El Tour de Francia le regala a Tadej Pogacar dos etapas en Alpe d’Huez
La carrera francesa presentará del 4 al 26 de julio de 2026 el recorrido más montañoso de los últimos años, “propicio para las hazañas del esloveno”
Nunca habrá bajado más al sur el Tour en sus 124 años de existencia que el próximo 5 de julio de 2026, domingo, cuando su segunda etapa salga de Tarragona para regresar a la montaña de Montjuïc, en Barcelona, donde ya había acabado el sábado la inauguración de la carrera, un recorrido turístico de 19 kilómetros contrarreloj por equipos desde el Parc del Fòrum, pasando por el Port Olímpic, la Sagrada Familia y el Passeig de Gràcia. Será, después de San Sebastián 92 y Bilbao 2023, el tercer comienzo en España, el primero en Cataluña, de la grande boucle, un prólogo luminoso y feliz, brisa del Mediterráneo aliviando el calor, para la que será, probablemente, la quita victoria de Tadej Pogacar, el dios de la bicicleta en el siglo XXI.
Cuando habla después de una victoria, Pogacar, que lo gana todo, es un campeón humilde que repite siempre una frase: “el recorrido me beneficiaba”. Cuando en París de otoño se presenta el Tour de 2026, Christian Prudhomme hace suyas las palabras del esloveno y, rendido de admiración, repite, “Tadej Pogacar, un campeón capaz de adaptarse a todo tipo de montañas, como la variedad que le presentamos para el próximo julio, un recorrido propicio para sus hazañas”. ¡Cómo si tuviera elección! La vida es más que simétrica puro perogrullo. El ciclismo y el Tour giran en torno al ganador de cuatro de las seis últimas ediciones (y fue segundo en las otras dos), y más vale darle gusto y regalarle, por ejemplo, dos etapas seguidas con final en Alpe d’Huez, y el aficionado se relame ya, que intentar buscarle las vueltas para descubrir, oh, qué sorpresa, que cualquier trazado le era propicio. Solo el aburrimiento le puede derrotar, la pereza de día tras día repetir una rutina.
El Tour está atrapado por la magia de Pogacar, que, tan intensa es su carrera, tan elevada, a los 27 años ya ha alcanzado la edad de convertir cada etapa en un recorrido histórico, casi nostálgico, por su pasado. La referencia de las subidas ya no son los viejos dioses, Merckx, Anquetil Hinault, Indurain. Solo él existe ya. Ha ganado 15 etapas con final en alto en los seis Tours que ha corrido, pero aún le faltan nombres importantes en su lista, lugares a los que regresará en 2026, como Alpe d’Huez (solo se subió en uno de sus Tours, el de 2022, cuando al final de las 21 horquillas ganó Tom Pidcock), el Orcières Merlette de la muerte de Merckx a manos de Ocaña 71 (ganó Roglic en 2020) o Lioran, en el Cantal del Macizo Central, donde el golpe de orgullo de Jonas Vingegaard le derrotó en 2023.
Otros puertos y llegadas duras los descubrirá, y podrá ponerles una cruz ya desde la primera vez que se asciendan en el Tour. En la única etapa pirenaica, la sexta, después de los viejos Aspin y Tourmalet, veteranos de 1910, se llegará a los 1.380m del Circo de Gavarnie tras una larguísima ascensión al 3,7%. Antes de los Alpes, los Vosgos, con el durísimo col de Haag (11 kilómetros al 7,3% en la etapa 14ª, antes de llegar al Markstein). Desde el Jura, al día siguiente, y tras superar la mole del Salève, la montaña que asombra Ginebra, por el camino vertical del col de La Croisette (4,7 kilómetros al 11,2%), el Tour llega a Saboya, a los Alpes, que se abordan con el abominable Plateau de Solaison (15ª etapa, 11,3 kilómetros al 9,1% por carreterita estrecha, quizás la subida más dura de todo el Tour), que debuta en la grande boucle después de haber sido estrenada en el Tour del Porvenir de 2014 y haber figurado en dos Dauphinés, y la última la ganó Vingegaard en 2022 dándose la mano con su entonces amigo Primoz Roglic. Termina el macizo protagonista del 26 con el col de Sarenne, subida también inédita por su ladera Este, que, después de 13 kilómetros al 7,3% llegará a los 1.999m de altitud. Su descenso dejará a los corredores a tres kilómetros y medio de la cima de Alpe d’Huez el sábado 25 de julio, la penúltima etapa y la más dura de todo el Tour, con la Croix de Fer y el padre Galibier por el Télégraphe como subidas de calentamiento. 24 horas después, el pelotón, tras un traslado aéreo hacia el norte, saldrá de las cercanías de París para terminar el Tour en los Campos Elíseos después de haber subido la cuesta adoquinada de rue Lepic en Montmarte, como en 2025.
Solo 26 kilómetros contrarreloj individual (16ª etapa) con una cuesta entre medias entre Thonon y Évian, donde las fuentes y los balnearios, en la orilla sur del lago Léman, y Lausana en la ribera norte, ensuciarán uno de los Tours más cortos y montañosos de los últimos años. La longitud prevista es de 3.333 kilómetros, con una media de 158 por etapa, y ninguna superará las cinco horas de duración. Aunque solo cuente con cinco llegadas en alto y solo una etapa, la 20ª, con 5.600m, supere los 4.000m de desnivel positivo, los 30 cols puntuables sumarán un desnivel total de 54.450 metros, 3.000m más que el Tour pasado.