Un James Rodríguez rejuvenecido ilusiona a Colombia con levantar la Copa América

La selección de Néstor Lorenzo se cita en la gran final de Miami con la Argentina de Messi, vigente campeón del mundo y de América

James Rodríguez celebra el triunfo de Colombia sobre Uruguay en las semifinales de la Copa América.ERIK S. LESSER (EFE)

James Rodríguez, de principio a fin. Colombia, la meritoria finalista de la Copa América de Estados Unidos, donde se cita con la Argentina campeona del mundo de Messi (el domingo, madrugada del lunes en España), todavía se mueve al ritmo de su capitán, quien ha repartido ya un récord de seis asistencias a lo largo del torneo, ...

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James Rodríguez, de principio a fin. Colombia, la meritoria finalista de la Copa América de Estados Unidos, donde se cita con la Argentina campeona del mundo de Messi (el domingo, madrugada del lunes en España), todavía se mueve al ritmo de su capitán, quien ha repartido ya un récord de seis asistencias a lo largo del torneo, la más reciente este miércoles para la sufrida victoria sobre Uruguay (1-0). A diez años del Mundial de Brasil en el que se coronó goleador, el rejuvenecido mediapunta que este viernes cumple 33 años se ha acostumbrado a curar sus penas con su selección, en la que demuestra, partido a partido, la vigencia de su zurda.

A James nunca se le puede dar por muerto. Fuera de los focos europeos, como el propio Messi, ya nadie recuerda que apenas ha disputado este año un puñado de partidos con el São Paulo. A las canchas de Estados Unidos llegó fresco y afilado. De amarillo lo acompaña ahora Luis Díaz, la otra gran figura de Colombia, el extremo del Liverpool con el que derrocha sintonía. “A James, desde el momento en que llegué a la selección, le he hecho saber que siempre ha sido mi ídolo”, declaró Lucho, cinco años menor, conmovido hasta las lágrimas, al final de la semifinal contra la Celeste, una auténtica batalla en la que Colombia supo resistir con un hombre menos todo el segundo tiempo, después de la expulsión del lateral Daniel Muñoz. “Esta es la Copa de él, sin duda, lo estamos viendo en el mejor nivel”, elogió al diez.

Es un juicio casi unánime: ha sido hasta ahora el mejor jugador del torneo. Antes de cobrar el tiro de esquina para el cabezazo de Jefferson Lerma que definió el duelo con los uruguayos, James ya había repartido dos pases para gol en el debut contra Paraguay (2-1), otro en la goleada sobre Costa Rica (3-0) y dos más en la otra goleada de cuartos de final sobre Panamá (5-0), un partido en el que también marcó de penal. Solo dejó de asistir en el empate con Brasil (1-1), el último partido de la fase de grupos, en el que, sin embargo, también fue figura. Esas seis asistencias son el récord para una sola edición de Copa América desde 2011, cuando se comenzó a llevar oficialmente el registro, y superan las cinco de Messi en 2021. La mitad de los 12 goles de Colombia surgieron de sus pases, y otro más fue suyo. Es el alma de un equipo en estado de gracia.

Con el credo de ir partido a partido, e incluso balón a balón, la imbatible Colombia de Néstor Lorenzo atraviesa un momento dulce, invicta en 25 partidos desde que el entrenador argentino tomó el mando, hace ya dos años. El aventajado pupilo de José Pekerman —al que acompañó como asistente en Brasil 2014 y Rusia 2018—, enderezó el rumbo de una selección melancólica que venía de quedarse afuera de Qatar 2022. Ahora es un equipo ofensivo y solidario, ferozmente competitivo, que se distingue por presionar arriba con intensidad. Con James recuperado para la causa, llegan a la final del domingo en Miami con un enorme empuje anímico para buscar un título que solo levantaron en una ocasión, en casa, en la edición de 2001. En frente tienen al campeón vigente —del mundo y de América—, que la ha ganado en 15 ocasiones. Un Everest.

James, todo ímpetu y alegría cuando juega de amarillo, se siente arropado en una selección en la que reivindicó su figura cada vez que tuvo la oportunidad. “Aquí juego hasta cojo”, dijo justamente en Estados Unidos, con el hombro maltrecho, al final de un partido de la Copa América Centenario de 2016, la precursora de esta edición. Le acababa de anotar el tanto del triunfo a Paraguay (2-1), después de una temporada relegado al banco en el Real Madrid. El otrora precoz prodigio colombiano acumula goles y asistencias en una trayectoria que después lo ha llevado al Bayern alemán, el Everton inglés, el Al-Rayyan qatarí, el Olympiacos griego y ahora a Brasil, con un rendimiento irregular. En sus clubes, ha tocado el cielo y ha mordido el polvo. Más allá de ese trasegar, los 105 partidos que ya suma James con su selección le han dado una madurez que ahora despliega con desparpajo sobre el césped. El diez y capitán de Colombia ha vuelto a exhibir la sonrisa electrizante que se convirtió en la postal de aquel Mundial de Brasil, y quizás también, con algo de fortuna, en la de esta Copa América de Estados Unidos.

Pelea en la grada y césped en mal estado, polémicas de la Copa

El torneo de fútbol más antiguo del mundo no ha sido ajeno a las controversias a su paso por Estados Unidos, en lo que ha sido ampliamente interpretado como una suerte de ensayo general de la Copa del Mundo de 2026 —que albergará junto a México y Canadá—. En la polémica más reciente, varios jugadores uruguayos, entre ellos Darwin Núñez (Liverpool), José María Giménez (Atlético de Madrid) y Ronald Araújo (Barcelona), saltaron a la grada para enfrentarse a puños con aficionados colombianos al final del partido de semifinales entre Uruguay y Colombia, disputado el miércoles en el Estadio Bank of America, en Charlotte, Carolina del Norte. Según Giménez, que se quejó de la falta de intervención de las autoridades, lo hicieron para defender a sus familias, “que corrían peligro”. La Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) condenó “los actos de violencia en el fútbol”, sin llegar a referirse directamente a la trifulca.

El estado del césped en algunos estadios también ha provocado malestar. “Hace siete meses que sabemos que vamos a jugar acá y cambiaron el césped hace dos días. El césped de hoy no está apto para este tipo de jugadores”, se lamentaba Lionel Scaloni, el técnico de Argentina, luego del debut contra Canadá en el estadio Mercedes-Benz, en Atlanta. “La cancha fue un desastre”, lo secundó el arquero albiceleste, Emiliano Martínez. Lionel Messi, el colombiano James Rodríguez y el brasileño Vinicius Jr también ventilaron en algún momento del torneo sus reparos sobre el pasto de los escenarios que acogieron la Copa América.

Un tercer blanco de críticas a la organización ha sido el peculiar cuadro que diseñó la Conmebol. Por cuenta del sorteo, el campeonato tenía dos rutas paralelas que le permitieron a la selección de Argentina, la campeona defensora, evitar los dos grupos con los equipos a priori más peligrosos. Mientras la albiceleste se enfrentó a Canadá —en dos ocasiones—, Chile, Perú y Ecuador en su camino a la final, por el otro lado del cuadro marchaban selecciones potentes como Brasil, Uruguay y Colombia.

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