De Paul, la sonrisa de Leo Messi
El volante, cerca de fichar por el Atlético, es el socio del 10 dentro y fuera del campo
“Vamos a invitar a Leo a tomar unos mates”. Era marzo de 2019 y la selección argentina jugaba dos amistosos (Venezuela y Marruecos) en el Wanda Metropolitano. Lionel Scaloni era, en ese momento, técnico interino y Lionel Messi regresaba a una convocatoria tras el fiasco de Rusia 2018. La Albiceleste estaba en plena renovación y, en la concentración en el Eurostars Madrid Tower, el rosarino era el nuevo de la plantilla. Entonces, Rodrigo de Paul (Buen...
“Vamos a invitar a Leo a tomar unos mates”. Era marzo de 2019 y la selección argentina jugaba dos amistosos (Venezuela y Marruecos) en el Wanda Metropolitano. Lionel Scaloni era, en ese momento, técnico interino y Lionel Messi regresaba a una convocatoria tras el fiasco de Rusia 2018. La Albiceleste estaba en plena renovación y, en la concentración en el Eurostars Madrid Tower, el rosarino era el nuevo de la plantilla. Entonces, Rodrigo de Paul (Buenos Aires, 27 años) le sugirió a su compañero de habitación, Leandro Paredes (Buenos Aires, 27), que había que integrar al 10. Cogieron unas barajas españolas, el mate y enfilaron rumbo al cuarto de Messi. “Leo, jugamos un truco y tomamos unos mates”, preguntó el volante del Udinese. Messi aceptó. Y, ahora, cada vez que cruza el charco, la Pulga ya no se separa de De Paul.
Cuando terminó el Mundial de Rusia se desintegró la mesa chica, el nombre con el que se conocía al grupo liderado por Messi por cómo se ubicaban en las comidas de la Albiceleste. Mascherano y Biglia anunciaron que no continuarían en la selección, mientras que Higuaín y Banega no volvieron a ser convocados. Antes, en 2017, cuando Jorge Sampaoli tomó el mando del equipo, Ezequiel Lavezzi había dejado la banda que completaban Di María y Sergio Agüero. No fue un detalle menor la perdida de Lavezzi. Era el alma del grupo, el tipo que descomprimía con un chiste cuando la tensión, repetida para una selección cuestionada por su falta de resultados, se apoderaba de la concentración. “De Paul es un poco como el Pocho (Lavezzi), es el tipo que con su carisma y desparpajo hace reír a Leo”, cuentan desde la selección argentina. Y ya se sabe lo necesaria que es la sonrisa del 10.
Messi se siente cómodo cuando lo tratan de tú a tú. Y De Paul, sin saberlo, es lo que hizo. De hecho, en 2020, el jugador de Udinese llamó por teléfono al 10 para preguntarle cómo iba a viajar a un partido con la selección. El rosarino le confirmó lo que ya sabía: en su avión privado. Y el exjugador de Racing y del Valencia se autoinvitó al vuelo. Ocurrió, entonces, que en Argentina se empezó a hablar de De Paul como el nuevo bufón del 10, algo que irritó al capitán, pero sobre todo al volante. “Es un jugador importantísimo por lo que nos da en el medio de la cancha, con y sin la pelota. Intentamos buscarnos y estar siempre cerca: por mi posición, por mi manera de jugar, por el sector de la cancha donde me muevo. Nos fuimos conociendo y la verdad es que me siento muy bien jugando con él”, analizó Messi.
Criado en la cantera de Racing, De Paul fichó por el Valencia en 2014: cinco millones de euros. Después de 44 partidos y dos goles, el volante pidió regresar a Avellaneda para jugar la Copa Libertadores con el equipo de su vida. Nunca más volvió a Mestalla. En 2016, se marchó al Udinese. Se convirtió en el referente. Capitán del equipo, De Paul ha marcado 34 goles y ha dado 36 asistencias en 184 partidos. En el medio, pasó a ser un indiscutido para Scaloni: participó en 28 de los 33 encuentros del técnico al frente de la Albiceleste. “No le regalamos nada a nadie, acá están los mejores, los que creemos que en su club hacen las cosas bien. Rodrigo es un jugador importante”, dijo el técnico. Simeone, renovado este jueves hasta 2024, que siempre anda atento a lo que pasa en la selección argentina, quiere pescar para el Atlético al volante del Udinese. Su futuro está cerca de Madrid, pero primero quiere levantar la Copa América. Nada haría sonreír más a Messi.