Luis Campos: “Bernardo Silva sobrevive anticipándose”
El director deportivo que formó las plantillas del Mónaco y el Lille campeones de Ligue 1 en 2017 y 2021, examina las escuelas de Francia y Portugal que hoy chocan
Francia y Portugal, el último campeón del mundo contra el último campeón de Europa, chocan esta noche en Budapest (21:00 horas, Telecinco). Las dos selecciones pueden alcanzar la cabeza del Grupo F pero mientras que los franceses tienen la clasificación asegurada con cuatro puntos, los portugueses, con tres, arriesgan la eliminación. Ambos equipos ponen ...
Francia y Portugal, el último campeón del mundo contra el último campeón de Europa, chocan esta noche en Budapest (21:00 horas, Telecinco). Las dos selecciones pueden alcanzar la cabeza del Grupo F pero mientras que los franceses tienen la clasificación asegurada con cuatro puntos, los portugueses, con tres, arriesgan la eliminación. Ambos equipos ponen el acento en su armazón defensivo. No se trata de escuelas de fútbol precisamente antagónicas pero emplean sus recursos de modos completamente diferentes desde las canteras. Pocos conocen mejor las diferencias que Luis Campos (Oporto, 56 años).
Ojeador del Madrid de Mourinho hasta 2013, este hombre cordial y sigiloso emigró a Montecarlo y, como director deportivo, armó la plantilla del Mónaco de Bernardo Silva y Kylian Mbappé que obtuvo la Liga francesa en 2017. Luego repitió la hazaña en Lille, donde quedó subcampeón en 2019 y campeón en 2021.
“Francia tiene un abanico increíble, tiene talentos y tiene muchos”, dice Campos. La ascensión de la cantera francesa a lo más alto de la pirámide productiva mundial, por encima de Brasil, se relaciona directamente con las condiciones geopolíticas, según el técnico. “El acuerdo de Cotonou para ayudas al desarrollo entre la Unión Europea, África y el Caribe, ha permitido a Francia explorar mucho el mercado africano”, dice. “Esta ley te permite jugar en los clubes con jugadores solo venidos de África. Cotonou ha sido un gran impulso, y el enormísimo trabajo que se ha hecho en centros de entrenamientos especializados en recibir jóvenes para formarlos, ha sido otro factor. La escuela francesa de entrenadores es muy buena también y pienso que todo este conjunto de cosas constituye una fábrica única. Brasil y Argentina tienen talentos, lo que no tienen son las mismas condiciones para hacerlos crecer”.
“Muchas veces se dice que los equipos franceses no son tácticos”, observa; “yo creo que sí lo son, pero a su manera. Hay muchos fútboles diferentes. En Francia la táctica es la misma, los sistemas no cambian, 4-4-2, 4-3-3... Pero el perfil del jugador y lo que se le pide es completamente distinto de lo que ocurre en Portugal, y especialmente en España”.
“En España combinan y se aproximan”, apunta Campos. “En Francia se distancian porque el fútbol es de transición rápida. Muchos de los jugadores franceses son muy potentes físicamente. Debido a su naturaleza el fútbol se transforma en algo más físico, intenso, largo y distante porque buscan muchas veces la profundidad ofensiva y defensiva. En España procuran estar próximos unos de otros para asociarse con el balón. Así no hay tanto impacto físico. En la Ligue 1 cuando el balón entra en el mediocampo hay choques, hay duelos”.
“El fútbol en Portugal es más español que francés”, advierte. “Pero como también tiene una historia africana añade algo de esa potencia y esa intensidad de los duelos. Por eso la capacidad de los portugueses para adaptarse a cualquier liga es tan grande”.
“Hoy los niños conocen más el juego”
Campos indica que la preeminencia que se daba en Francia a los criterios atléticos ha dado paso a una idea más abierta de la selección del talento en las academias. “Antes”, dice, “las metodologías de análisis y trabajo de campo privilegiaban más al jugador maduro. Muchas veces los que tenían más talento se quedaban fuera, incluidos los técnicamente talentosos. Hoy hay una precocidad natural, porque los niños tienen un conocimiento del juego que antes no tenían. Se forman de modo diferente. Ese es el éxito de Portugal. Portugal no tiene jugadores de grandes dimensiones físicas. Morfológicamente no son jugadores tan fuertes. Cristiano es una excepción. Ahora abundan los jugadores como Joao Félix, Bernardo Silva… niños que consiguieron ser profesionales porque tenían un conocimiento del juego extraordinario. Todos ellos fueron campeones europeos sub-20, sub-19, sub-18, porque como no tenían la posibilidad de ganar los duelos, encontraban otras soluciones. ¿Cómo? Siendo mejores tácticamente que los otros”.
El Francia-Portugal enfrentará a dos amigos: Kylian Mbappé y Bernardo Silva. Dos jóvenes que Luis Campos firmó para el primer equipo del Mónaco que levantó la Liga 2016-17. El francés por potencia y el portugués por astucia representan todo aquello que separa a las dos escuelas.
“A Bernardo le gustaba tanto el fútbol que sabía perfectamente que él no podría ir a los duelos”, dice Campos. “¿En qué podría ganar? En ser más rápido intelectualmente. La velocidad del pensamiento de Bernardo es muy difícil de encontrar. Él la desarrolló porque morfológicamente no podía ir al combate. Cuando el defensa va a buscarlo él ya no está porque piensa y ejecuta más rápido. Él desarrolló la anticipación porque es su forma de sobrevivir en el fútbol. Él pensó: ‘Yo soy muy flaquito, no puedo ir a los duelos porque me matan. Tengo que tomar las decisiones acertadas antes que los demás’. Eso también es una forma natural de crecer hacia la inteligencia, la velocidad y la agilidad”.
La demografía es parte del juego. Sus 67 millones de habitantes han proporcionado a Francia un caudal inagotable de futbolistas maravillosos. Portugal le ha hecho frente con 10 millones. En 2016 Portugal ganó la Eurocopa en París. El partido de hoy es mucho más que una revancha.
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