A pesar de las caídas y lesiones, Visma sigue vivo en la Vuelta
El equipo holandés, lastrado en los momentos clave de la temporada, se mantiene segundo en el ranking UCI
Un bidón, un maldito bidón, se coló en su camino y ya nada pudo hacer Dylan Van Baarle, ciclista del Visma que tuvo que abandonar la Vuelta en la segunda etapa. Bici por un lado, manillar por el otro y ciclista a la cuneta, topetazo de aúpa. “Tiene bastante dolor y todavía no puede volar de vuelta a casa. Ayer le hicieron una exploración en el hospital, pero el diagnóstico no estaba claro. No sabemos qué es lo que tiene y cómo va a ser el proceso para que vuelva a subirse a la bici”, explica Addy Engels, director deportiv...
Un bidón, un maldito bidón, se coló en su camino y ya nada pudo hacer Dylan Van Baarle, ciclista del Visma que tuvo que abandonar la Vuelta en la segunda etapa. Bici por un lado, manillar por el otro y ciclista a la cuneta, topetazo de aúpa. “Tiene bastante dolor y todavía no puede volar de vuelta a casa. Ayer le hicieron una exploración en el hospital, pero el diagnóstico no estaba claro. No sabemos qué es lo que tiene y cómo va a ser el proceso para que vuelva a subirse a la bici”, explica Addy Engels, director deportivo del Visma desde Lousã (Portugal), justo antes de que arranque la tercera etapa. “Está muy triste porque se cayó en la Dauphiné y no pudo estar para el Tour, y ahora, tras un periodo largo de preparación, en la primera etapa en ruta se cae”, apostilla Engels, que tilda su baja de capital, pues es uno de esos ciclistas que controla el pelotón y las fugas, que podía lanzar a Van Aert. “Pero aún tenemos corredores fuertes y debemos confiar en nuestro trabajo”, aclara. Dicho y hecho, triunfo de Van Aert. Pero la lucha del Visma con las lesiones y las caídas en esta temporada viene marcada por el infortunio.
Después de completar un curso redondo el año pasado, con la triple corona en las grandes y con el podio al completo en la Vuelta, Visma perdió a Roglic por el camino —fichó por el Bora, deseoso de ser un pilar y no un aderezo—, ya con Vingegaard con jefe de filas y con Kuss y Van Aert como primeras espadas. Pero (casi) todo ha ido torcido para uno de los equipos con mayor presupuesto [por detrás del UAE de Pogacar, también del Ineos] del pelotón. “Es el peor año en cuanto a lesiones y caídas. Absolutamente”, se lamenta Engels; “cuando eso te pasa muchas veces, no sé si puede hablar de mala suerte. Ya lo valoraremos al final del año, pero creo que sí, que es mala suerte”. Aunque lo cierto es que Visma no tiene muchos abandonos durante la temporada (39), pues tiene por delante a 15 equipos del World Tour, muy lejos de Cofidis (80) y DSM (76), líderes en la estadística.
Sucedió, por ejemplo, que Van Aert se la pegó en A Través de Flandes, lo que le privó de ir al Giro después de meses de preparación e ilusión. Kuss, que también se dio un topetazo, enfermo de covid y se quedó sin Tour. Y Vingegaard besó el asfalto en la Itzulia, lo que le hizo llegar al Tour un tanto renqueante, segundo al fin y al cabo porque es un animal competitivo, único capaz de hacerle sombra a Pogacar, campeón de las dos grandes vueltas del ejercicio. “Está claro que no hemos ganado tanto como el año pasado, pero hemos tenido buenos resultados, pues hemos vencido la París-Niza, la Tirreno-Adriático, y celebrado etapas en el Tour y en el Giro, además de ganar recientemente el Tour de Polonia”, recuerda Engels, consciente de que son segundos en el ranking UCI con 14.737 puntos, aunque separados por mucho con el UAE (27.490).
A las bofetadas, buena cara. O, al menos, buena actitud. “Se nos han caído muchos corredores y eso, en ocasiones, no depende de uno mismo. Pero debemos continuar y mantener el espíritu alto, concentrados en lo que tenemos que hacer y creyendo en nosotros mismos. Y eso se verá en la Vuelta”. Van Aert, de momento, responde con el maillot rojo.
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