2012). Nadie, ni siquiera el Barça, le ha movido de París.
El vínculo con Italia se ha mantenido siempre por su condición de internacional desde que partió a Francia. Aunque fue incluido en la preselección, César Prandelli no le incorporó a la lista definitiva para la Eurocopa 2012 y debutó a los 19 años en un amistoso contra Inglaterra. Hoy, cumplidos los 28, es tan importante para Italia como Sergio Busquets para España. Mancini no solo aguardó pacientemente a que Verratti se recuperara de una lesión en el ligamento colateral de la rodilla derecha que le tuvo un mes en ascuas sino que le concedió la titularidad en el tercer partido de la fase de grupos contra Gales en sustitución de Manuel Locatelli, el centrocampista del Sassuolo que había sido la figura de la cita anterior contra Suiza.
Verratti es un medio fiable, técnico y competitivo cuya trayectoria ha quedado condicionada por las lesiones y también por su tendencia a descolgarse en ataque, siempre dispuesto a atacar la pelota en el balcón del área contraria, empeñado en tirar paredes con los interiores y los delanteros, alejado de la imagen defensiva que todavía se le supone en algunos ambientes futbolísticos a la selección de Italia.
La prensa italiana sostiene por contra que la apuesta de Mancini por el trío Barella-Jorginho-Verratti en la divisoria guarda un parecido con el que formaron Xavi-Busquets-Iniesta en el Barcelona de Pep Guardiola y hasta con los “locos bajitos” que protagonizaron la etapa gloriosa de España. Xavi e Iniesta miden 1,71 metros mientras que Verratti apenas llega a 1,65 metros y Barella está en 1,72.
Juego directo
Verratti, en cualquier caso, sería más volante que medio centro en Italia y también en el PSG. El tanto por ciento de los pases completados por los centrocampistas de Mancini ronda el 90% y Verratti es el futbolista más decisivo en el grupo italiano en cuanto a asistencias (dos).
“Nosotros somos italianos y no podemos convertirnos de repente en españoles”, argumenta Mancini cuando se le pregunta por el parecido de Italia y España. “Nuestra posesión es ligeramente diferente”, añade para distinguir precisamente que el ritmo de juego de su equipo es más intenso y directo que el del equipo de Luis Enrique, seguramente por la presencia de un futbolista que siempre va directo al cuero como es Verratti.
“Tú siempre tienes la sensación de que cuando el balón está en los pies de Verratti o de Insigne va a pasar algo serio”, sostenía Zeman. Mancini comporta la opinión del entrenador que triunfó en Pescara. La selección italiana suma 32 partidos sin perder y 13 victorias consecutivas después de no clasificarse por vez primera para la Copa del Mundo, en Rusia 2018. Ahora aspira a completar su racha victoriosa con jugadores como Verratti, necesitado de gloria después de una temporada complicada en el PSG con Neymar.
Las amistades no han jugado a favor de un futbolista discontinuo que ahora pasa por un momento dulce en la Eurocopa y marca el sello de Italia. Nadie especula en la Azzurra cuando la pelota la tiene Verratti.
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