Luis Enrique: “Me pone a tono que me piten”

El primer partido de la selección con público depara críticas de la grada a Morata por su desacierto ante el gol y también silbidos para el entrenador

El público, de vuelta este viernes en las gradas del Metropolitano después de más de un año.JuanJo Martín (EFE)

Unai Simón emergió del túnel de vestuarios a trote rápido y se dirigió hacia la portería con la mano en alto agradeciendo la ovación que le dedicaron los casi 15.000 aficionados que se dieron cita en el Wanda Metropolitano. Poco antes, en los aledaños del recinto, las camisetas de los seguidores españoles teñían de rojo las terrazas, bajo las sombrillas que parapetaban el castigador sol. En las mesas, también se escondían de la canícula unas decenas de hinchas portugueses. El desfile hacia el estadio y la entrada po...

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Unai Simón emergió del túnel de vestuarios a trote rápido y se dirigió hacia la portería con la mano en alto agradeciendo la ovación que le dedicaron los casi 15.000 aficionados que se dieron cita en el Wanda Metropolitano. Poco antes, en los aledaños del recinto, las camisetas de los seguidores españoles teñían de rojo las terrazas, bajo las sombrillas que parapetaban el castigador sol. En las mesas, también se escondían de la canícula unas decenas de hinchas portugueses. El desfile hacia el estadio y la entrada por las puertas de acceso, las de los fondos y el lateral este, fueron progresivos. Los rostros delataban más satisfacción que impaciencia por acceder al primer partido de la selección española con asistencia de público un año y medio después del último.

La normalidad de las gradas recordó que todo hincha contiene un juez que emite veredictos. Y Morata escuchó el suyo cuando estrelló en el larguero un mano a mano con Rui Patricio. Ya acumulaba tres ocasiones claras falladas y la grada entonó “Morata, qué malo eres”. El cántico disgustó a Luis Enrique, que con aspavientos mostró su desacuerdo con el personal. “Me da igual”, comenzó el técnico, aunque al término de su comparecencia, tras varias preguntas sobre los pitos, incluidos los que escuchó él cuando fue anunciado por megafonía, se sinceró: “No he visto que me hayan silbado, no me afecta, yo no voy a cometer un error en el campo, pero sí me molesta que se haga con mis jugadores, pero entiendo que cada uno es libre de lo hacer lo que quiera”, continuó el seleccionador. “En mi caso, hasta me pone a tono. Les deseo que pasen un buen fin de semana y que lo pasen muy bien. Me siento querido en todas partes, me lanzan hasta besos y en Madrid estoy encantado”, abundó Luis Enrique, que volvió sobre Morata: “Después de haberse matado a presionar, de ser un incordio para los defensas portugueses, en el minuto 90 es capaz de hacer una acción de 40 metros a máxima velocidad y engañar al portero, pero la pelota va al larguero. Creo que es para levantarse y aplaudir. Yo debo de ser el que menos sé de fútbol”.

Luis Enrique está empeñado en desterrar cualquier atisbo de negatividad y esos cánticos le molestaron sobremanera. Los errores en las ocasiones volvieron desenterrar el fantasma de la falta de gol en la primera prueba antes de la Eurocopa. El seleccionador no quiere que la coletilla de la falta de gol se instale en los medios y se filtre hasta la psique de sus delanteros. “Lo que más me ha gustado ha sido el compromiso; lo que menos, el resultado. Siempre hay cosas que mejorar. Tener posesiones más largas o afinarnos con el gol”, dijo el seleccionador

“No es un mensaje para Unai que haya sido titular, puedo utilizar los porteros que quiera. La idea era que también debutara Robert Sánchez, pero las molestias de Laporte lo impidieron”, desveló el preparador asturiano.

El eco de las gradas lo mismo reflejó el entusiasmo en cada acción de los futbolistas de Luis Enrique que animadversión hacia Cristiano Ronaldo. A esto último respondía la hinchada lusa, cuando Unai Simón provocó el silencio con un despeje temerario que estrelló en el pecho del capitán portugués. El seleccionador apostó para esta primera prueba por el guardameta del Athletic, que se quedó un rato cabeceando y mascullando la pifia que estuvo a punto de cometer. Su lenguaje corporal no se correspondía con el de un portero con el depósito de la autoconfianza repleto. “Entiendo que se hable del portero de la selección. La presión no me puede, hay errores y aciertos, en su justa medida es buena, pero más no. No sé si mi titularidad era un mensaje. No veo como primordial ser el titular en esta Eurocopa, somos tres buenos porteros”, aseguró el meta del Athletic.

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La elección de dos centrales zurdos, Pau Torres, y Laporte, fue otro ataque del seleccionador a los tópicos. La lateralidad es más cerrada en estos que en los diestros, pero el seleccionador no ve problema en ello. “Cuando ves dos zurdos, parece que es algo raro, pero yo he jugado toda la vida con dos centrales diestros y no pasa nada. Los dos han estado excepcionales en la salida de balón y también han resuelto bien situaciones de uno contra uno contra delanteros de primer nivel”, argumentó Luis Enrique. Si en la previa defendió la rotación de los porteros, con el debut de inicio del central del City cuestionó las teorías de que nunca puede jugar juntos dos centrales zocatos.

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