Lotte Kopecky repite arcoíris bajo la lluvia en el Mundial de ciclismo de Zúrich

La corredora belga aprovechó los errores tácticos de Demi Vollering en una carrera en la que sucumbió Mavi García y en la que Eneritz Vadillo fue la sexta sub-23

Kopecky celebra su victoria al sprint frente a la Ópera de Zúrich.ENNIO LEANZA (EFE)

Las casas de piedra, mansiones imponentes, de Zúrich se construyeron con fortunas vergonzosas y la mejor colección de pintura de su magnífico museo, cézannes, manets y renoirs, nenúfares gigantescos y retratos delicados a mansalva, la amasó, a veces con oscuras artes, Emil Bührle, un fabricante de armas del barrio de Oerlikon que se convirtió en el hombre más rico de Suiza vendiéndole cañones y tanques a Hitler y a Mussolini en la Segunda Guerra Mundial. Junto al lago, turbio, oscuro, la belleza oculta el horror y las nubes negras esconden el arcoíris, y el diluvio, por el que las mujeres pelean duramente en una carrera de pura supervivencia y errores. La ciclista más fuerte, la neerlandesa Demi Vollering, terminó quinta en una llegada a seis en la que se impuso su íntima enemiga, y compañera de equipo, la belga Lotte Kopecky, la más inteligente tácticamente, y la más rápida, pura potencia en sus piernas. Segunda fue la norteamericana Chloe Dygert y tercera, la italiana inoxidable y coriácea Elisa Longo Borghini.

Es el segundo Mundial consecutivo de la belga, de 28 años, gran especialista en las clásicas más duras, con victorias en Roubaix, Flandes y Strade Bianche. Más dura que ninguna clásica conocida fue, quizás, el Mundial zuriqués, un circuito ya insidioso de por sí, continua sucesión de repechos unidos por descensos y falsos llanos que la lluvia, el peligro de la carretera empapada, el miedo, el frío que no abrigaba la ropa mojaba, impedían convertir en zonas de recuperación y reposo. Así lo analizaba Usoa Ostolaza, la española mejor clasificada (48ª, a 11m), aún temblando, y también emocionada, y orgullosa por haber sobrevivido en una carrera en la que Mavi García, de 40 años, la líder de la selección española, que ya había advertido de su alergia a la lluvia y al frío, abandonó, y en la que la vizcaína Eneritz Vadillo (49ª), de 19, fue sexta entre las sub-23 (la ganadora en la categoría, que corrió mezclada con la absoluta, fue la neerlandesa Puck Pieterse, 13ª en la clasificación absoluta).

Tras más de cuatro horas de carrera (154,1 kilómetros), solo terminaron 81 de las 194 que tomaron la salida, pero la partida se limitó rápidamente a la pelea entre las dos selecciones más potentes, Bélgica y Países Bajos, entre Vollering, que nunca ha sido campeona del mundo pero contó con el trabajo esforzado de la tricampeona Marianne Vos, y Kopecky. En un final de pura pasión y espectáculo, y cada repecho era una razón para dejarse llevar, y quizás guiada por la ansiedad y la excesiva confianza en sus piernas, Vollering atacó locamente, acabando con la resistencia de sus compañeras de selección pero dejando intacta a Kopecky.

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