Croacia se complica tras empatar ante Chequia

El punto alivia a los checos, casi en octavos, mientras que los croatas se la jugarán frente a Escocia

Tomas Soucek intenta superar al croata Kramaric y su compañero Ivanusec.Robert Perry / POOL (EFE)

Los partidos de la Eurocopa se mueven a veces por impulso de los himnos, y no son los de Croacia y Chequia, titulados respectivamente Mi hermosa patria, y ¿Dónde está mi hogar?, canciones que hagan hervir la sangre de los futbolistas. Nada que ver con la Marsellesa, el Fratelli d’Italia, o la Flor de Escocia, que puede parecer un nombre cursi, pero que envía al ejército del orgulloso rey de Inglaterra a casa, a pensárselo de nuevo. Las baladas románticas de los equipos que se enfrentaban en H...

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Los partidos de la Eurocopa se mueven a veces por impulso de los himnos, y no son los de Croacia y Chequia, titulados respectivamente Mi hermosa patria, y ¿Dónde está mi hogar?, canciones que hagan hervir la sangre de los futbolistas. Nada que ver con la Marsellesa, el Fratelli d’Italia, o la Flor de Escocia, que puede parecer un nombre cursi, pero que envía al ejército del orgulloso rey de Inglaterra a casa, a pensárselo de nuevo. Las baladas románticas de los equipos que se enfrentaban en Hampden Park invitaban a la depresión. Croacia, que se jugaba mucho, y la República Checa salieron hipotensos.

Bien tapado Modric, desaparecido Perisic, los checos al trantrán cogieron el mando, y se acercaron más a la portería de Ivakovic que los croatas a la de Vaclik, pero era un dominio sin sustancia, por el qué dirán. Croacia, que necesitaba un buen resultado después de perder frente a Inglaterra, era, paradójicamente, el equipo más indolente. Además, se le complicó el asunto cuando en un saque de esquina, en el minuto 34, Lovren metió el codo y golpeó en la nariz de Schick. El agresor disimuló el gesto, pero la hemorragia nasal de la víctima descubrió el pastel. Del Cerro lo miró en la pantalla del VAR y sentenció; Schick, con la nariz hinchada y sangrante, cogió la pelota y ejecutó. Después de marcar fue a limpiarse la sangre. El gol ponía a Croacia al borde del precipicio.

Pero la selección que lidera Modric es un grupo acostumbrado a jugar al límite. En el Mundial fue subcampeón después de dos tandas de penaltis y una prórroga, así que encajaron el gol con serenidad y se emplazaron para la segunda parte. Puede que en el vestuario sonara el Flower of Scotland, o la Marsellesa, o que los jugadores croatas interpretaran una haka neozelandesa, pero salieron como tiros tras la pausa. A los dos minutos, Perisic ya había empatado el partido. Kramaric sacó una falta con picardía hacia el desmarque de su compañero, que corrió, regateó, buscó la postura y marcó de tiro cruzado. Jugó mejor Croacia desde ese momento, pero a la media hora ya no quedaban fuerzas en ninguno de los dos bandos. Sacaron la bandera blanca. A Chequia, el empate le iba bien; a los croatas no tanto, pero ya saben de situaciones límite y se la jugarán frente a Escocia en la tercera jornada de esta fase de grupos.

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