España, ante su último techo
La Roja, que desde 2012 no supera los octavos de final en Mundiales y Eurocopas, se mide con Croacia mientras Luis Enrique enfatiza su confianza en todo el grupo
Por más que Luis Enrique no titubee jamás al enfatizar la confianza infinita en todos sus jugadores, cuesta presagiar la España que se medirá este lunes a Croacia (18.00, Telecinco) en los octavos de final de esta ambulante Eurocopa. Máxime con una España tan pendular. Lo mismo se le esfuma el gol (ante Suecia), que se le car...
Por más que Luis Enrique no titubee jamás al enfatizar la confianza infinita en todos sus jugadores, cuesta presagiar la España que se medirá este lunes a Croacia (18.00, Telecinco) en los octavos de final de esta ambulante Eurocopa. Máxime con una España tan pendular. Lo mismo se le esfuma el gol (ante Suecia), que se le carboniza el juego (contra Polonia) o se desata (frente a Eslovaquia). Todo resulta más incierto aún si se tiene en cuenta que España no alcanza unos cuartos de final desde la Eurocopa de 2012. Última gloria de un equipo extraviado desde aquella noche de serpentinas contra Italia en Kiev, el mejor partido que se le vio a la selección más prodigiosa.
Al seleccionador no parece preocuparle mayor vaivén que el del gol, como si todo se redujera a la inspiración. Cuando llegó el liberalizador descorche ante Eslovaquia ni siquiera asume que algo cambiara. “Antes ya había pasado lo mismo, muchas ocasiones y poco gol”. Al menos en público, el preparador asturiano exhibe muestrario. ¿Repetiría la alineación ordenada tras la zurra a los eslovacos? Hasta por dos veces subrayó lo mismo en Copenhague: “Podría jugar con cualquiera de los 24 convocados, cualquiera de todos ellos me daría garantías; y lo digo desde la total honestidad”.
Luis Enrique quiere a todos en posición de revista. Y así los ve ante el duelo contra la actual subcampeona del mundo. Es otra Croacia, sin Mandzukic, sin Rakitic... Y ahora sin Perisic, su mejor arma ofensiva con dos goles en el torneo, positivo en covid. “Un shock”, en palabras de Zlatko Dalic, técnico croata, pero para el que dijo tener muchas y buenas alternativas.
Modric y Kovacic
A Croacia no se le ha visto con la plenitud del Mundial de Rusia, donde con la mandíbula bien atornillada y el corazón en los huesos tras tanta prórroga se convirtió en la gran animadora del campeonato. No obstante, Modric aún es mucho Modric. Para Luis Enrique, la principal seña de identidad del equipo junto a Kovacic. De ahí que anticipara una batalla crucial en la zona central, donde maniobran “los croatas que más calidad tienen” y el sector medular para el juego español, que hace una década que tiene al medio campo como su mejor cepa.
Por el eje se espera a Busquets y Koke, dos de los pretorianos, anclas capitales frente a Eslovaquia, sobre todo el capitán azulgrana. Y al cadete Pedri, que madura y madura a toda mecha tras una temporada de graduación a la carrera, en el Barça y en la Roja. El canario ha estado en todas y para todas.
Del resto del equipo, ni una sílaba se le escapó al seleccionador español. No hay otro caso Morata, por lo que ya no debe tirar del diván y proclamar aquello de “jugarán Morata y diez más”. Respecto a las amenazas a la familia del ariete de la Juventus relatadas por él mismo, Luis Enrique fue tajante: “Es un delito, y muy grave, con amenazas a niños, que habría que poner en manos de la policía”.
España no congenió del todo, ni mucho menos, con su hinchada durante la primera fase. Pese a todo, el entrenador asturiano, aliviado porque no consume información deportiva durante los campeonatos, no dudó en añorar La Cartuja. “Ojalá siguiéramos jugando allí, con nuestra gente, y viviendo en Madrid los más de 40 días de concentración”. No podrá ser. O exilio o una ruta hacia la gran final de Wembley que pasa por Copenhague —en el Parken, con aforo para 38.000 espectadores se admiten hasta 25.000—, San Petersburgo y Londres.
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