Yann Sommer, un sueño de ‘Verano’
El portero suizo, especialista en parar penaltis, sostiene a su selección en un torneo durante el que también ha sido padre
El 28 de junio será un día para recordar en Suiza, capaz de vencer en un duelo tan pasional como abierto a la campeona del mundo tras estar abatida y recomponerse, tras una ronda de penaltis en la que Yann Sommer (Morges, Suiza; 32 años) detuvo el último a Mbappé. Fue también el día que la selección helvética pasó de Petits Suisses —como les denominaban en plan de mofa los franceses— a Astérix y Obélix porque rompieron el gafe de los octavos, maldición que duraba desde el Mundial de 1954, cuando alcanzó los cu...
El 28 de junio será un día para recordar en Suiza, capaz de vencer en un duelo tan pasional como abierto a la campeona del mundo tras estar abatida y recomponerse, tras una ronda de penaltis en la que Yann Sommer (Morges, Suiza; 32 años) detuvo el último a Mbappé. Fue también el día que la selección helvética pasó de Petits Suisses —como les denominaban en plan de mofa los franceses— a Astérix y Obélix porque rompieron el gafe de los octavos, maldición que duraba desde el Mundial de 1954, cuando alcanzó los cuartos por primera vez en su historia. Entonces, cayó frente a Austria en el encuentro con más goles nunca vistos en el torneo (5-7). No parece probable que suceda algo igual ante España y con Sommer bajo los palos. “Quien gana al campeón del mundo puede soñar con mucho más”, resolvió tras apear a Francia el portero, que en los guantes lleva escrito Verano en referencia a su apellido y porque, entre otras cosas, habla alemán, suizo, francés, italiano y castellano de forma fluida. Y puede que esta sea su mejor estación vivida, líder de Suiza bajo los palos y recientemente padre por segunda vez, por lo que dejó la concentración dos días para conocer a su hija.
No le importa soñar a Sommer porque hasta ahora se han cumplido muchos de sus deseos, por más que no le fuera sencillo al inicio, discutido por su altura (1,82 metros, no muy alto para un arquero). En 2008, tras pasar por las inferiores del Basilea, se marchó cedido al Vaduz, en Segunda, por petición de Heinz Herrmann, que le había dirigido en el equipo sub-21. Ascendió, regresó y esta vez lo solicitó el Grasshopper, ya en Primera. Un año que le hizo ganar minutos, también volver para quedarse.
Fue para disgusto de Franco Costanzo, que pasó por el Alavés en la temporada 2005-2006. “No fue una decisión en contra de Costanzo sino en favor de Yann. Conozco muy pocos jugadores que trabajen tan duro y presten una atención tan meticulosa a cada detalle como él”, explicó por entonces Georg Heitz, en su día director deportivo del Basilea y ahora de Chicago Fire, estadounidense. “No es el más grande, pero su seguridad y juego con los pies dan confianza. Si ha batido el récord de presencias como portero en la selección (65 por 61 de Benaglio), es por algo”, señala desde el otro lado del teléfono Philippe Senderos, exjugador del Arsenal y de Suiza, ahora director deportivo del Servette.
También existieron dudas en el Borussia Mönchengladbach, que lo fichó en 2104 cuando traspasó a Ter Stegen al Barcelona y nacieron las comparaciones. Sobre todo en pretemporada y al inicio del curso. Hasta que se entonó y en toda la segunda vuelta solo recibió 10 goles —el equipo acabó tercero tras firmar 17 partidos sin perder—, todo un récord en la Bundesliga. “Aunque no es tan alto, es muy rápido y tiene excelentes reflejos. También es muy bueno con la pelota en sus pies y sabe jugar. Creo que es un poco como Ter Stegen”, le reconoció Raffael, excompañero en el Mönchengladbach.
Sommer explica por qué responde mejor en momentos de mayor tensión. “Durante años, he contado con el apoyo de un entrenador mental que me presenta tareas para poder enfocar el primer partido de un Campeonato de Europa, primer partido de un Mundial…”, resuelve como parte de la explicación. “Tiene mucha fuerza mental. Siempre está al cien por cien, concentrado al máximo incluso en los entrenamientos. Además, a él no se le ve nunca en dificultades”, le elogia Senderos, que también le reconoce su facilidad para comunicarse en el vestuario; “se le aprecia rápido”.
Titular en el Borussia, le faltó poco tiempo para dar relevo a Diego Benaglio en la portería de Suiza, decisión de Ottmar Hitzfeld. Y explotó su fama, imagen de marcas como Nivea y Panasonic, también de Nike, además de modelo ocasional. Pero lo que más le gusta es cocinar —tiene un blog donde comparte sus recetas— y cantar (recibe semanalmente clases), además de tocar la guitarra como alumno de la Escuela de Música de Düsseldorf. Es también amigo de Roger Federer. Aunque lo que mejor se le da es ponerse los guantes. Y parar penaltis.
Sobre todo con la selección, como bien sabe Sergio Ramos, que en la pasada Liga de las Naciones le detuvo dos en un mismo encuentro y rompió una racha de 25 aciertos consecutivos del exjugador del Madrid. Así, con la camiseta de Suiza, Sommer ha detenido la mitad de los que le han lanzado —cuatro de ocho—, aunque sus números globales son 19 de 82 (23,2%). “Como es muy ágil y se mueve muy bien en la línea, para muchos, sí”, apunta Senderos; “pero siempre hay esa parte de lotería...”. Poca para Sommer. “Es una persona tranquila que rezuma seguridad. Destaca por su estado mental y su frialdad para lidiar con la presión y las emociones”, destaca Patrick Foletti, entrenador de porteros de la selección. Pierluigi Tami, director deportivo helvético que le dirigió en las inferiores, fue más lejos: “Sommer en la portería es como llevar un abrigo en pleno invierno que te deja el corazón cálido”.
Ante la selección de Deschamps le bastó con detener el penalti decisivo a Mbappé. “Los franceses son muy fuertes, pero tuvieron un momento en el que fueron un poco arrogantes”, resolvió Sommer. Ahora, le toca a España.
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