España busca una España
La Roja, aún lejos de cuajar, cumple sin más frente a la campeona Portugal de un apagado Cristiano en un amistoso que tuvo a tiro en el tramo final
España está por descubrir. La Eurocopa está a una estación, pero la Roja está por definir. Se advirtió en un partido sosaina frente a Portugal, el Portugal campeón que pasó por el Wanda sin más, como un atajo hacia lo que se avecina. Un equipo, el luso, con cuajo, justo lo que busca la España becaria de Luis Enrique, donde la mayoría de futbolistas aún opositan. Nada que ver con Pepe o Cristiano, jugadores de suela desgastada qu...
España está por descubrir. La Eurocopa está a una estación, pero la Roja está por definir. Se advirtió en un partido sosaina frente a Portugal, el Portugal campeón que pasó por el Wanda sin más, como un atajo hacia lo que se avecina. Un equipo, el luso, con cuajo, justo lo que busca la España becaria de Luis Enrique, donde la mayoría de futbolistas aún opositan. Nada que ver con Pepe o Cristiano, jugadores de suela desgastada que anclan al Portugal más entronizado de su historia. Un cambio de agujas: la mejor Portugal es la que es; la mejor España lo fue hace una década. En el Metropolitano ninguno de los dos equipos se salió del guion: un amistoso. Cero a cero, nadie azotado antes de tiempo, antes del pistoletazo del próximo viernes a la Eurocopa, por más que España tuviera algún arreón más que su ibérico vecino.
A falta de emociones, júbilo popular. Volvió el público (14.743) para abrigar a la selección más de dos años después. En el Metropolitano no hubo otra cosa que descorchar que el regreso de la gente. ¿Fútbol? Algún tirón, poca cosa. Un partido de garrafón, plano, sin grandes sacudidas hasta un par de órdagos finales de la Roja. Un día veraniego para Cristiano, patricio indiscutible de la actual selección campeona de Europa. Un día sin más para la probeta de Luis Enrique, que a diez días del estreno en la Eurocopa busca lo que tiene Portugal: un espinazo con el que vertebrar al equipo.
Tiró el técnico asturiano de dos centrales zurdos —Laporte y Pau—, lo que siempre inquieta a los más ortodoxos. Nadie les apretó, no hubo examen. Por el medio expuso Luis Enrique al nuevo capi —Busquets— con Fabián y Thiago: un apeadero sin tránsito. Arriba, Ferran y Sarabia dando cobertura a Morata, enlatado entre dos centrales de hace un siglo. O más: 38 años tiene Pepe, aún guardián del batallón de los camaradas de CR, y un año menor es Fonte.
Un cabezazo de Ferran tras un pase de Morata a lo Modric —con el empeine exterior lubricado— fue todo el aviso español ante Rui Patricio en el bostezo del primer acto. Un despeje de Unai Simón contra la armadura de Cristiano fue la respuesta lusa. Antes, el árbitro apreció que Fonte puso las pinzas al elevarse sobre Pau en un cabezazo goleador. El partido no era cuestión de áreas, vetadas a todos durante muchos, muchos minutos. El asunto se redujo al dale que dale por todos los sectores del campo. Quiero y no puedo, del campeón y del excampeón. Todo pedestre, salvo, cuando para mal, a Thiago le daban ineficaces ataques pintureros.
No es Portugal una secuela del bolshoi —máxime sin reclutar a Bernardo Silva y Bruno Fernandes de inicio— pero sí un equipo crudo. Evidente: su hoja de ruta va de Pepe a Cristiano. Por el medio flota João Félix, al que nadie reconoció ni en su propia casa. Pero la selección de Fernando Santos se reconoce; en la Roja aún están formando pandilla, todavía hay quien se siente forastero. No debiera serlo Marcos Llorente, entre los españoles más pujantes del curso, pero Luis Enrique le rebaja de servicio al alistarle como lateral derecho, a muchas cuadras de su zona de distinción, la llegada a las zonas calientes del gol. Lesionado Carvajal, el seleccionador renunció a Jesús Navas para la mudanza de Llorente, fuera de la órbita que le ha procurado Simeone en el Atlético.
Ni tuvo trazo como medio centro en el Madrid ni despega como lateral en España. Cosas de entrenadores. Cuando más cerca estuvo del área rival, su asistencia casi deriva en un gol de Morata justo tras el descanso. Lo mismo que poco después en otra aventura de Llorente que casi emboca Sarabia. Dos brotes de Llorente que no sirvieron de sonajero para una selección sin gancho, salvo por un cogotazo final de Ferran al que respondió de maravilla Rui Patricio y un latigazo de Morata al larguero en el último parpadeo. Una Roja por hacer, cosida por aquí y por allá sin que cuadre aún. Le da para competir amistosamente con el campeón europeo, pero la meta alcanzada entre 2008 y 2012 todavía es una losa. Le falta soltura y do de pecho. Hay un cesto notable, queda sellar un equipo, fijar las jerarquías limitadas a Busquets, Alba, Koke y Morata, andamiaje de un grupo de solistas en busca de su propia partitura. Hay futuro, quizá, pero en el fútbol el pasado marca a fuego el presente inmediato. En ello está Luis Enrique. Hace tiempo que dio con la tecla Fernando Santos. En el Wanda, con poco, Portugal fue Portugal. Con poco, España no descodificó que España puede ser.
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